A veces un empate en concreto dice más que una victoria cualquiera. El fútbol tiene sus propias leyes y uno de los apartados más esenciales tiene que ver con el respeto, con el que ser tomado en serio. El Algeciras CF se lleva ganando a pulso toda la temporada estar donde está, entre los mejores, y este domingo se consagró en un partido de equipo mayor contra la Unión Deportiva Ibiza. El duelo acabó en tablas y sin goles, pero con el regusto y la satisfacción entre el algecirismo de que los rojiblancos dan la talla en las grandes citas y, por qué no, puede que tengan los argumentos suficientes para sostenerse arriba.

El Algeciras de Lolo Escobar no solo mantuvo el tipo ante el ahora colíder del grupo II de la Primera Federación. Los del Nuevo Mirador hicieron partido en todo momento, tuvieron sus opciones, supieron sufrir cuando tocaba y, por encima de todo, obligaron a todo un Ibiza a tomar precauciones, a tratar por igual a su adversario.

El empate refrenda muchísimas cosas buenas en un Algeciras que aumenta su casillero hasta los 27 puntos y que va a despedir el año en una extraordinaria situación clasificatoria, en disposición de ilusionarse para un 2024 donde todo es posible, pero bajo esta premisa de no perder la perspectiva de un club recién profesionalizado que compite en primera clase con trasatlánticos de muchísima más eslora. 

Lolo Escobar saltó con el mismo once del triunfo en Antequera. El técnico, con la columna vertebral intacta a la espera de que Mario García se recupere de su lesión, volvió a apostar por Sardinero en ese esquema de falso nueve que a menudo dobla con el capitán Iván Turrillo. Si la fórmula está dando beneficios, ¿para qué tocarla, no?

El partido empezó con la imponente presencia del Ibiza, que en dos destellos demostró su capacidad para crear peligro con una arrancada de Soko por la derecha y, poco después, un remate cruzado de Obolskii dentro del área que generó el primer "uy, uy" de las gradas. El Algeciras trató de sacudirse el respeto con un primer acercamiento que terminó en córner y el público correspondió con palmas. Acabadas las presentaciones, se puede decir que comenzaron las hostilidades.

El Algeciras se fue animando y en el minuto 13 estuvo a punto de dar el susto en una internada de Tomás por la izquierda cuyo centro casi se mete un zaguero del Ibiza en propia en un rechace que salió disparo sin control. Las fuerzas se equilibraron sobre el césped con ambos conjuntos bien plantados, con los de casa intentando llevar la iniciativa con el balón ante un rival que cerraba bien por sus espaldas, a sabiendas de donde cuece este Algeciras su fútbol. 

El choque alcanzó la media hora con un Algeciras que se veía capaz, sobre todo cuando conectaba por el interior con Borja e Iván, pero lo cierto es que el Ibiza no se alteraba lo más mínimo. Los de Romo, además de presencia, desprenden serenidad, una especie de convencimiento de que es muy difícil que metan la pata al tiempo que saben que ya la tendrán.

El último tramo hasta el descanso se convirtió en una batalla táctica exenta de errores gruesos y también de ocasiones, más allá de un arreón ibicenco con un disparo intencionado de Soko que repelió Lucho y un remate mordido en el suelo de Obolskii que tapó el de Barranquilla. El Nuevo Mirador agradeció con aplausos el esfuerzo de los suyos.

Juan Rodríguez, ante Obolskii.

Segundo tiempo

A la vuelta del intermedio, el sustito fue para el Algeciras en un balón sacado en corto por Lucho que rebotó en un atacante del Ibiza y si llega a coger puerta era gol. A renglón seguido, los rojiblancos replicaron en una buena acción trenzada por el medio que desembocó en un centro de Roldán que se paseó por el corazón del área sin que nadie lo tocase... era un dulce para quien lo hubiese enganchado.

Roldán, de los más metidos en la tensión del partido, probó suerte con un disparo de media distancia que atajó Sequeira. El reloj corría y el algecirismo se lo empezaba a creer. ¿Por qué no? Su equipo le estaba jugando de tú a tú a todo un Ibiza.

El Ibiza, siempre pausado, fue el primero en mover ficha desde el banquillo. Romo disponía en la banqueta para hacer prácticamente otro equipo top. Los celestes empezaron a tener más la pelota, a inclinar el campo y asomar con peligro como un remate de Gallar tras quiebro o, poco después, un cabezazo de Soko dentro del área que interceptó Lucho al filo del 70'.

El Algeciras alcanzó el último cuarto de hora con evidentes muestras de la necesidad de algún refresco porque el esfuerzo colectivo estaba siendo notable, especialmente para jugadores que recibieron a la mínima que trataron de correr, como Zequi cuando fue derribado por Escassi en una falta que rozó la roja.

Escobar aireó al equipo en el minuto 77 con la entrada de David Martín y Merchán en los puestos de ataque. Los últimos compases tocó multiplicar la solidaridad defensiva y sufrir con moderación las embestidas de un Ibiza que ahora sí parecía querer hincar el diente. Sin embargo, el Algeciras y el Nuevo Mirador volvieron a achuchar en la recta final con unos últimos minutos en los que pudo llegar el gol a balón parado. Las gradas, que jalearon la entrada de Javi Cueto, dieron ese plus extra para amarrar un empate que, como se ha dicho antes, dice más que alguna que otra victoria. El Ibiza, por cierto, se quedó sin marcar por primera vez esta temporada.

Los jugadores celebran con la afición.