"Estos días en Teruel todo es medieval; hasta guisamos caldereta de corzo para ser más auténticos"

Que tiemblen los pueblos medievales de Europa. Con su permiso, Teruel se ha llevado este sábado la palma a la hora de regresar a los siglos inmediatamente anteriores al Renacimiento. Difícil encontrar habitantes sin pellote y capa en una ciudad con aroma a leña ardiendo procedente de las 150 hogueras en las que se calientan y cocinan los miembros de otras tantas jaimas, cada una de ellas representativa de un gremio de aquella época.

"Aquí todo es medieval, desde la vajilla al mobiliario; hasta guisamos caldereta de corzo, para ser más auténticos", confesaba Juan Nácher, miembro de los ‘hospitalarios’, encargados en el siglo XIII de recoger heridos de las guerras. En el feudo de los ‘Almutazaf’ –funcionarios que velaban por que no hubiera fraude en los mercados– la escenografía hablaba por sí sola, con una enorme y rudimentaria báscula que permitía pesar incluso a personas y convertida por ello en el entretenimiento de los más pequeños. Pendones interactivos –con código QR– a las puertas de cada jaima informan a los curiosos de la historia de cada colectivo.

Antonio García/Bykofoto

De telón de fondo, la leyenda de Isabel y Diego, difundida durante todo el día a través de representaciones teatrales en las plazas de Teruel. La ‘Confesión de Isabel’, el ‘Conciliábulo’ o ‘Los huérfanos de la Madre Frontonia’ han sido algunas de las escenas que han servido al público para abrir boca hasta la llegada a la ciudad, ya por la noche, de Diego de Marcilla, uno de los actos estrella de la recreación.

A cada paso, decenas de turistas se dejaban llevar por el ritmo de las melodías celtas interpretadas por músicos vestidos con pieles y la cara embadurnada que han animado las calles durante toda la jornada. El arrebato medieval ha invadido también los jardines de la Escalinata del Óvalo, donde el grupo de los Almogávares junto con un centenar de recreacionistas llegados de Francia han mostrado cómo se entrenaban los hombres para la guerra.

Antonio García/Bykofoto

El atuendo medieval sigue de moda en Teruel

Veintisiete años después de que nacieran Las Bodas, como se conoce a esta celebración, vecinos y visitantes siguen comprando ropa de aire medieval. "Muchos llegan por primera vez y se enamoran de la fiesta, otros quieren renovar el vestuario", explica Gabriela Segura, dueña de una céntrica tienda en Teruel, 'Olokai' con su escaparate lleno de este tipo de prendas. 

Segura cuenta que, a la hora de elegir su atuendo medieval, los compradores se inclinan por los colores marrón y granate, más habituales en el siglo XIII. Frente a quienes deciden adquirir la indumentaria medieval en el último momento, se encuentran los previsores, que desde que comenzó el año han estado visitando este establecimiento turolense.

De los percheros de 'Olokai' cuelgan sayas, briales, pellotes, capas, capuchas, hábitos de fraile, cinturones y otros muchos accesorios. Gabriela Segura explica que el traje medieval más sencillo cuesta de 50 euros, mientras que los más completos pueden alcanzar los 250 euros. 

La diseñadora de este vestuario, Guadalupe Caíño, que desde su factoría en Galicia abastece a las distintas fiestas medievales que tienen lugar por el país, afirma que las Bodas de Isabel de Segura son "una celebración muy destacada". De hecho, ha acudido a Teruel para apoyar personalmente al comercio que distribuye sus creaciones.