El pasado fin de semana se estrenó en Amazon Prime Vídeo el documental Seve, un repaso a la vida del jugador cántabro, que llegó a ser el mejor golfista del mundo y, sobre todo, el responsable de que el golf empezará a conocerse en España y de que a los jugadores europeos se les empezara a tener en consideración en EE.UU, potencia absoluta de este deporte durante muchas décadas.

El documental está plagado de testimonios de grandes personajes que comparten sus vivencias con Seve, desde sus hermanos hasta otras grandes figuras nacionales e internacionales del golf. Seguramente los aficionados no van a encontrar nada nuevo bajo el sol, porque lo cierto es que es muy difícil hacerlo cuando todo gira en torno a una leyenda sobre la que ya se ha hablado y se ha escrito casi todo. Por eso, y acertadamente, el documental pone el foco en lo emocional. En lo que Seve representaba en quienes convivieron con él tanto deportiva como personalmente. En ese carácter ganador y sobre todo luchador que le acompañó hasta que un tumor cerebral lo apagó en 2011.

Pero la carrera de Seve no estuvo siempre rodeada de victorias. Aunque lo odiaba, Seve también perdía. Y una de esas derrotas es una de las mejores anécdotas del documental. Resulta que en octubre de 2004 Michael Jordan iba a viajar a Valencia para asistir al Gran Premio de Motocilismo, invitado por Carmelo Ezpeleta, director ejecutivo de Moto GP. Y Seve se enteró. Ballesteros y Jordan ya se conocían porque el jugador de baloncesto, gran aficionado al golf, había asistido a Ryder Cup (la competición que cada dos años enfrenta a EE.UU y Europa) que se había celebrado en Valderrama en 1997, y de la que Seve había sido capitán del equipo europeo. Al enterarse Ballesteros de que Jordan iba a volver a España, llamó a Ezpeleta: “Carmelo, yo no quedé muy bien con Michael Jordan cuando vino a Valderrama porque estaba concentrado en ser capitán del equipo europeo. Me gustaría hablar con él porque creo que entonces no quedé bien. Dile que si quiere jugamos cuando venga”. Dicho y hecho. Aquella llamada se produjo y Jordan estuvo encantado de jugar con aquella leyenda del golf. Seve lo organizó todo para jugar un partido en El Saler, uno de los campos con más prestigio de Europa.

michael jordan y severiano ballesteros
STR

Allí se presentaron los dos y, en el tee del hoyo 1, pasó lo que todos sabían que iba a pasar. Jordan quería a apostar. Porque Jordan siempre quería apostar. Y Seve, al que no le iban demasiado estas cosas preguntó: ¿qué hándicap eres? El hándicap, por resumir mucho, es el número de golpes de ventaja que te da el campo en función de tu nivel. Soy hándicap 7, respondió Jordan. Esa cifra denota un gran nivel para un jugador amateur, pero a priori no debería asustar a un profesional (los profesionales no tienen hándicap). Total, que al final hubo apuesta.

Ambos salieron al campo y, 18 hoyos después, algunos billetes pasaron del bolsillo de Severiano Ballesteros al bolsillo de Michael Jordan. En el documental, Carmelo Ezpeleta cree recordar que la cifra estuvo en torno a los 100 dólares. Pero, tirando de hemeroteca, podemos saber la cifra exacta gracias a unas declaraciones que Seve hizo en aquel momento a la prensa:

“La verdad es que el partido salió mal porque, además de entretenerlo durante todo el día, se acabó llevando 45 euros míos. La verdad es que Michael jugó muy bien y supo apreciar la hermosura de este campo, algo que todos sabíamos ya”.

Seve perdió, cierto, pero puede presumir de haber sabido contener el ansia apostadora del jugador de baloncesto que, según dicen, se ha llegado a jugar 300.000 dólares a un solo golpe. Y se rumorea también que se llegó a apostar una buena pasta no se sabe con quién para ver si adivinaba el nombre de una de las camareras de El Saler. Y que Michael Jordan llevaba medio millón de dólares en la bolsa de golf, por lo que pudiera pasar. Pero eso ya te lo hemos contado.