Elsa Pataky: sus luminosas fotos de juventud antes y después de salir de clase
Repasamos en imágenes los inicios de una actriz que ya antes de alcanzar fama internacional fue icono juvenil, musa de directores, modelo de belleza, inventora de posados…
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Elsa Pataky es una contradicción. La paradoja de una industria y sus efectos colaterales. Un arquetipo de la actriz española que conquista el mercado internacional y de la celebrity que da la vuelta a la esquina de lo paródico cuando el público con el colmillo afilado o los medios con ansias de click deciden poner el foco en peculiaridades de su trayectoria o en la transformación de su imagen.
Por uno o por otro camino, Elsa Lafuente Medianu (Pataky es su cuarto apellido, y lo adoptó en honor a su abuela materna), nacida en Madrid un 18 de julio de 1976, es una de las (pocas) actrices que conoce toda España. Y desde hace más de 20 años. Se valoren más o menos sus aptitudes como intérprete o su capacidad para generar titulares, es un hecho. Esas seis letras juntas, P-a-t-a-k-y, forman parte del imaginario colectivo. Evocan lo fresco y lo sexy, una manera de posar, una evolución física, una conquista de la felicidad como espejo de la familia idílica, la que forma con Chris Hermsworth. Si hay una imagen que evoque la plenitud estilo anuncio de Signal, como en la mejor canción de Mecano, es la de esta pareja de actores y sus hijos con tablas de surf en una playa australiana. O entrando al son de Nochentera en una fiesta.
Esa ilusión, que ilustra como ninguna otra aquello de 'la mejor versión de ti mismo', no flota en la nada, sino que es fruto de mucho curro. Porque Pataky empezó desde abajo, como cualquier otra actriz de su generación. El primer hito fue esa cantera gloriosa, Al salir de clase. Escapó del instituto pronto, con un buen manager y la aceptación de que tocaba encarnar durante algunos años el cliché de 'la rubia guapa' para encadenar películas, una tras otra. Mejores, peores, lo importante era avanzar. Para poner rumbo a Hollywood antes tomó las carreteras secundarias de las producciones europeas, y también jugó con inteligencia la baza del interés por sus relaciones personales.
Excepto en trabajos muy puntuales, la crítica nunca la sostuvo. Fue su solidez como icono de estilo de vida y su capacidad para compartir con elegancia solo unos atisbos de su vida amorosa lo que la ha mantenido hasta hoy como una celebridad de las que llevan el título de 'aspiracional'. Ahora, pasados los 45, disfruta de un equilibro aparentemente perfecto entre taquillazos mundiales (la saga Fast & Furious o la película de Netflix Interceptor, hecha a su medida), portadas de revista en las que respira salud y bienestar y colaboraciones con infinidad de marcas. Quien piense que solo es 'la supermujer de', es que no ha entendido nada.
Su debut en televisión
Con un aire a lo princesa Leonor, Elsa Pataky inició su breve reinado televisivo con menos de 20 años como azafata del programa El semáforo, dirigido por Chicho Ibáñez Serrador.
El boom de 'Al salir de clase'
En 1997 logró su primer papel como actriz en Al salir de clase, la serie juvenil de Telecinco que marcó las sobremesas de toda una generación de espectadores.
Ídolo juvenil
Aunque solo participó en dos de las cinco temporadas (unos 300 capítulos), logró una gran popularidad junto a compañeros de promoción como Pilar López de Ayala, Lucía Jiménez, Mariano Alameda, Sergio Peris-Mencheta, Miguel Ángel Muñoz…
Más es más
Tras ese primer boom, Elsa se convirtió en un gran reclamo para películas dirigidas a un público joven. En el año 2000 estrenó sus tres primeras: El arte de morir, Menos es más (en la foto) y Tatawo. Por entonces, y hasta su salto a Hollywood, su representante era Mario Vaquerizo.
Modelo de revista
En esa época también se convirtió en objetivo de los mejores fotógrafos para las revistas de tendencias.
En busca de su estilo
Eran tiempos de promocionar los trabajos en fiestas y photocall, donde Elsa aún no tenía la soltura con la que domina esos escenarios hoy día.
Reina de Montecarlo
En 2001 deslumbró en el festival de Montecarlo en la presentación de Reina de Espadas, una serie en inglés coproducida con Canadá y Reino Unido que no cuajó entre el público.
La suerte de trabajar con grandes directores
No, Elsa no fue azafata del Telecupón… Es una escena de la película Atraco a las 3… y media. Antes de esa comedia trabajó nada menos que con Miguel Bardem y con Agustín Díaz Yanes.
El terror de las salas
En esos maravillosos 2000 en que Chenoa marcaba tendencia, Pataky presentó una película masacrada por la crítica, Beyond Re-animator, que ahora es casi una cinta de culto por parodia gore-pulp. Repitió en el género de terror, con mejor tino, en Romasanta, de Paco Plaza.
La joya de Cannes
Su nombre también empezaba a sonar cada vez con más fuerza en el mercado internacional. Aquí la vemos en una fiesta de Choppard en el Festival de Cannes, donde se reunían promesas del cine de diferentes países.
La mirada de Garci
Llegaba el momento de demostrar que Elsa Pataky no solo era un reclamo por su belleza y encanto, sino también por sus dotes como actriz. Lo logró de la mano de José Luis Garci en Tiovivo c. 1950 y, sobre todo, en la premiada Ninette.
Derroche de frescura
Entramos en un periodo en el que Elsa estaba tanto en el punto de mira de la industria, que veía en ella a una posible gran estrella, como en el de la prensa del corazón. Pese al interés por sus relaciones con Fonsi Nieto o el francés Michaël Youn, ella siempre mantenía la sonrisa ante la prensa.
Modelo todoterreno
Además de su trabajo en el cine, Pataky empezó a enlazar campañas de publicidad con diversas marcas.
Avión a Hollywood
Con esta sesión de impacto en la revista Maxim, Elsa Pataky presentó su primer proyecto en Los Ángeles: la película Serpientes en el avión, protagonizada por ella y por Samuel L. Jackson.
El posado que lleva su nombre
A partir de entonces, se convirtió en una estrella emergente y pisó las alfombras rojas de medio mundo. De ese entorno surgió el 'hacerse un Pataky', esa forma de posar inconfundible medio de espaldas y con giro de cuello.
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