El 28,2 por ciento de los alumnos extranjeros no cree que sus profesores tengan expectativas respecto a la continuidad de sus estudios, según el estudio ¿Por qué hay más abandono escolar entre los jóvenes de origen extranjero?, realizada por Silvia Carrasco, Jordi Pàmies, Laia Narciso y Angelina Sánchez, de la Universitat Autònoma de Barcelona [UAB] y publicada por el Observatorio Social de “laCaixa”.

Según sus datos, en España, tres de cada cuatro jóvenes de origen extranjero aspiran a obtener una titulación superior. Sin embargo, “y aunque cuenten con apoyo familiar, uno de cada tres abandona tempranamente sus estudios”.

El abandono temprano de la educación convierte a estos jóvenes en más vulnerables

Causas

Entre las causas principales de este abandono, los autores destacan “la escasa confianza que perciben por parte de sus profesores”. Esa falta de fe en su capacidad es más importante de lo que parece, porque “el abandono temprano de la educación y la formación convierte a estos jóvenes en más vulnerables al desempleo y corren mayor riesgo de exclusión social que los jóvenes autóctonos”.

Además, otra investigación publicada por el Observatorio Social de “laCaixa”, titulada La transición a la educación postobligatoria del alumnado de origen inmigrante en Cataluña, analiza el abandono escolar temprano entre los cursos 2013-2014 y 2015-2016.

Según sus autores, Jordi Bayona i Carrasco y Andreu Domingo, “El abandono escolar prematuro registrado en España muestra en 2019 los valores más elevados de la Unión Europea, con un 17,3 por ciento de los jóvenes de 18 a 24 años que han interrumpido los estudios sin alcanzar niveles de enseñanza postobligatoria”.

Los chicos de origen inmigrante experimentan una mayor proporción de abandono que las chicas

Momento clave

El momento clave se produce “en la transición entre la educación obligatoria y la postobligatoria, que constituye una etapa clave en el recorrido educativo de los jóvenes”.

“La situación es más acusada en las primeras generaciones de inmigrantes, pero también persiste en los descendientes”, explican los investigadores.

También hay diferencias por género: “Los chicos de origen inmigrante experimentan una mayor proporción de abandono, con un 26,5 por ciento por un 20,1 por ciento entre las chicas. Este desequilibrio es notorio entre las primeras generaciones de inmigrantes”.

El abandono escolar temprano se dilata en el tiempo como consecuencia “de la mayor proporción de repeticiones de curso. En el curso 2013-2014, un 40,5 por ciento del alumnado de origen inmigrante no se encuentra en el curso que le corresponde por su edad”.

Presencia creciente

La presencia de alumnos de origen inmigrante es creciente en el sistema educativo y experimenta cambios importantes en muy pocos cursos. Además, van ganando peso los descendientes. Esto es debido “a la maduración del proceso migratorio internacional, que experimentó su punto álgido en los primeros años del siglo, y que hará que en los próximos cursos se incorporen un elevado número de descendientes en las aulas. No obstante, el descenso de nuevas entradas durante los años de la crisis económica es la razón de que disminuya el volumen de alumnos de primera generación”.

Los peores resultados se observan entre los alumnos de primera generación que se incorporan tardíamente al sistema escolar, pero también entre los descendientes. En el primer caso crecen los desequilibrios entre sexos: casi el 30 por ciento no siguen estudiando.

Integración laboral

Uno de los motivos es que entre los objetivos de la reagrupación familiar está integrarse cuanto antes en el mercado laboral. En el caso de la segunda generación, responde a un “efecto de composición: entre los descendientes hay un porcentaje importante de alumnos subsaharianos y asiáticos, en los cuales el abandono escolar es mucho mayor, vinculado al acceso al mundo laboral, así como una discontinuidad más alta”, señala el informe.

En sus conclusiones, Bayona y Domingo destacan la necesidad de crear “políticas específicas que centren su atención en colectivos concretos e incluyan al entorno familiar, tanto para los alumnos nacidos fuera de España como entre los descendientes nacidos aquí, si no queremos perpetuar en los descendientes las desventajas causadas por el proceso migratorio de los progenitores”.

El equipo de la UAB, por su parte, señala que “para combatir el abandono escolar temprano es imprescindible que el profesorado tome conciencia de su papel, que resulta fundamental. Para ello, se debe poder contar, además, con los recursos adecuados para crear itinerarios inclusivos hacia la educación secundaria superior y para acompañar activamente a los alumnos a través de una orientación personalizada en todos los centros educativos. Solo así será posible afrontar el problema del abandono escolar temprano y se aprovechará el potencial de la educación como herramienta para la integración social”.