Fútbol | Tercera RFEF

Un Cartaya en cuadro recibe al Puente Genil

  • Entre unas cosas y otras tiene medio equipo titular fuera de combate para el partido de este sábado (18:15). Aún así, no se aflige. El rival llega embalado con las miras puestas en la liguilla de ascenso

El Cartaya espera el apoyo de su afición para vencer esta jornada.

El Cartaya espera el apoyo de su afición para vencer esta jornada. / Josué Correa

El Cartaya afronta un nuevo examen para la permanencia recibiendo al Puente Genil (sábado, 18:15, Luis Rodríguez Salvador) dentro de la 24ª jornada en el grupo 10 de la Tercera RFEF. Cada temporada hay un punto de inflexión que se concentra, generalmente en un partido que resulta clave para calibrar el recorrido. El Cartaya ha experimentado, todo el mundo lo percibe, un cambio brutal desde que Amate se sienta en el banquillo. Puede perder, ganar o empatar, pero a estas alturas nadie duda que se exprime el organismo, que no se deja nada dentro y que a pesar de las cuestas, no se rinde nunca. El aval es suficiente para creer.

Se mantiene desde tiempos inmemoriales, desde que el fútbol es fútbol, que a los equipos hay que verlos en el centro de la plaza, solos ante su propia adversidad. Y ha llegado el momento. Amate tendrá las bajas de Manuel y Asuero por sanción, la de José Díaz por lesión y las dudas (muy serias) de Cerpa, Lolo y Franci Ruiz. Casi nada. Más de medio equipo titular está tocado o hundido por las heridas de guerra. No hay contenido que alcanzar en el que no se pague un peaje.

Aún así, el conjunto local no se queja, al menos de fachada para afuera. Y hace bien. Porque nadie le va a dar el remedio para mitigar las ausencias y las que pueden serlo. Esto es cuestión de valientes, de argumentos, de demostraciones en la adversidad. La vida es a veces así de dura y afligirse solo conduce a más afligimiento.

Queda por lo tanto la cuestión meridianamente clara. Es salir a vivir y si se muere que sea de pie y con las botas calzadas. A este punto de la Liga todos tienen cicatrices y para cada cual las suyas serán las más importantes. No es cuestión de echar un pulso ficticio, sino de oficio y temperamento, de personalidad.

Llega el Puente Genil y según sus datos la mejoría experimentada respecto a cuando el Cartaya jugó allí es elocuente. Aquel día, en otro mal partido de aquel Cartaya, los cordobeses ganaron por uno a cero y despidieron al entrenador. Desde entonces sólo han hecho crecer, hasta el punto de que cuentan para meterse por la grandeza. Son séptimos con 34 puntos y vienen de ganar al Pozoblanco en el derbi de cercanía, luego su carga moral está por las nubes. Tienen el quinto puesto a un punto.

El Cartaya cierra el Tourmalet de cuatro partidos de máxima exigencia ante un equipo que le exigirá tanto o más que Xerez, Gerena y Sevilla. Con todas las circunstancias que rodean a la cita. Pero así es la liga, cargada de curvas, cuestas y espinas, como por ejemplo la que se encontró el otro día en Sevilla vestida de árbitro. Son 23 puntos en su haber y precisa al menos doce más para zanjar la meta propuesta. Hasta hace poco, enfrentarse a equipos así era un suplicio para el Cartaya y poco menos que los daba por finiquitados antes de empezar. Ahora la historia es distinta.

Por lo que respecta al once, es más incógnita que nunca. Purgado el asunto, se podría asemejar al formado por Nauzet, Lagos, Franci Ruiz, Paco Benítez o Cerpa, Novoa, Ponce, Miguel Fernández, Cascajo, Pepe Cárdenas, Tavira y Wocjik.

El club ha hecho un llamamiento a la asistencia y al aliento. Este equipo se lo merece y ahora más que nunca precisa calor. Llega uno de los importantes de la Liga y el Cartaya comparecerá mermado. Mermado pero dispuesto. Y eso ya es un aval suficientemente importante para creer.

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