Dos alcaldes eternos en la política efímera

Ni Málaga ni Vigo se entienden sin Francisco de la Torre, 80 años, y Abel Caballero, 76, dos regidores 'eternos' de partidos rivales pero con mucho en común.

Abel Caballero (Vigo) y Francisco de la Torre (Málaga)
Abel Caballero (Vigo) y Francisco de la Torre (Málaga)
R. C.

"No voto a tu partido, te voto a ti". Es lo que les dicen sus paisanos (así tuteándolos) a Francisco de la Torre (PP) y Abel Caballero (PSOE). Y es verdad. Ambos alcaldes ganaron el 28-M en Málaga y Vigo de un modo tan arrollador que a los dos les votaron electores de otros partidos. Es lo que tienen las urnas en las municipales y esa máxima de que se vota a la persona y no a las siglas.

Paco y Abel (como les conocen sus vecinos) han forjado su propia marca convirtiéndose en los dos mayores 'influencers' de sus ciudades, dos fenómenos del populismo elegante que trabajan "25 horas al día" y han transformado Málaga y Vigo hasta el punto de que ninguna de las dos urbes se entendería sin ellos. El uno ha hecho de la capital de la Costa del Sol un referente cultural y la Silicon Valley de Europa por su apuesta tecnológica. El otro ha dado la vuelta a un Vigo gris e industrial que ahora "ilumina el mundo" con su deslumbrante Navidad, el "fenómeno turístico emergente más importante de Europa", como se ha dicho.

Malagueños y vigueses militan en el 'delatorrismo' y el 'caballerismo' con mucho más entusiasmo que en el PP y en el PSOE. Lo prueba ese 50% de votos cosechados por De la Torre y ¡el 61% de Caballero!, sendas mayorías absolutísimas, que no absolutistas porque si en algo coinciden estos dos viejos rockeros de la política local (156 años los contemplan) es en poner a sus vecinos por delante de la ideología, en su cercanía con la gente y en patear mucha calle con las orejas bien abiertas. La moderación de sus planteamientos y que no se les caigan los anillos a la hora de reconocer los méritos del contrario también juegan a su favor. Veamos por qué.

Con el 2027 en la cabeza

Francisco de la Torre es el regidor español que más tiempo lleva al frente de una gran ciudad: 23 años sosteniendo el bastón de mando de los 580.000 malagueños. El alcalde ha firmado siete mandatos consecutivos, cuatro de ellos con mayoría absoluta. Casado y padre de cuatro hijos, a sus 80 años es también el más veterano de los dirigentes 'capitalinos', un asunto, este de la edad, que sale a relucir cada vez que se aproximan unas elecciones. A él no le preocupa demasiado. De hecho, ya tiene en la cabeza 2027, y no solo por los próximos comicios locales sino porque es la fecha de la Exposición Internacional a la que aspira Málaga. La elegida se decide la semana que viene en París. Y si es la capital de la Costa del Sol, nadie duda de que Paco, a sus 84 primaveras, cortará la cinta. 

De la Torre, 82.000 euros de sueldo anual, doctor ingeniero agrónomo y licenciado en Sociología -un ejemplo de versatilidad académica que ha trasladado a la política- es un referente del municipalismo español por el giro que ha imprimido a Málaga. Más allá del sol y la playa, ha encaminado su ciudad hacia la cultura con el Museo Picasso, el Carmen Thyssen, el Pompidou, el Centro de Arte Contemporáneo o el Museo Ruso, todos inaugurados bajo su mandato); y hacia la industria digital con un megaparque tecnológico, el Málaga TechPark, que genera más del 20% del empleo (y de calidad) de la ciudad. 

Antonio Montilla, periodista del diario 'SUR', el medio de referencia en Málaga, y buen conocedor de la política local, apunta que De la Torre es la "cercanía personificada", una de las claves de su popularidad. "Está muy pendiente de los pequeños detalles. Cuando va por la calle y se le acerca una señora con un problema, él saca una libretita que siempre lleva encima y apunta el nombre y el número de teléfono para atenderla".

El proyecto de ciudad es la otra gran pata sobre la que De la Torre ha cimentado su enorme tirón electoral. "Ha transformado Málaga", subraya Montilla, que recuerda que antes de ser alcalde fue concejal de Urbanismo con su antecesora, Celia Villalobos, y se encargó de armar los planes estratégicos para construir la Málaga del futuro (o sea, la actual) sobre las bases del turismo, la cultura y las nuevas tecnologías. 

"El malagueño de a pie ha sido testigo directo de esa transformación en los últimos 23 años, y lo que antes era cierto desapego hacia su propia ciudad, ahora es una clara identificación con ella. Los vecinos valoran Málaga y el artífice de ese logro, el capitán de ese proceso de transformación y quien lo visibiliza es Paco de la Torre. Si estuviera en otro partido político también le apoyarían", ilustra el periodista. 

La Navidad mundial de Vigo

En la otra punta de la Costa del Sol, en la brumosa Galicia asoma la cabeza un político que cada Navidad se sitúa en el foco mediático. Desde 2019, el espectacular encendido de las luces de Vigo garantiza a Abel Caballero, su alcalde desde 2007, su minuto de gloria en todas las televisiones del país... y del extranjero. Esa simpática forma de vender su iluminación navideña -"La Estación Espacial lleva un día parada mirando nuestras luces de Navidad"- gusta a la mayoría de los vigueses más allá de algunas críticas al "derroche" energético, que ven cómo la 'brillante' idea del regidor (71.000 euros de salario al año) resulta un imán para el turismo. 

Lanzado al estrellato por su escaparate urbano de once millones de bombillas que ha puesto a Vigo en el mapa navideño, el carismático Abel ha dedicado, sin embargo, sus mayores esfuerzos a 'humanizar' la ciudad más poblada de Galicia (casi 300.000 habitantes). Y lo está consiguiendo. De la urbe de aroma gris, más bien tristona, poco vertebrada y muy industrializada de hace veinte años, el municipio pontevedrés ha sido recientemente coronado por la OCU como la ciudad con mejor calidad de vida de España; y una de las tres más limpias. 

Detrás del avance en seguridad, limpieza, educación, medio ambiente y ocio, anda este catedrático universitario de 76 años -es doctor en Economía por las universidades de Cambridge y de Santiago de Compostela-, ex ministro de Felipe González y piloto de la marina mercante, cuya vida gira sobre "dos cuestiones centrales": su mujer, Cristina, con la que este año celebrará las bodas de oro, y Vigo. "Mi partido se llama Vigo"», le gusta decir a Caballero. Y con este lema casero ha arrasado en las elecciones con el 61% de los votos, una de las mayorías absolutas más aplastantes del 28-M, lo que tiene doble mérito por el derrumbe socialista. 

El resultado tiene impresionado a su colega malagueño: "Es un respaldo espléndido que revela su capacidad de identificarse a fondo con la ciudad y que también pone de manifiesto que los vigueses se identifican con su labor", dice De la Torre. Y aprovecha para lanzar una cariñosa puyita a su par: «"En el tema de Navidad vino antes a Málaga a conocer lo que hacíamos por aquí, así que estoy encantado de que le haya servido de inspiración". 

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