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Buena Vida

Experiencias propias o ajenas: ¿Qué es mejor?

Existen muchas discrepancias en el tema. Para muchos, no es necesario tener experiencias propias porque para eso están las de los padres. Mientras que otros consideran apropiado tenerlas porque es la única forma de explorar hasta llegar al éxito.

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Referencial. Las experiencias, propias o ajenas, sirven para el crecimiento y aprendizaje de las personas.Internet

La experiencia es el conocimiento que se adquiere a través de las vivencias. Así lo concibe el psicólogo y profesor universitario Ismael Asanza, quien señala que la experiencia es vista como una cualidad que heredan los individuos más longevos, por haber experimentado a lo largo de su vida distintas situaciones.

Según el catedrático, la gente que destaca suele aprender de la experiencia ajena. “Los emprendedores logran sus metas porque son capaces de aprender de las experiencias de otras personas. Ellos saben que es muy complicado levantar un negocio de la noche a la mañana. Por eso se arriesgan pensando en lo bueno y lo malo que vivió algún competidor y buscan mejorarlo”, cuenta Asanza.

El psicólogo acierta que aprender de las experiencias ajenas va mucho más allá de una simple frase. “Como dicen por ahí: pasa en las novelas, en las películas o en las historias de nuestros amigos. Y es que algunos están consientes de esa realidad pero no todos comprenden que por algo les están diciendo aquellas cosas que a otros les ha sucedido”, narra.

Sin embargo, para la psicóloga Alicia Gilces, la propia experiencia es el mejor camino para aprender porque de otra forma no habría enseñanza. “Las experiencias ajenas sirven mucho, pero es el individuo quien tiene que tropezar para poder levantarse. Sino no hay aprendizaje”, explica.

“Es como cuando uno hace un examen de matemáticas y se cae. El estudiante sabe que para la próxima no va a cometer el mismo error porque tuvo una mala experiencia”, ironiza.

También aclara que solo a través de las vivencias, aceptando los errores y los fallos, se puede llegar a propias conclusiones para seguir adelante.

“Aprender es avanzar y crecer, sin que nada ni nadie nos pare, sorteando las dificultades y los obstáculos, reflexionando acerca de los fallos y superándolos. Vivir es experimentar y esto forma parte de nuestra esencia humana y de nuestro instinto de curiosidad”, relata.

No obstante, el experto explica que las experiencias si evitan un mal en las personas que están en período de formación porque están a tiempo de alejarse del peligro y de cometer errores. “Un padre siempre le va a decir a su hijo: no hagas esto porque si lo haces te quemas”, dice. Es que para el educador es importante que los adolescentes tengan sus propias experiencias, pero insiste en que una advertencia puede evitar una gran desilusión.

“Los chicos de ahora son muy ’testarudos’. Quieren hacer su voluntad sin saber a los peligros a los que se enfrentan buscando sus propios tropiezos”, reprocha Asanza.

Por otro lado, para la doctora en psicología clínica, el aprendizaje significativo es aquel que se adquiere en base a los conocimientos adquiridos. Por esto —dice— que para aprender hay que “explorar, descubrir, fallar y acertar”. Es decir, en muchas ocasiones, hay que aprender por ensayo y error, hasta encontrar el camino del éxito.

“Al vivir la propia experiencia, la interiorizamos de forma significativa y profunda. Así, aunque esto nos lleve más tiempo y esfuerzo, lo conservaremos toda la vida”, resalta.

Por ello —expresa el profesional— no es sencillo comprender las experiencias vividas por otras personas, pero sí se puede tratar de hacerlas nuestras y considerar que no se debe cometer el mismo error. Por eso, Asanza dice que aunque no es fácil, tampoco es complicado.

Los profesionales discrepan en cuanto a si es mejor tener experiencias propias o seguir escuchando experiencias ajenas. Pero aciertan en que nadie nace sabiendo y la única manera de averiguarlo es viviendo y escuchando a las personas de nuestro alrededor.