Ecosistemas en peligro

Esta es el alga invasora que amenaza gravemente los ecosistemas costeros del sur de España

La especie tiene una tremenda capacidad de recuperación y potencial invasivo, según los científicos

Acumulación de alga invasora en Tarifa.

Acumulación de alga invasora en Tarifa. / María Altamirano / Universidad de Málaga

Ramón Díaz

Ramón Díaz

"El alga marina invasora Rugulopteryx okamurae ha llegado recientemente a Europa desde el Pacífico occidental. Su expansión explosiva en las áreas costeras del Golfo de Cádiz, el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán está deteriorando los ecosistemas costeros nativos y causando grandes pérdidas en los servicios ecosistémicos".

Es el primer párrafo de un estudio realizado por investigadores de los centros oceanográficos de Málaga y Cádiz del Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC) en colaboración con la Universidad de Málaga que acaba de publicarse en la revista ‘Phycologia’.

"Descubrimos por primera vez grandes cantidades de talos desprendidos de Rugulopteryx okamurae en los fondos de aguas profundas del Golfo de Cádiz, que están siendo arrastrados desde las costas del Estrecho de Gibraltar hacia el Atlántico Noreste por la corriente de salida del Mediterráneo", revelan los científicos.

Los experimentos de laboratorio revelaron que las macroalgas sueltas recolectadas de lugares de aguas profundas estaban vivas y saludables y mantuvieron intacta la capacidad fotosintética después de largos períodos de oscuridad, lo que sugiere "una tremenda capacidad de recuperación y potencial invasivo".

Trabajos de retirada del alga invasora en Tarifa.

Trabajos de retirada del alga invasora en Tarifa. / EFE

Dado el rápido transporte de talos sanos por la corriente de salida del Mediterráneo y la acumulación masiva de ellos en la cuenca del Golfo de Cádiz, esta alga asiática podría representar "una gran amenaza para los ecosistemas del Atlántico Nororiental, afectando no solo a los hábitats costeros sino también a los de aguas profundas", alertan los investigadores.

De hecho, se hallaron talos de algas hasta a 1.141 metros de profundidad. En la actualidad es habitual encontrarse en las costas andaluzas con grandes acumulaciones de esta alga invasora, que pueden llegar a formar gigantescos mantos marrones a lo largo de la línea de playa.

Impacto negativo en los hábitats

Los restos hallados en la costa proceden de los fondos marinos donde habita esta alga. Cuando estos talos se desprenden son arrastrados por mareas y corrientes hacia zonas de acumulación, donde generan un impacto negativo en los hábitats y ecosistemas locales.

"Los restos no solo tienen su destino en playas y fondos someros, sino que también son arrastrados hacia zonas profundas, formando inmensos arribazones y afectando a hábitats profundos", ha señalado en un comunicado el Instituto Español de Oceanografía.

El estudio alerta sobre la "gran amenaza" que esto supone para los ecosistemas marinos profundos del Golfo de Cádiz. Ante esta situación, los autores hacen un llamamiento a la monitorización y control de las especies invasoras en esos ecosistemas marinos y resaltan la necesidad de adoptar "medidas efectivas para mitigar sus impactos negativos" en la zona.

"El artículo pone de relieve la importancia de proteger los ecosistemas marinos tanto someros como profundos del golfo de Cádiz y mantener su salud y biodiversidad", indica Ángel Mateo, primer autor del estudio.

La playa del Chinarral en Algeciras (Cádiz) totalmente plagada del alga invasora Rugulopterix okamurae.

La playa del Chinarral en Algeciras (Cádiz) totalmente plagada del alga invasora Rugulopterix okamurae. / EFE :/ A.Carrasco Ragel

"Los talos suspendidos transportados por la corriente de salida del Mediterráneo a través de los canales de contorno del Golfo de Cádiz pueden enredarse con obstáculos como rocas y basura marina, pero también con invertebrados bentónicos móviles y sésiles", advierten los autores.

Varios hábitats de aguas profundas y especies asociadas mostraron grandes cantidades de talos de Rugulopteryx okamurae enredados en las imágenes submarinas tomadas para este estudio.

Algunas de las especies afectadas son "muy sensibles a los impactos físicos" (fricción, abrasión…); por ejemplo, los delicados y rígidos octocorales de fondo blando Isidella elongata y Radicipes gracilis, seguidos de otras especies que con mayor resistencia a esos impactos, como las gorgonias flexibles de fondo duro Swiftia dubiaAcanthogorgia hirsuta y las esponjas Paracheilinus carpenteri o Phakelia spp.

Moléculas tóxicas

Además, algunas de estas especies están incluidas en listas de conservación debido al declive que han experimentado en las últimas décadas por el creciente impacto humano en las profundidades marinas, especialmente por la pesca de arrastre de fondo.

De hecho, el coral bambú Isidella elongata fue incluido en 1995 en el Anexo II de la Lista de especies amenazadas o en peligro de extinción del Convenio de Barcelona, y está catalogado como En Peligro Crítico con una población decreciente por la Lista Roja de la UICN.

La gran cantidad de Rugulopteryx okamurae que se detectó enganchada a colonias de Isidella elongata puede dañarlas debido al lento crecimiento y fragilidad de esta especie, especialmente en sus partes apicales donde generalmente se forman los pólipos. Las implicaciones de este hallazgo aún no se han descubierto,

Además del daño físico, la descomposición de los talos puede liberar moléculas tóxicas para los invertebrados a los que se adhieren o que podrían alimentarse de ellos.

Hay varios metabolitos bioactivos de la clase terpenoide en Rugulopteryx okamurae con efectos tóxicos contra la depredación, que van desde la actividad disuasoria, la inhibición del asentamiento de las larvas hasta incluso letales.

El estudio aporta evidencias de Rugulopteryx okamurae adherido a erizos de mar, anémonas de mar, esponjas y gorgonias de los fondos marinos profundos y, teniendo en cuenta la toxicidad de sus metabolitos secundarios, se podrían producir presuntos efectos negativos sobre estos animales.

"Por lo tanto, la investigación futura debe centrarse en los impactos de Rugulopteryx okamurae no solo en los ecosistemas neríticos sino también en los batiales", concluyen los autores.

Informe de referencia: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/00318884.2023.2177057