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Aibar/Oibar

Una villa medieval con duendes

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Le llaman el pueblo de los duendes, si bien el origen de este apodo se perdió. Aibar, de trazado medieval y calles adoquinadas, espera al visitante en la Navarra media oriental y desde lo alto, pues su condición de frontera con el Reyno de Aragón determinó su construcción.

Sin embargo, quedan escasos restos de lo que fue su muralla. Formaron parte de ésta, seguramente, la Casa de Iziz y el Portal de la Hueca, los edificios más antiguos de Aibar.

Controla el cerro la iglesia románica de San Pedro, que guarda el Cristo del Amparo, una escultura gótica de dos metros de altura. Tampoco conviene perderse la porticada Plaza de la Virgen, en cuyas arcadas se conserva una argolla a la que se encadenaba a los blasfemos, ni la llamada Nevera de Vizcaya, un pozo de seis metros de diámetro del s. XVIII a cinco kilómetros del pueblo. Lleno de nieve, antiguamente mantenía los alimentos frescos.

En noviembre, Aibar celebra su feria medieval.

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