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Fumar, el hábito legal que acorta la vida y promueve una industria millonaria

Imagen de archivo. Cigarrillos decomisados por contrabando ilegal en Aartselaar, Bélgica, el 4 de agosto de 2021.
Imagen de archivo. Cigarrillos decomisados por contrabando ilegal en Aartselaar, Bélgica, el 4 de agosto de 2021. © John Thys / AFP

Cada 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, un día destinado a recordar que fumar es uno de los actos más nocivos para la salud. Aunque la cifra de fumadores en todo el mundo ha disminuido con los años, la prevalencia de consumo de cigarrillo todavía es alta y provoca más de 8 millones de muertes anuales.

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"Es el único producto legal que mata a la mitad de los usuarios que lo usan, tal y como lo indica el fabricante". Así describe la Organización Mundial de la Salud (OMS) al tabaco, un producto consumido por 1.300 millones de personas en todo el mundo y que se calcula que, con el tiempo, provoca o contribuye a la muerte de la mitad de estos individuos.

Las cifras son escalofriantes: cada año, el tabaco causa 8,2 millones de fallecimientos, de los cuales 1,2 son indirectos, por exposición a "humo de segunda mano". Según la OMS, casi la mitad corresponden a decesos por enfermedades respiratorias crónicas, un 24% por cáncer y un 15% por enfermedades cardiovasculares. 

La esperanza de vida de una persona fumadora es aproximadamente diez años más corta que la de una persona que no comparte este hábito y el tabaco sigue siendo el principal factor de riesgo evitable para el desarrollo de tumores y muertes por cáncer.

Sin embargo, a pesar de que los efectos nocivos del cigarrillo cada vez están más extendidos, todavía es difícil combatir esta costumbre, especialmente por la oposición de la poderosa industria tabacalera, que cada año invierte 8.000 millones de dólares en publicidad.

Muertes anuales por tabaco según la OMS.
Muertes anuales por tabaco según la OMS. © France 24

Las prioridades de la industria tabacalera

En diciembre de 1953, los directores de las principales empresas de tabaco se reunieron en Nueva York para decidir una estrategia conjunta frente a la creciente evidencia que relacionaba el tabaco con el cáncer de pulmón. Publicaron un texto titulado "Un comunicado honesto para los fumadores", en el que aseguraban que "aceptaban el interés en la salud de las personas como una responsabilidad básica, primordial y prioritaria ante cualquier otra consideración del negocio".

Sin embargo, esa declaración fue una cortina de humo que ha durado décadas, mientras la industria se ha opuesto a todas las legislaciones que han avanzado para controlar el consumo de tabaco, desde la prohibición de fumar en espacios interiores hasta la regulación de los precios. 

Por ejemplo, un documento interno de la tabacalera Phillip Morris de 1995 dejaba claras las intenciones reales de la industria: "Nuestra aproximación general a este asunto es luchar agresivamente con todos los recursos disponibles contra cualquier intento, desde cualquier lugar, de disminuir nuestra capacidad de manufacturar nuestros productos de manera eficiente y venderlos de manera efectiva". 

La OMS calcula que aumentar un 10% el precio del tabaco a través de los impuestos podría reducir su consumo entre un 4 y un 5%.
La OMS calcula que aumentar un 10% el precio del tabaco a través de los impuestos podría reducir su consumo entre un 4 y un 5%. © France 24

Las consecuencias de priorizar el negocio, además de cobrarse la vida de millones de personas, también han agravado algunas brechas: el 80% de las personas fumadoras están en países de ingresos bajos y medios, según la OMS.

En una entrevista con France 24, esta es la explicación que dio Adriana Blanco Marquizo, jefa de la secretaría del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco: "El control del tabaco empezó antes en los países desarrollados, entonces la industria ha ido moviéndose según sus necesidades buscando países con menor regulación y menores obstáculos".

El vapeo, una práctica que sigue siendo nociva

De la misma forma que las tabacaleras se han desplazado de los países de ingresos altos a aquellos con menos recursos, nuevos productos han surgido a lo largo de las décadas con la publicidad de ser más saludables. "La industria presentaba los filtros de los cigarrillos como una gran ventaja", recuerda la doctora Blanco. 

Ahora, esta experta de la OMS culpa de tener esa misma tendencia a otra forma de fumar: el vapeo. "La ciencia independiente no es conclusiva para afirmar que el vapeo es menos dañino. Pero sabemos perfectamente que no está exento de riesgo", afirma. 

Por ejemplo, si el producto que se vapea es nicotina, se sigue estando expuesto a las consecuencias que tiene sobre el desarrollo cognitivo en edades tempranas o sobre la salud cardiovascular. 

¿Menos o más fumadores después de la pandemia?

A pesar de la oposición de la industria (y de la adicción de la nicotina), las cifras globales se han reducido. Si en 2005, el 29% de la población era fumadora, ahora la cifra se acerca al 12,5%, una mejora significativa. El número global de fumadores ha subido, pero eso se debe al crecimiento de la población mundial. 

El descenso ha sido continuado desde 1990, una década clave en cuanto a las legislaciones para regular el uso del tabaco. Según un estudio publicado en la revista The Lancet en mayo de 2021, el 83% de todos los fumadores empezaron con este hábito entre los 14 y los 25 años. 

La pandemia de Covid-19, sin embargo, ha vuelto a hacer sonar las alarmas: en países como Estados Unidos, el consumo ha vuelto a subir después de la cuarentena y  lo ha hecho entre una población que es mucho más consciente de los riesgos que entraña el tabaco para su salud que la generación de sus padres. 

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