Esta historia se publicó originalmente en Greenpeace Corea

Te traemos 6 datos poco conocidos sobre estos insectos únicos 🐝 para poner a prueba cuánto sabés sobre el maravilloso mundo de estos trabajadores incansables de la naturaleza😉

1. Avispas, ancestras de las abejas

Abeja sentada sobre una flor
© Axel Kirchhof / Greenpeace

En sus orígenes, las abejas fueron insectos carnívoros que se alimentaban de otros de su tipo, al igual que hoy lo hacen las avispas. Su comportamiento cambió con la aparición de las flores en el Período Cretácico -alrededor de 100 millones de años atrás. 

Fue entonces cuando esas abejas primitivas comenzaron a usar las flores como alimento. Esto derivó en lo que hoy conocemos como polinización, proceso que llevó a su vez a que las flores se multipliquen exponencialmente. Tanto las flores necesitaban la polinización de estos insectos que adaptaron sus colores y formas para atraerlos. 

Así, esas avispas “herbívoras” (o abejas primitivas) se constituyeron en las ancestras de las abejas que hoy conocemos. 

2. Para verte mejor: cinco ojos

Así es: las abejas tienen 5 ojos. Un par es compuesto y está ubicado a cada lado de su rostro, mientras que los otros tres ojos simples se posicionan entre medio de estos dos. 

La función de los ojos compuestos es detectar la forma y los colores de los objetos, en tanto los ojos simples perciben cómo cambian los colores de la luz ambiente. El cerebro de las abejas es capaz de percibir con precisión esos cambios de tonalidades al integrar la información visual de los dos tipos de ojos.

3. La danza, su forma de comunicación 

Otro dato curioso es que a pesar de que se habla de abejas reinas y obreras, la sociedad en la que viven no es monárquica sino democrática. La tarea de la abeja reina consiste en poner huevos pero las decisiones acerca de la colmena no dependen de ella, sino que se toman conversando entre todos. ¿Y cómo conversan las abejas? ¡Danzando! 

Un enjambre tradicional del apicultor Dušan Dedinský.
© Richard Lutzbauer / Greenpeace

Estos polinizadores pueden realizar distintos tipos de baile como, por ejemplo, rondas circulares, en forma de hoz y contoneos. Al mirar cómo bailan, las abejas entienden dónde otras compañeras encontraron néctar y dónde es apto construir nuevas colmenas.

4. Asignación de tareas según antigüedad 

Las abejas obreras tienen distintas tareas dependiendo de la edad que tienen. Esta diferenciación se hace para darles el tiempo suficiente para ir desarrollando su memoria y poder, por ejemplo, recordar cómo volver a casa.

Abejorro en una flor de Phacelia, una planta amigable para las abejas.
© Axel Kirchhof / Greenpeace

Las recién nacidas cuidan a los individuos más pequeños, las que tienen una semana de vida ya son responsables de construir colmenas y distribuir la comida. A medida que crecen, empiezan a vigilar y proteger a su hogar. A las tres semanas, están listas para salir a buscar polen.

5. 40.000 vuelos para hacer 1 kilo de miel 

Cada abeja recolecta en todo el día de trabajo entre 30 a 50 miligramos de néctar. Cada individuo pesa apenas 0.1 gramos, de manera que una abeja lleva casi el doble de su peso en polen 😲

En un día, una abeja sale a buscar alimento entre 7 y 13 veces. A veces no descansan y viajan durante las 24 horas. Esto significa que 10.000 obreras tienen que hacer 4 viajes para producir 1 kilo de miel. 

6. Guardianas de los ecosistemas 

El número de la población de abejas, los seres que son guardianes de los ecosistemas, se está desplomando. A principios de 2022, se perdieron 7.8 miles de millones de abejas (lo que es lo mismo que 16% de la población de abejas de Corea). 

Activistas de Greenpeace España llevaron 20 kilos de abejas envenenadas al Ministerio de Agricultura.
© Pablo Blazquez / Greenpeace

Las causas ambientales para esta baja casi criminal son muchas, entre ellas la crisis climática, parásitos, la merma de plantas donde libar y el uso de los pesticidas.

Necesitamos de las abejas para sostener la biodiversidad que sustenta la vida. Por eso desde cada sector de la sociedad debemos involucrarnos y hacer sus mayores esfuerzos para solucionar este problema complejo.

Los gobiernos controlando los factores que las amenazan y cuidando los hábitats naturales donde pueden prosperar. Desde la ciudadanía, conociendo qué plantas sumar a ventanas, balcones y patios para darles alimento y exigiendo que los parques públicos también sumen vegetación nativa.

El futuro de estas grandes polinizadoras se juega hoy.