entrevista con el Periodista e imitador

Queco Novell: «Los espacios del corazón son como un circo romano»

Forma parte del núcleo fundacional de 'Polònia' y 'Crackòvia'. En enero, se embarcó en 'La escobilla nacional' (Antena 3 TV)

Queco Novell.

Queco Novell.

OLGA LERÍN
BARCELONA

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–Está visto que el mundo del corazón también da para mucho, ¿no?

--Hemos tocado políticos, Iglesia y deportistas. Pensamos que la gente del corazón, que está tan de moda, también forma parte del circo y que también era material parodiable. Por eso nos tiramos a la piscina.

–Según el director, Toni Soler, pedían a gritos una sátira...

–Si se miran sus audiencias, están integrados en las vidas de mucha gente. Por ello, también tienen que ser parodiables.

–¿Usted sigue el mundo del corazón?

–Hasta ahora me he mirado estos programas desde la atonía, porque no daba crédito a lo que veía. Pero ese efecto me duraba 10 minutos y después ya tenía bastante, porque el contenido no me interesaba mucho. Había una parte de espectáculo que me dejaba allí clavado un rato, primero preguntándome si lo que veía era real o una farsa, y cuando volvía en sí decía: ‘No, no, esta gente va en serio…’ Y entonces cambiaba de opción. Estos programas son como un circo romano.

–No acostumbran a dejar títere con cabeza.

–El invitado va allí para que le insulten: está cobrando y tiene que dejarse decir lo que sea. Tal vez lo tendría que explicar algún psicólogo, pero creo que eso ocurre porque hay impunidad absoluta hacia esa persona, a la que despellejan viva y trinchan.

–¿Cómo prepara estos nuevos personajes del mundo rosa?

–Como enPolònia yCrackòvia: descargando unos cuantos millones de vídeos de Youtube y mirándolos todos para ver qué cadencia tiene su manera de hablar, si hay algo concreto que destaque por encima de lo otro, cómo se mueve, cómo se comporta...

–¿Cree que alguno de ellos superará a su imitación de Pasqual Maragall, que la gente no ha olvidado?

–No sé. El fenómeno Maragall fue algo muy extraño: aún me hago cruces y todavía le añoro. Cuando haces un personaje y ves que en la calle se repiten frases de él, te preguntas qué ha pasado, y ves que esa parodia ha calado. Pero no se hace nada especialmente para que así sea.

–¿Y, cara al futuro, a quién tiene previsto incorporar a todo ese abanico?

–Me estoy peleando con la voz de

Jimmy Giménez-Arnau, pero se me va al príncipe Felipe. Cuando estudias un personaje nuevo, la gran batalla es que no se parezca en la voz a otros. Y aquí se me va al Príncipe (ríe).

–Jesús Mariñas incluso le llegó a felicitar por su parodia.

–No le conocía de nada. Me llamó al móvil al día siguiente del estreno. Yo pensaba que me estaban gastando una broma. Y contesté: «Y una mierda que eres Mariñas». Dijo que le gustaban mucho el espacio y la imitación.

–Con tantas caras, ¿no pierde nunca de vista al Queco Novell de carne y hueso?

–A veces me ha pasado, pero te miras en el espejo y descubres que eres uno u otro. Cuando acabo de trabajar, me lo quito todo y me olvido, a pesar de que es inevitable, cuando vas de ti mismo, que se te escapen frases hechas del personaje. Con Maragall se me escapaba algún ‘¡Què cabró!’ y con Zapatero, ‘¡Apoyaré!’

–¿Y cómo aguanta el cuerpo tanto trajín artístico?

–De momento, vamos bien. En junio, ya veremos. El trabajo en Minoria Absoluta (la productora) está bastante repartido: unos dirigen, otros actuán y el resto escribe.

–¿Cree que el humor sabe de nacionalidades?

–Lo único diferente es que en Catalunya ya nos han compradoPolònia yCrackòvia. Y en el resto de España todavía lo tienen que hacer. No creo en la existencia de un humor catalán o andaluz. Hay muchos catalanes que triunfan fuera de Catalunya. ¡Y son catalanes! No pienso que tengamos un tipo de humor diferente. Es una cuestión de que guste o no guste.