"¿Viste todas las cosas que me pasaron?”,pregunta Julio Frade. Está sentado en el hall de El País y acaba de ser fotografiado con una copia de Gracias, Señor, su flamante biografía escrita por Ángel Atienza. Recién inició la entrevista, pero ya se le escaparon varias sonrisas de regocijo. “Estoy agradecido porque las oportunidades que tuve en mi vida me las mandó Dios”, asegura. “Y cuando te las da, las tenés que aprovechar: tenés que estudiar y hacer todo para que salga bien. Primero, porque vos sos un éxito;segundo, porque a él le encanta y te manda más oportunidades”. Luego, se vuelve a reír.

Frade, que en noviembre cumplirá 80 años, se sorprende mientras recuerda varios capítulos de su vida. Habla de cómo, sin buscarlo, terminó dirigiendo a Astor Piazzolla y a una orquesta de 70 músicos en el Palacio Peñarol; de la vez que tuvo una jam session con los músicos que acompañaron a Ella Fitzgerald en su visita a Montevideo e incluso cuando tocó con Ravi Shankar en Estados Unidos. “Hasta las desgracias las viví sorteando las dificultades”, dice.

Todas esas historias merecían estar en un libro, y finalmente quedaron registradas en Gracias, Señor, disponible en librerías (lo edita Planeta y cuesta 890 pesos). “La idea es de Ángel Atienza, que, además de ser dueño del sello Perro Andaluz, es el programador de Radio Babel”, explica. “Yo hago para Radio Cultura mi programa Música, maestro, y siempre en las grabaciones me sobra media hora. Un día, Ángel me dijo: ‘Yo te quiero grabar hablando sobre tu vida’. Acepté y al final estuvo dos años grabando. ¿Vos podés creer que cuando terminó me dijo que quería escribir un libro?Apenas lo leí decidí que le tenía que poner Gracias, Señor”.

Foto: Difusión.

Dividido en ocho capítulos —un guiño a su paso por Los 8 escalones, de Canal 4—, Frade recorre en primera persona sus numerosos proyectos musicales y recuerda su paso por históricos ciclos televisivos como Telecataplúm, Hiperhumor y Decalegrón. En esa mirada retrospectiva, su experiencia en Estados Unidos toma el protagonismo. El músico tenía 18 años cuando su madre le mostró un recorte de El País en el que se anunciaba que el American Field Service ofrecía una beca para estudiar en Estados Unidos. Se postuló, fue seleccionado y vivió un año en Nueva York junto a una familia que lo acogió en su hogar.

“Los Roth eran una familia extremadamente culta”, recuerda. “No sabían nada de música, pero conocían kilos y kilos de artes plásticas. Yo aprendí con ellos lo que no aprendí en Secundaria; ahora voy a un museo y enseguida digo: ‘Este cuadro es holandés, este es de un impresionista y el otro un Rembrandt’”.

Su inmersión en el mundo de las artes plásticas le brindó una experiencia inolvidable. “Un día, a mitad de año, me dicen: ‘¿Querés conocer a Picasso? Como hablás español, vas a poder hablar con él”, relata. “Estaba en el MoMA e hizo como un recital. La sala estaba llena y yo me pude sentar en primera fila. Llegó con algo en la mano y con un solo trazo estuvo pintando un lienzo enorme durante 12 minutos. Cuando terminó, le puso su firma y la sala estalló en un aplauso”, narra. “Después, me le puse al lado y le dije: ‘Es un placer conocerlo, maestro’. Como vio que le hablaba en español, me preguntó de dónde era y le conté que era un estudiante becado de Montevideo. ‘Vivís en una ciudad muy linda’, me respondió. ‘No te vayas nunca de ahí’. Y vos sabés lo que es la vida... yo viajé por el mundo entero pero nunca me fui de Montevideo. Siempre viví acá”.

Frade narra otras anécdotas de su paso por Estados Unidos: la vez que el saxofonista Stan Getz le robó una novia, el día que conoció a Henry Mancini (“Era tan mala onda que cuando volví, el único rollo velado era el que tenía una foto con él”) e incluso la tarde en que tomó un té con la familia Kennedy.

Pero luego vuelve a hacer foco en su vida en Uruguay. Relata cómo entró a Telecataplúm tras visitar la redacción de El País y convencer a los hermanos Jorge y Daniel Scheck de que era un experto en la música aplicada al humor. “Cuando me escucharon deben haber pensado dos cosas: o que estaba loco o que tenía razón”, cuenta. “Al final me hicieron una prueba;tocamos dos canciones con mi grupo, los Chicago Stompers, y quedamos en el programa. Éramos la orquesta estable de Telecataplúm y viajábamos con el programa como si fuéramos integrantes del elenco. Después lo fui, gracias a Eduardo D’ Angelo, y empecé con Abelardito, que se convirtió en el personaje del año justo cuando Telecataplúm debutó en Buenos Aires”.

Frade, que planea celebrar sus 80 años con un concierto especial, también recuerda el inicio de sus “duelos de piano”, un espectáculo que ofreció durante años junto a Panchito Nolé y que quedó interrumpido tras su muerte en 2022. “Empezamos con Enrique “Mono” Villegas y la idea fue de Carlos Roth. Villegas decía disparates de mí en el diario Clarín; cosas como: ‘Hay un gordito en Montevideo que se cree que toca el piano’, y yo le respondía desde El País”, dice, con una carcajada. “Al final llenamos seis noches en el Teatro Stella”.

El músico y actor tiene unas cuantas historias más, pero esas hay que leerlas en su libro. Lo que vuelve a destacar es su agradecimiento a Dios por todas las oportunidades que recibió y, según dice, sigue recibiendo. “El Monseñor Cotugno me hizo el prólogo y me dijo:‘Qué lindo conocer a un creyente como usted’. Enseguida le respondí: ‘Cardenal, yo no soy creyente... yo estoy seguro. Porque ser creyente significa que uno tiene dudas, y yo no tengo ninguna. Estoy seguro de que Dios me ayudó y espero que me siga ayudando”.