Contecon. Las fragatas de Argentina, Chile y Perú atracaron en el muelle del puerto de Guayaquil.

Las fragatas que llegaron con el viento

Los ocho buques arribaron a Guayaquil luego de un recorrido por varios países. Sus puertas estarán abiertas hasta el domingo.

Todo resulta como una escena de otros tiempos. De manera simultánea ocho enormes veleros acoderan estos días en cuatro puertos de la ciudad. Es como si la época en la que solo el viento empujaba a estas grandes embarcaciones estuviese de regreso.

Pero no. Tanto el Unión como el Libertad y el Cuauhtémoc, entre otras tantas, son parte del convoy de modernas escuelas flotantes de las armadas de ocho países que van de paso, en viaje de visita a puertos de doce naciones del continente americano.

Una más grande que la otra. La mayoría con miles de millas náuticas acumuladas y puertos visitados, pero cada una de estas fragatas se ubica como orgulloso portaestandarte de la historia náutica del país al que pertenece.

“Ahí radica la importancia de asumir el rol que nos toca asumir cuando formamos parte de un evento como este”, comenta Juan José Roncagliolo, el segundo comandante del buque escuela a vela Unión del Perú, hoy por hoy la más joven de todas las embarcaciones que participan en ‘Velas Latinoamérica 2108’, el evento náutico que inició el 25 de marzo pasado en Río de Janeiro (Brasil) y que terminará a inicios de septiembre en Veracruz (México).

Precisamente el Unión representa un sueño hecho realidad para los marinos peruanos, pues el país vecino recién hace tres años pudo lanzar al mar una escuela flotante de este tipo, y a pesar de ser el más joven de todos es considerado el segundo velero más grande el mundo. Nada más que eso y es precisamente una de las fragatas que la mañana de ayer trajo el viento. Acoderó junto al Esmeralda (de Chile) y el Libertad (de Argentina) en el puerto de Guayaquil en el sur, a cargo de Contecon.

“Es un orgullo formar parte del grupo de jóvenes que nos instruimos en el Unión”, expresa Miguel Tintorer Rizzo, un limeño de 22 años que cumple el sueño de convertirse en el primer marino de su familia.

“Desde pequeño quise ser marinero. Estoy a punto de cumplirlo”, dice el cadete, mientras hace una pausa a sus tareas del día. Aunque parezca raro, los cadetes del Unión seguían ocupándose de sus quehaceres, mientras afuera, en la explanada de desembarque de la zona de acoderamiento del puerto de Guayaquil, las autoridades locales y los representantes diplomáticos de los tres países a los que pertenecen las embarcaciones desplegaban una ceremonia colectiva de recibimiento.

“Nadie para. Permanentemente tenemos cosas por hacer. Cuando los cadetes no se están instruyendo, porque esto es una escuela flotante, hay que limpiar”, explica Nahir Dumet Gálvez, oficial encargada del protocolo y comunicaciones del buque Unión. “Como esta embarcación tiene una arboladura (conjunto de mástiles y palos), hay mucho que cuidar. Por ejemplo, la cubierta está hecha de madera de teca, que es muy resistente, pero cada día hay que lavarla con agua dulce, porque el agua salada la afecta. No es un crucero de placer, es de mucho trabajo”.

Esta es la segunda vez que arriba a Guayaquil el Unión. En agosto del 2010 el buque, que concretó la aspiración de decenas de generaciones de marinos peruanos, pues no tenían una escuela flotante de este tipo, arribó a la urbe, la cual quedó en el registro de su historia como el primer puerto extranjero en visitar.

El Unión y las otras siete fragatas visitantes estarán abiertos entre viernes y domingo para la visita de los guayaquileños.

Ayer de manera simultánea se les ofreció un recibimiento musical, con bandas de instituciones de la ciudad como la Policía Metropolitana y la Marina.

Hubo bailes y homenajes. Los planteles que llevan los nombres de los países a los que pertenecen las fragatas se hicieron presentes. En el puerto Caraguay, 19 alumnos de la escuela República de Venezuela llegaron con banderas. “Nos invitaron y nosotros aceptamos de buena gana”, cuenta Nancy Saltos, una de las maestras del plantel, que acompañó al grupo de estudiantes.

Algo similar se vivió en el resto de puertos donde fondean las fragatas visitantes.

Gloria - Colombia

Un buque tripulado por 50 mujeres y 3 hombres

Aunque su estructura es imponente y sus recorridos alrededor del mundo guardan un sinfín de historias a mar abierto, en el Buque Escuela Gloria lo que hoy llama más la atención (incluso en la misma Colombia) es que de los 53 cadetes en formación, 50 sean mujeres.

“Esto es algo icónico que jamás antes había pasado en toda América”. Nunca en una sola fase, dijo ayer a EXPRESO Camilo Giraldo, capitán del crucero, habían embarcado a tantas chicas.

El velero, que tiene un total de 134 personas a bordo (incluidos los cadetes), siempre alojaba a no más de 14 féminas. “Esta vez ha sido un viaje completo con ellas porque, entre otras cosas, nuestra Marina está enfocada en equilibrar sus miembros”, manifestó.

Así este buque, un bergantín barca de 23 velas y tres palos, empezó a recibir ayer a sus primeros visitantes. Niños que caminaron por sus cubiertas y recorrieron un museo pequeño repleto de culturas precolombinas y productos de su tierra; y adultos que, guiados por los marineros, aprendieron todo sobre cómo navegar con las velas y su cultura marinera.

La embarcación, similar a las naves de Ecuador, Venezuela y México, a juicio de Giraldo, incluyó también un recorrido por la cámara de oficiales; la biblioteca, donde se encuentran las espadas de los oficiales, además de una pequeña gruta; el pasillo bitácora, que relata gráficamente las travesías del buque; y el rancho general, donde duermen los estudiantes en una especie de hamacas.

La nave insignia de Colombia, que este año cumple cinco décadas de vida, ha ondeado su majestuosa bandera tricolor en 190 puertos de 77 países.

Cisne Branco - Brasil

Un velero lleno de creencias y tradiciones

Mantener las costumbres del siglo XIX es uno de los principales objetivos de los tripulantes del buque Cisne Branco, proveniente de Brasil. Es por esa razón que la mayoría de sus áreas, incluyendo la cubierta, están ambientadas en veleros que navegaban en esa época.

Los candelabros que se mueven al ritmo del mar, la marcación de las horas por medio de campanas, y la herencia de algunas supersticiones son algunos de los detalles que se pueden observar durante un recorrido por este barco.

“En la antigüedad, los marinos tenían que pagar una moneda como tributo a los dioses encargados de llevar sus almas al paraíso. Es por eso que cuando se construyó este velero se puso una moneda en la base del palo mayor”, cuenta Hallan Ferreira, uno de los tripulantes.

Una de las características que diferencian a esta embarcación de las otras siete visitantes es que no es utilizada como buque escuela, sino más bien como “embajada flotante”. Los estudiantes solo suben al Cisne Branco por períodos muy cortos y para practicar maniobras específicas.

En lo alto del lobby principal se encuentra la imagen de la Virgen de la Esperanza, una réplica más pequeña de la que estaba en la nave con la que Pedro Álvares Cabral descubrió Brasil, en el año 1500. “Tiene un significado muy grande para nosotros”, explica Ferreira.

La embarcación es una de las más pequeñas y leves de la flota internacional. Además, cuenta con un área bélica muy grande, lo que les permite navegar mucho más rápido que otros veleros.

La agenda

10:00 Luego de la colocación de ofrendas florales en la Plaza del Centenario, el público podrá visitar e ingresar a los buques en los distintos puertos.

20:00 Fiesta para las tripulaciones en La Bota, en el malecón del Salado. Habrá shows artísticos y degustación de gastronomía. Abierto al público.

10:00 El sábado, en la explanada del MAAC, se desarrollará la exposición ‘Vive el centro de Guayaquil’. Stands y muestras museográficas.

19:00 Detrás del Hemiciclo de La Rotonda se llevará a cabo el festival ‘Guayaquil a toda vela’. Habrá bailes, desfiles y trajes típicos de cada uno de los países.

10:00 El domingo se realizará el pregón cívico de apertura de las fiestas julianas, a lo largo de la avenida 9 de Octubre. Participarán 400 tripulantes de los ocho veleros.