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Javier Fesser: "Ciframos la tranquilidad en las notas que nuestros hijos obtengan en matemáticas, sin cuestionarnos si son felices a la hora del patio"

El director madrileño regresa con Campeonex, con la "x" añadida porque esta vez va de videojuegos la partida

El director de cine Javier Fesser presenta la secuela 'Campeonex'.

El director de cine Javier Fesser presenta la secuela 'Campeonex'. / Europa Press/Gustavo Valiente

Sí, ve la vida como si de una tira cómica se tratara. Porque es ahí donde encuentra la bondad del ser humano, la misma que le nutrió de niño, el octavo de nueve hermanos. Vuelve Fesser con Campeonex, la "x" añadida porque esta vez va de videojuegos la partida, y de discapacidad mental y también física. Se estrena en cines el 18 de agosto. Un ser integrador y positivo Javier Fesser (Madrid, 1964), y divertido a rabiar.

¿Usted ve la vida como una tira cómica?

La verdad es que sí, porque he aprendido a contar historias con los tebeos. Me interesa sobre todo la verdad que tienen los dibujos animados.

Cierto que ha hecho una peli de dibujos animados, una vez más, y con mucha moralina: “Las capacidades habituales del ser humano son cabrearse, querer ganar siempre y desconfiar”. ¿Es éste el mensaje?

No es moralina, es una verdad: lo estamos viendo todos los días en las competiciones deportivas.

Lo suelta en el minuto dos de la cinta uno de sus gloriosos personajes. ¿Son felices sus actores?

Muy felices. La alegría es una de las características generales de las personas con esa supuesta discapacidad intelectual. Aprovechan la mínima oportunidad para celebrar.

¿Está completamente seguro de esto?

Sí, cuando trabajas con ellos estás todo el día riéndote. Son personas que se aceptan a sí mismas de una forma muy madura. Están tan acostumbrados a moverse entre diferentes, que continuamente nos están dando lecciones de cómo aceptar a los demás tal y como son. Ellos no conciben el concepto de “diferente”.

Y por tanto no clasifican ni etiquetan, ¿no es esto cada vez más importante? ¿No nota que la gente cada vez es más desconfiada del distinto?

Importantísimo, no manejan prejuicios, no meten la barriga para la foto, están a gusto, son felices. El resumen lo hizo Gloria Ramos (Collantes en la peli): en una entrevista le preguntaron qué había sentido al conocer a Brianeitor (el alma de la película, un youtuber creador de videojuegos que padece atrofia muscular y apenas mueve la cabeza, atado de por vida a una silla y un respirador, y cuya imagen impacta). Y Gloria respondió: “Me impresionó mucho, porque nadie me había advertido de que es de Almería y ¡yo veraneo en Almería! (Muchas y merecidas risas, jajajaja)”. Y todo esto dicho desde la más absoluta verdad y sinceridad: es como la síntesis de lo que cuenta esta película.

Todo lo que somos y los lugares a los que llegamos están íntimamente conectados con los primeros años de nuestra vida

Fesser, sostiene que “la capacidad intelectual está sobrevalorada”. ¿Debiéramos escuchar más el corazón y las emociones para ser un poco más felices?

Sostengo que ciframos nuestra tranquilidad en las notas que nuestros hijos obtengan en matemáticas, sin cuestionarnos siquiera si son felices a la hora del patio. ¿Crece mi hijo, aprende a ser mejor persona, cuenta con los demás? La discapacidad intelectual va asociada a una enorme capacidad emocional: ellos aprecian mucho antes que cualquiera si tienes un mal día y necesitas un abrazo. ¿“Discapacidad” para qué? Todos tenemos discapacidades.

Los seres más inteligentes no suelen ser los mejor preparados emocionalmente, ¿por qué será así?

Cuando uno tiene una limitación ha de trabajar mucho más otra de sus capacidades, y cuando esa limitación es intelectual, has de equilibrar tus emociones para atender a los demás. Pero en esa comprensión de corazón no intervienen las ideas preconcebidas ni los prejuicios: no entran en la ecuación.

Javier, ¿por qué repite? Campeones aportó mucho a la integración de los discapacitados en el cine, ¿qué más puede hacer Campeonex?

Porque quise introducir la discapacidad funcional. Y profundizar en la realidad de estas personas, en su mundo: familia, centros de ocupación, relaciones amorosas. El interés creado en el público con la primera nos facilitó esta oportunidad de ahondar.

-¿Qué ocurrió en su vida entre los cero y los 15 años, que tanto le atrapó?

Todo, todo lo que viene después. Diría incluso que entre los cero y los 8 años. Es evidente que todo lo que somos y los lugares a los que llegamos están íntimamente conectados con los primeros años de nuestra vida, que es donde se forja nuestra personalidad, miedos, intereses, capacidades y discapacidades; y yo lo noto claramente, y por eso estoy tan agradecido al amor que me dieron mis padres y hermanos, a haber nacido en una familia tan grande y bonita.

Esta peli en concreto (por no decir todas sus pelis) es infantil total: ¿así es como le gusta contemplar la vida?

Me encanta que lo veas así. Esa mirada de infancia, que tanto se parece a la de las personas muy mayores, que también está en la peli, es una mirada llena de curiosidad y desinteresada, y no está condicionada por lo que has vivido ni por tus expectativas. Cuando el alma es nueva todo fluye limpio y transparente.

¿A sus hijos (tres, la mayor, Claudia Fesser, es la mala en esta película; los otros dos hacen cameos) no les da vergüenza algunas de las cosas que hace su padre?

La verdad es que no. Hice una serie para internet con mi hijo menor, Javi, cuando tenía un año: Javiluz, eran capítulos de un minuto basados en los dibujos animados de la Warner. No imaginas lo bien que nos lo pasamos.

Javier, ¿cuánto peso tuvo la religión en su formación?

Muchísimo, fui educado en el catolicismo tanto en casa como en el colegio. Y fui muy entregado: monaguillo oficial de la parroquia de mi barrio (Salamanca/Retiro). Y con 13 años, a menudo se me pasaba por la cabeza ser cura. Hice un cambio a los 14: dejé de necesitar la idea de que alguien superior velaba por mí, o sea Dios, y empecé a trabajar una fe enorme en el ser humano y en el amor entre las personas.

Es decir, ¿pasó del monoteísmo católico al humanismo?

Bueno, así dicho me queda muy grande, pero de toda esa educación me queda mucho, es muy difícil desprenderse de ello. Tuve la suerte de ser educado por mis padres en lo luminoso de la fe, desde el amor, y no desde la culpa y la oscuridad que retraté en Camino.

Cuando ellos notaron esa confianza, desaparecieron sus discapacidades

A su padre le debe la vena humorística y a su madre, la bondad, pero...

Mi madre ahí sigue, va a cumplir 101 años y es la más moderna de toda la familia: su cabeza es la mejor amueblada y su memoria, inmensa.

Pero ¿usted nunca ha tenido un enemigo?

Que yo sepa, no. Nunca he trabajado para tenerlo. Y no me siento enemigo de nadie.

Siendo el octavo de 9 hermanos, ¿o eres brillante o te devoran?

No. La cosa es: o eras rápido o te quedabas sin comer; o eras rápido yendo al baño o te tocaba hacer cola. Pero estoy muy agradecido a todo esto: una familia tan numerosa y con recursos limitados, nos ha proporcionado a todos mucha flexibilidad para adaptarnos a los cambios. A cambio de no haber ido a veranear a la playa ni a comer en un restaurante, jamás, nos ha hecho muy abiertos. Y otro asunto muy interesante es la diferente percepción y memoria que tenemos cada uno de la misma realidad.

¿Qué hacía cuando los demás jugaban al fútbol?

Era tan malo que nadie me quería en su equipo, así que me dediqué al baloncesto, y luego tuve un profesor de gimnasia muy bueno que me descubrió el atletismo. Fue mi entrenador y llegué a ser campeón de España de 50 metros vallas y de salto de longitud, categoría alevines.

Vaya, ¿de ahí que los Campeones se hayan pasado al atletismo en esta segunda entrega?

Pues mira, ni siquiera lo había pensado, pero sí, claro, como no va a estar ahí. Con esa filosofía de mi entrenador he hecho esta película: cuando alguien confía en ti, es increíble lo que eres capaz de dar. Cuando ellos notaron esa confianza, desaparecieron sus discapacidades. Todo lo que aparece en la película, hasta lo más disparatado, el parar un coche de policía como si fuera un taxi y pedirle que te lleve, viene de la realidad: no me he inventado nada.