Cómo lograr que los chicos tengan un día “especial” a pesar del encierro

En un festejo en el que faltarán espectáculos y visitas de abuelos, el desafío es disfrutar de una jornada diferente. Expertos advierten que pretender "tapar" con regalos los sentimientos o angustias de estos tiempos "tiene un costo altísimo a largo plazo"

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"Hay muchas maneras de agasajar a un niño, no necesariamente tiene que ser a través de comprar regalos" (Shutterstock)
"Hay muchas maneras de agasajar a un niño, no necesariamente tiene que ser a través de comprar regalos" (Shutterstock)

Sin dudas el Día del Niño es una de las fechas más esperadas por los chicos. Es una de esas oportunidades en las que, regalo más o regalo menos, los padres se esfuerzan por hacer de la jornada un “día especial”.

Una salida al teatro. Un espectáculo en una plaza. Una pijamada en casa de los abuelos. Un almuerzo en familia. Una merienda de primos. El festejo suele ser “excusa” para la reunión y la celebración compartida. Pero este año, la pandemia por el coronavirus puso en pausa la vida de todos y cambió la manera en que solíamos festejar. Y el Día del Niño no es la excepción.

“Para los niños este día siempre es especial, aún en pandemia. Y como padres haremos lo posible por festejarlo como ellos lo merecen”. Para la licenciada en Psicología Lorena Ruda (MN 44247) “la clave de que este día sea diferente a otros, además de los regalos, es que se sientan agasajados y los protagonistas”.

Para esto, según la especialista en maternidad y crianza, “armar un hermoso y rico desayuno, un almuerzo o merienda especial y una salida (de las recreativas permitidas) en familia” puede ser una opción. “Y quizá coordinar algún encuentro con un amigo o amiga en un espacio al aire libre”, agregó en diálogo con Infobae.

Los chicos se pueden sentir agasajados permitiéndoles elegir el menú del día o habilitando un desayuno en la cama -aportó Ruda-. Dejarlos que elijan dentro de las posibilidades el plan del domingo. Y también, porque no, que sea un día donde se sientan libres de hacer lo que tengan ganas sin cosas estipuladas”.

Un desayuno en la cama o un paseo en familia son otras formas de hacerlos sentir agasajados (Shutterstock)
Un desayuno en la cama o un paseo en familia son otras formas de hacerlos sentir agasajados (Shutterstock)

Para la médica psiquiatra Andrea Abadi (MN 76165) “hay muchas maneras de agasajar a un niño, no necesariamente tiene que ser a través de comprar regalos. Puede ser a través de una decoración con banderines, globos en la pieza, una torta, postre o comida preferida”.

Sobre cómo “suplir” la ausencia de abuelos, tíos y primos en un día en que en general las familias se reúnen, la directora del departamento infanto-juvenil de Ineco y directora del Área de Neurodesarrollo y CEA Centro Cites-Ineco consideró que “los seres queridos pueden estar presente haciéndoles llegar aquellas galletitas favoritas que hace la abuela, o a través de una comida o de alguna manualidad que pueda hacer algún familiar que al chico le guste”. “Hoy en día existen múltiples ideas para poner en una caja que a los chicos les puede gustar y que puede hacerse con nuestras propias manos y acercarlo a la casa. No es necesario llenarlos de juguetes; los niños a veces se divierten con lo más sencillo”, enfatizó.

Y agregó: “Quienes solían festejar el día del niño con toda la familia reunida, en esta oportunidad va a suceder a través de un llamado o un zoom donde todos se junten para festejar, donde se envíe una merienda a todos los nietos por parte de los abuelos, o que alguien mande decoración o puedan tener algún juego en común de toda la familia, hacer equipos y hacer campeonatos; y de esta manera se pueda pasar un lindo día sin la necesidad de llenarlos de juguetes”.

Más regalos no es sinónimo de “más felices”

"Es importante no perder de vista el hecho de que hacer más regalos o darles todo lo que pidan no es la solución a su angustia por estar 'encerrados'" (Shutterstock)
"Es importante no perder de vista el hecho de que hacer más regalos o darles todo lo que pidan no es la solución a su angustia por estar 'encerrados'" (Shutterstock)

Ruda observó que "durante la pandemia el consumo aumentó y muchos niños al estar más tiempo frente a la tele y en contacto con más propagandas están un poco más pedigüeños que lo habitual".

Es importante no perder de vista el hecho de que hacer más regalos o darles todo lo que pidan no es la solución a su angustia por estar ‘encerrados’ -consideró-. Para ser homenajeados no se necesita llenarse de regalos. Es un día simbólico, se festeja el día de la niñez y con saberse protagonistas de ese día para ellos ya es un montón”.

Para ella, son los adultos los que a veces ponen el peso simbólico en la fecha. Y en ese sentido instó a recordar que no son “ni culpables ni responsables de que este año sea diferente para ellos”. “No necesitamos ‘compensar’ con regalos caros o dar todo lo que piden porque nos da pena -apuntó-. Es un día para festejar y es lindo recibir un regalo, pero no perder de vista que los regalos que se hacen para ‘tapar’ sentimientos tienen un costo altísimo a largo plazo”.

"Démosle atención, contención, escucha, importancia a sus conflictos y a sus preguntas y, además, regalos que a veces serán los que esperan y otras las que pudimos comprar" (Shutterstock)
"Démosle atención, contención, escucha, importancia a sus conflictos y a sus preguntas y, además, regalos que a veces serán los que esperan y otras las que pudimos comprar" (Shutterstock)

“¿Por qué como padres nos cuesta tanto frustrar a nuestros hijos?”, se preguntó Ruda. “Quizá no nos damos cuenta que somos los adultos quienes generamos en ellos la necesidad de consumo, de tener todo ya y siempre lo que quiero. El ‘lado B’ de estas celebraciones es encontrarnos con nuestra verdad. Me refiero a las veces que intentamos con regalos evitar enojos, premiar conductas, tapar nuestras faltas o ausencias, compensar. Y probablemente no nos damos cuenta que el costo a futuro es mayor que la ausencia del esperado regalo”.

Para ella, nos encontramos en momentos donde a los chicos “nada los satisface del todo; siempre quieren más y redoblan sus pedidos”. “Y los padres, quizá por culpa, frustramos poco y después vamos por ahí advirtiendo que el chico no tiene tolerancia a la frustración -analizó-. Pues claro que no, porque nosotros (sin querer) evitamos sus frustraciones por no saber qué hacer con las emociones que nos genera a nosotros su angustia”.

“Démosle atención, contención, escucha, importancia a sus conflictos y a sus preguntas y, además, regalos que a veces serán los que esperan y otras las que pudimos comprar o los que consideramos apropiados”, concluyó.

Este año, pues, el objetivo es poder festejar, y salir de la nostalgia de lo que “debería haber sido”. Cada familia encontrará la manera de que los niños se sepan protagonistas y agasajarlos.

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