Sanatorio de Agramonte, una visita de miedo - Enjoy Zaragoza
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Fenómenos paranormales, espectros, cacofonías… El Sanatorio de Agramonte, un hospital abandonado repleto de misterios

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El Sanatorio de Agramonte es un lugar de leyenda en el que muchos aseguran haber vivido episodios paranormales con voces o sombras

La idea inicial fue construir un hotel, pero el turismo desapareció y comenzó a aparecer una enorme cantidad de enfermos de tuberculosis

Texto de Armando Cerra

Estas semanas de otoño son fabulosas para acercarnos hasta los espacios naturales de Aragón. Entre las muchas excursiones otoñales que se pueden plantear por la provincia de Zaragoza, sin duda desplazarse hasta las faldas del Moncayo y su precioso Parque Natural es una opción preferente. No solo por ser un destino bastante próximo a la ciduad, sino también porque es ahora cuando sus bosques y sus paisajes toman unos colores que lo convierten en un espacio de leyenda.

Y desde luego, las leyendas del Moncayo son muchas y muy atractivas. Ya os hemos hablado de ellas cuando hemos dedicado artículos al pueblo de Trasmoz, al Monasterio de Veruela o la presencia del poeta Gustavo Adolfo Bécquer en la zona. Por cierto, un literato que llegó hasta aquí con la intención con sanarse de sus problemas pulmonares y de tisis, gracias a las peculiares características del clima moncaíno. Y también fueron esos vientos, esa sequedad y sus días soleados lo que motivó que muchos años después aquí se instalará un hospital para tuberculosos: el Sanatorio de Agramonte.

Un sanatorio que hoy es una ruina, un edificio al que nadie debería entrar, ni caminar por sus pasillos. Y no por las leyendas que aquí se ambientan, sino porque es una ruina peligrosa, donde es fácil tropezar, caerse y cortarse con algún hierro oxidado. Por no hablar de que en cualquier momento pueden desprenderse partes del techo. Una ruina peligrosa en definitiva, a la que no recomendamos, en absoluto, acceder. Pero eso no impide que os queramos contar su historia y toda la atmósfera de terror que la rodea.

En realidad, el edificio del Sanatorio de Agramonte se levantó con un objetivo muy diferente. Hace más o menos 100 años, en los años veinte del pasado siglo se pensó en construir un hotel en las mismas laderas del Moncayo. Y el lugar elegido fue el paraje de Agramonte. Aquel hotel llegó a abrirse y recibir huéspedes. Pero poco tiempo más tarde estalló la Guerra Civil Española, y como tantos otros proyectos y vidas, también se truncó el desarrollo de aquel alojamiento.

No solo eso, al mismo tiempo que el turismo desapareció, comenzó a aparecer una enorme cantidad de enfermos de tuberculosis. Así que las autoridades pensaron en reconvertir el inmueble en un sanatorio. E incluso se tuvo que ampliar la construcción para acoger a tanto tísico. Para acoger y de paso alejarlos de los grandes focos de población.

Como tal sanatorio de tuberculosis permaneció abierto durante cuatro décadas. En concreto hasta 1978. En septiembre de aquel año cerró el hospital y a partir de entonces fue objetivo de expoliadores. Y una vez que quedó prácticamente desnudo, el morbo estaba servido. Un lugar ruinoso, abandonado, donde han sufrido tantos enfermos y donde han fallecido tantos pacientes, muchos de ellos enterrados en el cementerio, completamente rodeado por bosques oscuros, es perfecto para buscar o vivir historias de terror.

Agramonte se transformó rápidamente en destino predilecto para los amigos de lo inexplicable. Incluso la nave del misterio del famoso programa Cuarto Milenio se detuvo en el Sanatorio de Agramonte para desentrañar todo su tenebrismo y secretos.

No solo eso. Son muchas las personas que aseguran haber oído y grabado allí voces de ultratumba que siguen sufriendo los dolores y la enfermedad. Otros descubren al revelar o ampliar sus fotos que aparecen sombras sospechosas, fantasmas. Incluso se cuenta que en realidad el hotel cerró porque sus últimos huéspedes fueron asesinados. Hasta han aparecido los huesos y cadáveres del cementerio fuera de sus tumbas.

Cacofonías, fenómenos paranormales varios, espectros, magia y leyendas… Hay experiencias para todos los gustos. Un destino más que apropiado para Halloween. No obstante, como decíamos un poco más arriba, hay que ir con mucho cuidado por este recinto que amenaza no solo con sus fantasmas y sonidos de ultratumba, sino también con sus vigas defectuosas, sus paredes rotas, sus clavos oxidados y los agujeros en el suelo donde hacerse un esguince.

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