ENTREVISTA

Queco Novell: "En el 'procés' se reúnen muchos tópicos sobre los catalanes"

El presentador, cómico y periodista, que lleva 13 años entregado a la parodia política en 'Polònia' y ahora a los tópicos en 'Trenquin tòpics', confiesa que cada vez se siente más atraído por el teatro

QUECO NOVELL

QUECO NOVELL / periodico

INÉS ÁLVAREZ

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Queco Novell (Barcelona, 1963) está viviendo muchas vidas profesionales. Primero fue periodista y llegó a presentar el informativo de TVE-Catalunya. Luego se pasó al bando del humor para parodiar a personajes de lo más diverso, como José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y el rey Felipe VI, en ese programa que cultiva  la sátira política en TV-3: Polònia. Ahora, además, desmenuza, en Trenquin tòpics, los tópicos que etiquetan a los catalanes Trenquin tòpics. Y aún tiene tiempo para, de tanto en tanto, matar el gusanillo del teatro que le corre por las venas subiéndose a un escenario. Del 13 al 31 de marzo estará en el Escenari Joan Brossa.

Por fin el fútbol les da tregua....

Sí. Durante unas semanas hemos sido víctimas, entre comillas, del fútbol. Y eso que yo soy un consumidor compulsivo. Pero es que mi droga, que es el fútbol, se ha cargado mi programa, con lo que estaba en contradicción. Bromas aparte, con el fútbol hemos palmado, y también con el juicio del 1-O, que nos ha afectado.

¿Y cómo recibió semejante encargo? ¿Dudó en aceptarlo?

Cuando Pol Izquierdo me dijo que quería que presentara un programa sobre tópicos, veía muy difícil llenar una hora semanal durante 13 semanas hablando solo de eso. Me lo explicó bien, y seguí sin entenderlo, pero acepté. Le dije: «Me pongo en tus manos y en las de Xavi Garcia y haced de mí lo que queráis». 

Aunque con condiciones...

Lo que no quería es que fuera un: dicen que los catalanes son de determinada forma y eso es mentira. El mundo del tópico es muy complicado, porque no es verdad ni mentira. Pero riámonos de eso, porque quizá hay alguna manera común de ser. Teníamos muy claro que no haríamos un programa de plañideros.

Que le pusieran un alter ego

Pol pensó que en lugar de que hubiera una voz en off, como en muchos programas de TV-3, en los que  el presentador reflexiona en voz alta, mejor que yo mismo personificara mi conciencia, que es un punto más gambera, desvergonzada, sin prejucios y no teme el qué dirán. Al principio no sabía cómo lo haría, pero pronto vi que daba mucho juego.

"Teníamos claro que 'Trenquin tòpics' no sería espacio de plañideros; que nos reiríamos de la forma de ser de los catalanes"

Y aprovecha su faceta de  actor.

Al final todo es pura ficción. Los dos tienen cosas de mí. Pero me lo he pasado mejor haciendo de la conciencia, porque es más gamberro, más malote y divertido.

Como catalán, ¿qué tópico le duele?

Quizá el de tacaños. Porque es verdad que en muchas ocasiones somos los últimos en sacar la cartera, pero tampoco es eso.

Pensaba que me diría el de sosos, porque lo suyo es el humor.

Un poco sosos sí que somos. Los humoristas catalanes somos graciosos en el escenario, o en la pantalla, pero en la vida no sé si mucho. Nos movemos mejor en la discreción que en el desmadre de la Fira de Abril. Tú vas allí y ves que la gente con sangre andaluza se lo pasa de putísima madre, que dan envidia y todo. Sin embargo, yo eso de levantarme y ponerme a bailar, no lo haría por esa cosa tan catalana del miedo al ridículo. Con lo que los humoristas catalanes tenemos sentido del humor, pero también ese punto de vergüenza y miedo a hacer el ridículo que no tienen en otros sitios. 

¿El programa puede servir a los catalanes para entenderse o para que el que no lo es les entienda?

Es cierto que los tópicos de los que hablamos están muy centrados en los catalanes de origen, aunque creo que catalanes somos muchos. Pero puede servir para que los de adopción digan: ahora entiendo por qué mi pareja o mis amigos hacen esto.  

Habrá un programa del procés.

Sí. Hemos intentado reunir unos cuantos de los tópicos tratados en el programa para hablar del procés.  El seny y la rauxa, el llirisme (la candidez), el pactismo… Y es que en muchas de las cosas que han pasado desde el 20 de septiembre al 1 de octubre, y un poco más allá, hay muchos de estos tópicos. Aquella reunión que hubo el 27 de octubre en el Palau de la Generalitat, en la que se habló de convocar elecciones o tirar adelante, es un ejemplo máximo del seny y la rauxa. Puigdemont dice: «Vamos a elecciones». Y la rauxa de la calle: «¿De qué vas?». 

¿No temen que les critiquen por meter el procés

No, porque reunimos a periodistas de política, analistas y tertulianos y les hacemos juzgar unas imágenes que relacionamos con tópicos, diciéndoles: «No queremos un análisis político de aquel día, que ya nos lo hemos comido con patatas, queremos hablar del tópico tal con esas imágenes». Con lo que es hablar del procés, sí, pero desde otro punto de vista.

"Es cierto que los humoristas de aquí tenemos esa cosa tan catalana del miedo a hacer el ridículo" 

Polònia también sufre el procés. El musical de la semana en la que empezó el juicio no hacía reír precisamente...Polònia 

Es cierto. La gente sigue teniendo un nivel de confianza con Polònia y hay una audiencia espectacularmente alta cada semana: una media de 500.000 personas que están ahí juege quien juegue. Pero, desde hace un año y medio, este programa, al que sigo admirando --no porque trabaje en él, sino porque me gusta mucho cuando lo veo--, no lleva a la carcajada, porque la actualidad no hace reír. Y nosotros la tenemos que pasar por el tamiz del humor. Pero para mí el humor no solo es hacer reír, sino hacer pensar. También sirve para despertar conciencias. Puede hacerte sonreír y metértela clavada. Para mí el humor se mueve más por ahí que con pasteles en la cara. Que también hacen reír, ¿eh? Pero el humor con el que más me identifico es aquel que remueve conciencias. Y Polònia últimamente está en un nivel que, por las circunstancias políticas, está actuando más de agitador de conciencias que provocando un momento de divertimento.

Incluso hubo un día crucial en el procés que no se emitió procésPolònia

El día en que ingresaron en prisión era jueves, y entre la dirección de la cadena y del programa se decidió no emitirlo. Porque, con no sé cuánta gente pegada a la tele viendo cómo las furgonas entraban en Estremera y Soto del Real, habría sido una banalidad hacer un paréntesis para reírse. Además, muchos de los protagonistas de aquel capítulo estaban en prisión. Pensamos que irían solo a declarar y volverían a casa. Pero, en el momento que se quedan, pensamos: no podemos. Y por eso saltó el programa. Por primera vez.

Se ríen de todo y de todos...

Para mí la clave de la supervivencia y el éxito de Polònia es la repartición equitativa de garrotazos.

Pero, en este caso, ¿no temían que pareciera que tomaban partido?

No dejamos de hacer el programa como muestra de duelo, sino porque emitirlo en una noche como esa  cantaría como un almeja. No era el momento. Y a mí me hacen mucha gracia las críticas al Polònia por parte de partidos no independentistas, porque las parodias que hemos hecho a los gobiernos soberanistas, como el de Puigdemont y Torra, son muy bestias. Y este es el secreto del éxito. Pero piensas: ¿tú estás viendo el programa o no te interesa verlo?

"'Polònia' en la actualidad está actuando más de agitador de conciencias que ofreciendo divertimento"

¿Se arrepiente de haber dejado el periodismo por el humor?

No. Y muchas de las cosas que hago no las podría haber hecho sin haber pasado antes por el periodismo. Toni Soler, que es el padre de Polònia (la madre es Minoria Absoluta) y yo venimos del periodismo político y nos rodeamos de gente que tiene una base periodística, una formación. Y eso se nota.

Con el humor se puede decir más que con el periodismo, pero ya  no es un salvaconducto. Hace días habló en La Pedrera sobre humor y libertad de expresión. ¿Qué dijo?

Que estamos viviendo un momento muy complicado. Porque si hace 10 años me dicen que en el 2019 estaríamos como estamos a nivel de Danis Mateos, tuits, etcétera, contestaría: «No puede ser. ¡Pero si eso es un retroceso!». Lo que pasa es que hay un sector muy envalentonado en este país al que les han dado alicientes para hacerse los valientes. Y por cualquier broma vas directamente al juzgado. Aunque saben que no te condenarán, porque muchos jueces y fiscales ven que el asunto no se aguanta. Pero te meten miedo.

Para que se autocensuren, claro. 

Sí. Así, cuando estés trabajando, pensarás: si digo eso, igual me meten otra querella y me llevan al juzgado otra vez. Es una manera de presionarte muy sutil. Pero ya te han cortado las alas y el pensamiento. 

Si Rubianes levantara la cabeza...

Si Pepe bajara a hacer un bolo, una única función, en el Palau Sant Jordi o en el Camp Nou, llenaría, seguro. Y yo pagaría una verdadera fortuna por verlo. Pero no un Rubianes solamente, sino un espectáculo nuevo en el momento actual. Además, estaría imputadísimo.

"Pagaría por ver a Rubianes ahora en el Palau Sant Jordi o en el Camp Nou. Llenaría. Y estaría imputadísimo"

¿Polònia

No. Siempre hemos hecho lo que hemos querido. Muchas de las direcciones de TV-3 de antes sí que actuaron de cortafuegos, porque recibían llamadas, seguro. Pero es un programa de sátira política y es lo que hay.

Y ya superan los 500 programas.

El 16 de febrero hizo 13 años. Nadie lo habría pensado. Un día dijimos: «¡Mira, llevamos tres años!». Otro: «¡Mira, cinco!». Cuando llevábamos 10 pensamos: «Igual esto va en serio…».

¿De verdad que no se ha quejado la Casa Real?

Ya tienen bastantes problemas como para preocuparse de lo que se hace en un minúsculo programa de sátrira política de Catalunya. La Casa Real es víctima de sus decisiones y actos. El «Lo siento. Me he equivocado...» es insuperable de parodiar. Hay intrusismo. En los fiscales del juicio del 1-O también veo un cierto instrusismo profesional al Polònia.

Larga vida al Polònia

Le he encontrado mucho gusto a la ficción. Lo probé con Polònia y La familia irreal, de Minoria Absoluta, y después con Confessions d’un expresident, que me gustó muchísimo porque era un registro muy diferente. Ahora llevaba dos años sin hacer nada y el cuerpo me lo pedía. Y tuve la suerte de que Artur Trias me llamara para hacer Tercets, dos textos muy curiosos de Joan Oliver, el poeta Pere Quart, que nadie conoce como dramaturgo, y los llevamos al Escenari Joan Brossa del 13 al 31 de marzo. Me hace ilusión, porque el  gusanillo está dentro. Son tres semanas, pero las disfrutaré a tope.

Retoma la pasión de su hermana, la actriz Rosa Novell, fallecida hace justo cuatro  años.

En mi casa se ha vivido mucho el teatro, no solo por Rosa. Mi padre era un teatrero, un comediante tremendo. Muy grande. Y eso se lleva dentro. Primero opté por un tipo de teatro que era el periodismo, pero quería más ficción. Y he tirado por donde la sangre me llamaba.

¿Y de aquí a 10 años cómo se ve?

Como hace 19 años dejé el periodismo y no habría dicho nunca que en este tiempo pasaría lo que me ha pasado, no quiero pensar. Me he dejado llevar por la ola, y como no me ha ido nada mal, si me encuentro a gusto, me dejaré llevar por la próxima.