Desde hace años la remolacha azucarera ha formado parte del pasaje alavés y a bañado nuestros campos con su verde intenso todos los veranos. 

Este año en cambio, ese verdor intenso ha desaparecido por completo en ciertas zonas de nuestra geografía por una granizada sin igual. Y en las zonas donde la granizada no ha afectado tanto, las remolachas, aunque mantienen su follaje, el color verde intenso ha sido sustituido por un verdor más pálido e incluso amarillo debido a una enfermedad llamada amarillez vírico de la remolacha.

Esta virosis es transmitida por dos vectores, el pulgón verde y el pulgón negro. Los síntomas más reseñables que muestran las plantas afectadas son hojas amarillas que se engrosan y se vuelven más quebradizas. Estos síntomas se presentan en rodales que se van extendiendo gradualmente por toda la parcela.

Los daños que terminan ocasionando esta enfermedad son una pérdida de producción del cultivo y una reducción del porcentaje de azúcar en la remolacha.

Esta campaña con la prohibición del uso de neonicotinoides pildorados en la semilla de remolacha azucarera, ha acarreado para las explotaciones alavesas un cambio en el manejo del cultivo relevantes. Se han tenido que implementar nuevas estrategias de control de enfermedades y plagas en este cultivo, que va a suponer un incremento de los costes de producción y una menor rentabilidad del cultivo para las personas productoras.