Por Analía Filosi

¿El malo oficial español? ¿El actor secundario por excelencia? Luis Zahera (56 años) nunca encarnó un rol protagónico y muy pocas veces hizo de bueno en las tantas series o películas de las que ha participado. Pero ya tiene dos premios Goya en su haber, porque con apenas una sola escena, como ocurre en El Reino (2019), o provocando miedo, como en As bestas (2022), le alcanza para brillar y robar aplausos.

Eso en la pantalla grande, pero en la chica también sabe hacerse “odiar” o ser un “malo adorable”. Basta ver los duelos actorales que mantiene con José Coronado ya sea en Vivir sin permiso, como Ferro, el perro guardián del protagonista, como en Entrevías, en el papel de Ezequiel, un policía corrupto con jugosas líneas de texto.

“Luis es un ser indómito y tiene una gran potencia creativa. Es de los pocos actores cuyas morcillas (diálogos improvisados) mejoran el guion y al personaje. La parte mala de eso es que no repite dos tomas igual ni aunque lo mates, lo que nos complica muchísimo el montaje… pero se lo perdonamos todo porque siempre mejoran el resultado”, ha dicho de él Aitor Gabilondo, creador de estas dos series disponibles en Netflix.

La lista de secundarios destacados se completa con el Releches de Celda 211, donde trabajó junto a otro de los actores que admira: Luis Tosar.

“Nosotros somos los que debemos hacer brillar más al sol, es decir, a los que encabezan los repartos. Cumplimos nuestra parte y feliz, aunque agradezco también a todos los que piden que me den un papel principal alguna vez”, dijo en entrevista con El País de Madrid quien también alguna vez le gustaría protagonizar una película romántica o simplemente hacer de bueno.

Pero si eso no pasa, no le molesta porque se acuerda de cuando su madre Lecha, una de las personas que más lo marcó en su vida, le decía: “Hijo mío, haces muy bien el tonto”. Lamenta que no haya podido disfrutar de su éxito en las pantallas porque falleció justo antes de estrenar Mareas vivas, la exitosa serie con la que Zahera saltó a la fama en su Galicia natal (nació en Santiago de Compostela), pero sí lo vio actuar en teatro.

“Nos iría mejor si el mundo anduviera gobernado por el sentido común de las mujeres. Por mi madre y mis hermanas, concretamente”, sostiene el actor. ¿Por qué? Porque en su casa gobernaban ellas. Tiene cuatro hermanas mayores y especialmente una de ellas, Ángeles, fue la responsable de su gusto por la actuación porque lo llevó a ver la obra de teatro Angélica en el umbral del cielo.

“Fue el 12 de febrero de 1982. Fue una revelación, como una aparición de la Virgen María. Me quedé loco. Llegué a casa diciendo que iba a ser actor porque sentí algo increíble. Mi madre se reía, pero empezó todo así. De hecho, conservo el programa de la función”, contó a La Vanguardia.

Sus hermanas le mentían mucho. “Hasta el punto de hacerme creer que Ourense se encontraba en el extranjero. Lo dije un día convencido en el colegio y no veas cómo se rieron de mí. Volví a casa llorando”, recordó en nota con El País de Madrid.

Y no podemos olvidar a la tía Ceferina, hoy de 93 años, a la que Zahera le lleva todos los premios que obtiene para que se los guarde y ella le recuerda siempre que abre demasiado los ojos al hablar en escena.

Eso sí, mujeres como interés amoroso no se le conoce ninguna. Tampoco ha tenido hijos y lo lamenta. “Pero es que el trabajo me lo ocupa todo”, argumenta y se define como “un yonqui del trabajo”.

Su trayectoria profesional comenzó cuando tenía 21 años, con el estreno del largometraje Divinas palabras, protagonizado por Ana Belén.

Tres años después decidió irse a Nueva York porque su madre le decía que necesitaba airearse. Juntó 250 mil pesetas de la época (unos 1.500 euros) y partió sin saber inglés ni querer aprenderlo tampoco. “Andaba con gallegos y portugueses”, apunta y agrega que sí aprendió a la fuerza a llamar por teléfono para venderse.

Pero no fue como actor que se las rebuscó, sino que lavó platos, colgó abrigos en un restaurante de lujo, pintó y demolió paredes. Unas de ellas de las Torres Gemelas, lo que hizo que su padre Pepe le preguntara en 2001, cuando se dio la tristemente famosa caída, “¿tú no habrás tenido nada que ver?”. De Pepe heredó esa ironía.

Volvió a España y se puso en contacto con Agustín Magán, uno de los referentes de la escena gallega durante muchas décadas. Recuerda que lo citaron en una coctelería para ver si podía hacer de borracho y él se los demostró de tan buena manera que no paró de actuar nunca más.

Tras cuatro años de éxito como Petróleo en la serie Mareas vivas, seguirían otras como Hospital central o Sin tetas no hay paraíso, donde comenzó a imponer sus personajes malvados y oscuros. En cine estuvo en Los lunes al sol, Diario de un skin, Alatriste y finalmente el gran salto de Celda 211. Rodrigo Sorogoyen lo dirigió en tres películas y dos de ellas le dieron el Goya de Reparto.

¿El protagónico? Finalmente ese deseo se le cumplirá este año con el estreno de Pájaros, una comedia de aventura que cuenta el viaje de dos hombres que, pasados ya los 50, van en busca de una grulla inalcanzable y un futuro imposible. “Recorrerán Europa, pero también su propia vida, sus relaciones, la familia, el amor, el sexo… como una catarsis ante el inevitable paso del tiempo”, según la reseña del film en el que comparte cartel con Javier Gutiérrez.

Vale aclarar que ya tuvo un papel principal en la serie podcast La Esfera (2021-2023), sobre varios pilotos del ejército americano que publican una carta en el New York Times revelando que llevan años viendo objetos voladores no identificados en sus maniobras de vuelo.

Premiado

El temible Xan en "As bestas"

As bestas es la tercera película que hizo dirigido por Rodrigo Sorogoyen (las otras: Que Dios nos perdone y El Reino). Allí interpreta a uno de los dos lugareños que provocan terror a una pareja de franceses que se muda a un pequeño pueblo español buscando estar cerca de la naturaleza.

Además del Goya de Zahera, el film ganó el de Mejor Film, Director, Actor, Guión, Música, Fotografía, Montaje y Sonido.

Si hay algo que caracteriza a Luis Zahera es su marcado acento gallego del que no reniega, si bien en Divinas palabras lo doblaron para que no se notara. “Yo de gallego lo tengo todo. Todo el mundo me reconoce por la retranca y me acepta este pronunciado acento”, ha dicho con orgullo.

De eso y varias cosas más habla en Chungo, el monólogo paródico sobre su vida que escribió él mismo y que representa los sábados en la Sala Capitol de Madrid y los domingos en el Teatro Borrás de Barcelona. Allí le cuenta a la gente que es un ser solitario y muy perfeccionista (por eso no ve sus trabajos), que es nostálgico y pesimista por naturaleza, y que cuando tiene que desestresarse se va a la isla de Arousa o restaura muebles.

Todo tratando de no olvidar lo que le enseñó su querida madre Lecha: “Humildad, tío, humildad”.

En pantalla

Cuatro de sus personajes más emblemáticos

Releches

En Celda 211 es uno de los presos que secundan a Malamadre (Luis Tosar), peligroso criminal que encabeza un motín en el que queda atrapado un guardia de la prisión.

jose haro

Cabrera

Gracias a la escena del balcón en El Reino se llevó su primer Goya a Actor de Reparto. Allí es un político corrupto al que el protagonista -ya descubierto- busca arrastrar en su caída.

Ferro

Es la mano derecha de Nemo Bandeira (José Coronado) en la serie Vivir sin permiso, un perro guardián que ayuda a su jefe a que no se le note que tiene mal de Alzheimer.

Ezequiel

En la serie Entrevías es un policía corrupto que está entre que se enfrenta y tiene de aliado a Tirso Abantos (Coronado), un ferretero que enfrenta a la delincuencia.