Al hablar de los pasos básicos de cualquier rutina de cuidado facial, la exfoliación es uno que no podemos pasar por alto, pero ¿cómo exfoliar la cara? Si bien, la limpieza, la humectación y la protección solar son indispensables del día a día, el exfoliante también forma parte de estos esenciales, con la única diferencia que se incluye una vez a la semana.
¿Cuál es el objetivo de la exfoliación?
La razón por la que se debe exfoliar el rostro radica en retirar la capa de células muertas que se asientan y obstruyen a la piel. Si no se realiza este proceso, es imposible que las fórmulas cargadas de ingredientes activos (hidratantes y sueros) logren penetrar a la piel de forma eficaz. Las dos presentaciones de exfoliantes para rostro son los físicos y los químicos (los cuales explicaremos más adelante). Lo importante a considerar, en cualquier presentación, es que no es un producto recomendado para aplicarse a diario -específicamente los físicos-. Seguramente terminarán irritando la piel debido a la fricción con el rostro o los ingredientes activos, ácidos AHA y BHA frutales, incluidos dentro de sus fórmulas.
Exfoliantes físicos y químicos
Al hablar de exfoliación del rostro existen dos presentaciones: los físicos y los químicos. Empecemos explicando los exfoliantes físicos, los cuales son los más populares y, seguramente, has utilizado. Su textura es granulada (a base de alguna semilla o polvo), este tipo de exfoliación es efectiva, pero al aplicar demasiada presión suele irritar la piel debido al frote con la textura granulada.
Por otra parte, los exfoliantes químicos son fórmulas líquidas compuestas por los ácidos anteriormente mencionados -los AHA y BHA-, estos tienen como objetivo disolver las células muertas y cualquier tipo de impureza. A consideración de los expertos, el exfoliante químico es más efectivo, ya que remueve mayor cantidad de capas de células muertas, además de ser más noble con la piel. Por esta razón si eres hombre de piel sensible, la opción es un exfoliante químico.
Sin importar cuál sea el caso, lo importante a considerar en cualquier presentación es que los exfoliantes no son un producto de uso diario. Los físicos como máximo una vez a la semana (o cada dos), mientras que los químicos de una a dos veces por semana, dependiendo de qué tan sensible sea la piel.
¿Cómo exfoliar la cara sin lastimarla?
Ahora sí, ha llegado el momento de explicar cómo debe realizarse la exfoliación del rostro. Explicaremos ambos tipos de exfoliantes: físicos y químicos. Adelantamos que el orden de aplicación es el mismo, siendo el exfoliante el primer paso de la rutina de cuidado para la piel, después se continúa con el limpiador, el tónico, el suero, el hidratante y el protector solar.
La clave del éxito radica en no aplicar demasiada fuerza. El exfoliante físico es recomendable aplicarlo en la mañana, al momento del baño. Agarrar una pequeña cantidad (lo tomado con dos yemas de los dedos), después humedecer un poco el exfoliante y, de forma delicada con movimientos circulares, aplicar por todo el rostro, poniendo mayor atención en aquellas zonas de piel más gruesa y porosa, como la nariz y la frente.
A diferencia del exfoliante físico, el químico sugerimos aplicarlo en la rutina nocturna, ya que el ácido AHA (alfa-hidroxiácidos) puede llegar a causar sensibilidad a la luz. En un algodón se deberá aplicar un pump del exfoliante y pasarlo por todo el rostro, igual evitando aplicar demasiada fuerza. Después se continúa con el limpiador para retirar cualquier residuo del exfoliante.
En conclusión, la exfoliación del rostro es una de las partes clave de la rutina de cuidado facial, para así tener mayor efectividad de los demás productos aplicados.
