La empresa comenzó en la calle san francisco y luego abrieron su fábrica en trujillanos

Las patatas fritas de Mérida que llegaron a Rusia

José Vaquero creó la firma en 1973. Actualmente su hijo, José Francisco, y su nuera, Yolanda, se encargan de un negocio referente

José Vaquero y su familia.

José Vaquero y su familia. / JORGE ARMESTAR

Aunque esta empresa tiene su origen en 1973, en la céntrica calle San Francisco de Mérida, desde 1981 se elaboran en Trujillanos las famosas Patatas Fritas Emerita (un producto con ADN emeritense), que se envasan en bolsas que tienen varios tamaños. Fundada por José Vaquero, el secreto de las papas, que se fríen en una sartén gigante con aceite de girasol, está en la materia prima que se usa. Sin condimentos añadidos, ingredientes 100% naturales, sal fina marina y patatas escogidas de las mejores cosechas extremeñas, este negocio llega a vender su género por la provincia de Badajoz, Madrid, Navarra, Lérida, Rusia... Una apuesta segura con una cerveza fresquita, el vino, refresco, vermú o a solas.

La estética de la bolsa es muy llamativa.

La estética de la bolsa es muy llamativa. / JORGE ARMESTAR

Ahora quienes se encuentran al timón de la empresa familiar son su hijo y su nuera, José Francisco Vaquero y Yolanda González. «Nosotros siempre hemos tenido claro que teníamos que apostar por la calidad y no la cantidad. Hay otras patatas que economizan más materia y pierden sabor», dicen a El Periódico Extremadura. No solo destaca la calidad de esta patata, sino el trato que se le da y la receta tradicional. «La patata es cien por cien natural, no añadimos nada. Nuestra receta es papas, aceite de girasol y sal fina. Las patatas se pasan por una máquina que las lava y las pela a la vez, la fritura, la selección, enfriamiento y envasado. El producto se mima hasta el último detalle en todas las fases», destacan desde su fábrica, que abren a este diario para desvelarnos el proceso de elaboración. Otro de sus signos identificativos es la estética de la bolsa, con guiños romanos. «Siempre tratando de que tengan un precio asequible. Se pueden encontrar en tiendas de barrio y bares», señalan con una sonrisa.

Un placentero bocado.

Un placentero bocado. / JORGE ARMESTAR

Las patatas se empezaron a importar de Sudamérica en el siglo XVI y tardaron más de un siglo en convertirse en uno de los alimentos básicos de Europa. Hoy este tubérculo es el segundo alimento más consumido en el mundo. El matrimonio reivindica el producto como el aperitivo por excelencia en la región y en España: «Cuando estás con amigos qué quieres, pues unas papas, unas olivas y una cerveza. Un manjar que pega con muchas cosas y da glamur a la mesa. Están buenísimas con mejillones, anchoas, bocadillos de pan de pueblo, filetes de pollo, pimienta y limón...», subrayan con orgullo.

Yolanda González y José Francisco Vaquero colocando cajas llenas de productos en el almacén de su fábrica, en Trujillanos.

Yolanda González y José Francisco Vaquero colocando cajas llenas de productos en el almacén de su fábrica, en Trujillanos. / JORGE ARMESTAR

Han tenido ofertas para comercializar su género en grandes superficies pero José Francisco se agarra a lo que aprendió en casa. También preparan papas con sabor al ajillo.  Una firma con 50 años que se ha renovado con el paso del tiempo para cumplir con el mercado pero sin renunciar a su origen. Las Patatas Fritas Emerita fue una declaración de amor de José Vaquero a la capital regional.

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