PROTOCOLO

El manual (anti-manual) del activista digital 

Analistas sociales y políticos señalan que “la próxima gran guerra será en internet”. Te damos las reglas que debes seguir para sumarte a las conversaciones digitales.
Ilustración de activismo digital y protestas
El activismo digital se ha convertido en una tendencia para tratar de generar un cambio social.Getty Images

El activismo digital se suma al panorama que algunos expertos indican como el nuevo terreno de batalla. “La próxima gran guerra será en internet”, han augurado analistas. Las revoluciones y las protestas de la vida real se han extendido al escenario digital. Así, desde la comodidad de su casa y frente a su computadora o smartphone, los nuevos activistas sociales hijos del internet, dejan plantada su semilla.

¿Qué es el activismo digital? En su libro “Construyendo Ciudadanía Desde el Activismo Digital”, Maite Azuela y Mónica Tapia de Maite Azuela y Mónica Tapia definen esta práctica como “un mecanismo poderoso que mediante el uso de herramientas tecnológicas como las redes sociales, ha ayudado a dar voz a causas que en los medios de comunicación tradicionales no son tan visibles”.

Si perteneces (o pretendes) a ese tipo de agentes transformadores, que no se pierda tu voz en el desierto de la web, compartimos algunos consejos de los expertos para dominar el arte del activismo digital.

El activismo digital ha sido definido como “un mecanismo poderoso que mediante el uso de herramientas tecnológicas como las redes sociales”.Getty Images

1. Define tu objetivo

Según la ONG Ayuda en Acción.org, hay muchos casos de éxito en redes sociales y activismo digital, capaz de empoderar una causa con la estrategia adecuada. El primer paso es definir qué es lo que quieres cambiar. Esto te convierte en precursor y líder de un movimiento que puede crecer y transformar las cosas. Con un objetivo ya claro, usa las redes sociales para que las personas que tienen el poder de hacer los cambios (por ejemplo, diputados, senadores, empresarios) se enteren; taguealos y hazte de una agenda con sus direcciones digitales para que les lleguen tus mensajes o etiquetas.

2. Define las plataformas utilizarás: sé un camaleón

Las reglas del juego cambian constantemente debido a que ciertas plataformas se vuelven obsoletas o llegan otras a sustituirlas. Los mensajes por SMS, hoy ya casi obsoletos, fueron una de las herramientas básicas de activismo digital en revoluciones como la protesta del 13 de marzo de 2004 en España o de abril de 2015 en México —contra el desafuero de AMLO—. El activista digital debe ser camaleónico, adaptarse a las nuevas tecnologías y utilizar las que están en boga o que se mantienen. Por ejemplo, la plataforma Charge.org, que lleva 35 mil historias exitosas de peticiones.

Explora también aplicaciones como Appgree (para sondeos y votaciones en masa de tópicos variados), el correo electrónico estratégico (y una base de datos concisa), las redes sociales como FB, Instagram y Twitter para buscar hacer virales los objetivos, los podcast y videopodcast, etc.

Las peticiones en línea son una de las formas más recurrentes de activismo digital. Getty Images

3. Comprométete y busca aliados

El activismo digital es tan demandante como el tradicional y requiere el mismo nivel de compromiso y auto-exigencia para intentar cumplir con el objetivo. Según el libro “Construyendo Ciudadanía Desde el Activismo Digital”, las organizaciones que se forman alrededor de un activismo pueden ser colectivos, alianzas o colisiones de personas, lo que implica que esta actividad es necesaria e invariablemente involucrar a más de una persona. Si ubicas a Greta Thungberg sabrás de lo qué hablamos.

4. Define el alcance y dónde comenzar

En esta instancia, hay que definir si tus metas serán globales, nacionales o locales (las herramientas digitales permiten ver en tiempo real los avances en cualquier parte del mundo) y en este paso es cuando se decide integrarse a una organización o iniciar una, es decir, a qué causa te sumarás o si tú tomarás la iniciativa en determinado asunto. Comienza a trabajar en tu objetivo con tus personas cercanas (amigos, familia, compañeros, etc.) y de ahí, comienza a expandir tu red de aliados.

El activismo digital ha llevado las protestas y demandas al terreno digital. Getty Images

El anti-manual. Lo que no debe hacer el activista digital, en 5 puntos.


1. Tener una ideología definida en redes sociales y medios digitales, y otra diferente en la práctica. El activismo digital es una herramienta, pero no debe limitarse al ciberespacio. En otras palabra: practica lo que predicas y sé congruente (no se vale que seas activista en pos del bienestar de los perros, y trates mal a tuyo, por ejemplo)

2. Abusar de cierta red social y no salir del mismo círculo. La idea, es llegar a más gente y no a las mismas personas de siempre. Comienza con tus cercanos, pero expande tus horizontes

3. Frustrarse si una iniciativa no prospera. En el activismo digital, a veces los resultados no son tan visibles, pero sí hacen un cambio. Si pides dinero o donaciones, ten en cuenta que suele ser complicado al principio.

4. Convertirse en un hacker o un criminal cibernético. Se vale brincarse algunas cosas para investigar, pero no para fines delictivos.

5. Perder la perspectiva. En el activismo digital, según el libro Become an Activist (adjudicado a WikiHow), se debe ser realista en cuanto a las metas y no calcular mal los alcances objetivos. Te darás topes contra la pared (una de puro concreto), cuando te des cuenta que tu iniciativa era utópica.