Se busca dónde acoderar

Se busca donde acoderar

El muelle más amigable de la ría que conecta con Guayaquil está en el Parque Histórico. Es gratuito para la ciudadanía y está abierto al público de miércoles a domingo. Puede usted acercarse, por el lado interno de ese centro de recreación, caminar has

El muelle más amigable de la ría que conecta con Guayaquil está en el Parque Histórico. Es gratuito para la ciudadanía y está abierto al público de miércoles a domingo. Puede usted acercarse, por el lado interno de ese centro de recreación, caminar hasta allí y mirar el afluente. Y eso es todo, porque el muelle ya no es muelle, es solo un mirador, un adorno de cientos de miles de dólares.

Se suponía que en 2015 funcionaría allí la primera ruta Turismo en el Golfo y que desde ese punto se podría llegar a la isla Santay. La inversión final en esa obra ascendió a 900.000 dólares. Hoy es humo.

Aunque por supuesto, Inmobiliar asegura que aunque por el momento no se tiene contemplado utilizar el muelle como embarcadero, “no se descarta la posibilidad”. Y es toda la explicación que ofrece.

Pero no es el único muelle inactivo. En Durán existen tres. Todos en estado lamentable, con maderas podridas, pasamanos oxidados y en total abandono. Y Guayaquil no se queda atrás. En octubre de 2016, el alcalde Jaime Nebot inauguró el primer muelle deportivo y turístico.

Se trata de un sueño para navegantes de pequeñas embarcaciones en el Puerto Santa Ana. Levantado en un área de 1.219,85 metros cuadrados, cuenta con pasamanos de protección en la zona, con rampa de ingreso, hall de distribución, plataforma y muelle flotante, servicios higiénicos, cafetería cubierta, terrazas accesibles y escalera de circulación vertical y faro. Pero está inactivo.

El vocero de esa entidad, Jorge Rodríguez, en una reciente entrevista con EXPRESO, explicó que la obra aún espera su concesión. “Se la está licitando, porque así lo obliga la ley”.

En el malecón, otro es el cantar. Allí los muelles, de los cuales solo quedan tres después de la regeneración, cuando había más de seis, tienen operadores fijos. “Se maneja un tema de concesión. Trabajan la mayoría de lunes a domingo”, excepto el del Yatch Club, que lo administra la Armada, explica María Luisa Barrios, vocera de la Fundación Malecón 2000.

De este último se retiró a cuatro operadoras en 2015, tras un lustro de trabajar allí. Una de estas es Aventuras Ecuador. Su propietario, Milton Abad, tiene abandonados sus dos botes turísticos. “Y todo por falta de muelles”. “Sé que una de las operadoras está actualmente en el de la Caraguay, y que las otras dos tienen inactivas sus embarcaciones”, asegura.

Al respecto, este Diario buscó a la Dirección Nacional de los Espacios Acuáticos, que dirigió la solicitud de entrevista a la Capitanía del Puerto. Allí, los capitanes Gabriel Ordóñez y Rafael Roche explicaron que, por un pedido especial, y después del colapso del puente basculante, se permite operar en el muelle del Yatch Club a dos lanchas de la isla Santay.

Pero, agregaron, por temas de seguridad, y porque el muelle es un muelle estatal, no puede ser utilizado para usufructo de ningún tipo. Precisaron además que si antes se hizo aquello, fue fuera de lo legal.

La molestia por no poder usar los muelles se extiende a casos particulares, como el del gestor cultural Ramón Sonnenholzner, quien posee un bote y ha intentado aparcar en el inactivo muelle del puerto Santa Ana. “Ni pagando ni no pagando se puede llegar. Es un problema, y una pena. A Guayaquil le falta un puerto para lanchas y canoas”.

El capitán Pablo Calderón, de la Capitanía del Puerto, coincide. “La solución es un muelle municipal, y en este momento no hay uno que no esté concesionado. Hay gente que se ha acercado a la Capitanía para preguntar los requisitos para ofrecer el servicio de taxis acuáticos, pero la gran limitante son los muelles. Existen, pero no los pueden usar para dejar o recibir pasajeros”, explica.

Pero Barrios, la vocera del malecón, contradice esta postura y asegura que “cualquier operador de turismo y/o embarcación privada que requiera y desee hacer uso de los muelles, puede hacerlo solicitándolo de forma formal a la Fundación Malecón 2000”.

En el caso específico de los operadores turísticos, precisa la funcionaria, pueden hacer uso de estos una vez que presenten todos los permisos correspondientes y papeles en regla, así como todos los implementos de seguridad y comunicación necesarios para la operación.

Pero eso en el malecón, ¿qué hay de los otros? El experto en urbanismo y creador del proyecto Delta, Héctor Hugo, sugiere, a corto plazo, reactivar los muelles inhabilitados. “Tienen que involucrarse no solo los municipios, sino también el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y la Armada.

“La administración de los muelles amerita implantar un modelo de gestión, con una comisión interministerial, donde se integren las entidades y protagonistas involucrados, como los promotores turísticos. Abrir los muelles para impulsar la movilización turística o privada es algo que se puede hacer ya”.

Una obra puede recuperar la historia del malecón

En su tesis para la obtención del título de magíster en Planificación Urbana y Regional de la Universidad de Buenos Aires, su segundo título de posgrado, el urbanista Luis Saltos recuerda que hasta antes de la regeneración urbana del malecón Simón Bolívar funcionaban muelles que brindaban servicios específicos de transporte fluvial: recreación (Pedregal), servicios (Bomberos), entre otros, pero se redujeron con el nuevo malecón.

El experto lamenta que no se tomara en consideración la historia y tradición fluvial y se mantengan varias actividades. Es un error, cree, la tendencia a la privatización del espacio público.

Por ahora, el malecón espera que se concrete la construcción de tres nuevos muelles, que servirán para “volver a incentivar el uso del río y recibir grandes veleros internacionales”, anunció el alcalde Jaime Nebot en julio.

Astinave, empresa de la Armada del Ecuador, será la encargada de la construcción. El primero irá desde donde hace estación el buque escuela Guayas hasta donde se instala el Morgan, a la altura del Yacht Club. La ubicación de los otros dos aún estaba por definir cuando se anunció la obra.