En este libro, Yolanda Padilla nos relata la historia de los ciudadanos norteamericanos que vivieron en Aguascalientes durante el período revolucionario, y particularmente la visión que los diversos cónsules que los representaban generaron sobre la región y la revolución. La mirada de estos cónsules estaba condicionada por sus objetivos, que eran defender los intereses de los ciudadanos norteamericanos en la región y proteger sus vidas, para lo cual tuvieron que interactuar con los gobiernos locales y estar muy atentos al desarrollo de los acontecimientos revolucionarios. Esta mirada juzgó a los mexicanos y generó una visión sobre ellos. A su vez, la autora relata algunos aspectos de la relación entre los trabajadores aguascalentenses y sus patrones norteamericanos, a través de las imágenes que sobre ellos dejaban ver los periodistas locales, generando también una visión mexicana sobre los norteamericanos que por aquí pasaron. Ambas visiones coexistieron y estsablecieron una relación que estaba yuxtapuesta, pero nunca mezclada, tal y como las vidas e instituciones de ambos grupos. El relato está salpicado de nuevos datos sobre la historia regional, a partir sobre todo de los reportes consulares encontrados en archivos del Departamento de Estado norteamericano y en archivos locales.
La afamada comunidad norteamericana de Aguascalientes, aquella de los talleres del ferrocarril y también de la fundición, aparece aquí como observadora privilegiada de la revolución mexicana, observadora y afectada, afectada y afectadora, se nos ofrece a conocerla.