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Cinco maneras de gestionar la frustración para que evitar que domine tu vida

Las consecuencias de no saber cómo manejar la frustración abarcan desde reacciones exageradas o irritabilidad a sufrir por baja autoestima o sentimientos de incomprensión.

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Frustración, estrés
Portrait of young, depressed man sitting at the table

Todos en algún momento nos hemos sentido frustrados. Este es un sentimiento normal que se experimenta, en mayor o menor medida, diariamente. Puede reflejarse en diferentes aspectos, como cuando no conseguimos lo que deseamos o cuando nuestras aspiraciones tienen obstáculos que nos impiden lograrlas.

Así como existe la frustración moderada, también existe la que es más profunda. Se expresa cuando nos esforzamos mucho, pero con pocos o nulos resultados. Ante ello, es normal sentirse mal y tener esa tensión frente a la frustración.

¿Por qué aparece la frustración?

Las fuentes de la frustración se pueden expresar de manera interna o externa:

Internas: Pensar que no podemos hacerlo por nosotros mismos y tener expectativas temerosas de que no obtendremos la respuesta que queremos o de que seremos rechazados.

Externas: La cultura y sociedad a la que pertenecemos, que, en ocasiones nos impone exigencias irrazonables y otras veces nos limita; así como personas que son importantes para el avance de nuestros planes y nuestro bienestar.

¿Cómo nos afecta la frustración?

Algunos efectos o consecuencias de no prestarle atención a la frustración pueden ser:

Tener una baja fuerte de desconfianza y autoestima.

Irritabilidad y reacciones exageradas.

Miedos anticipatorios, ansiedad y estrés.

Pérdida ganas de hacer lo que nos da placer.

Sentimientos de soledad e incomprensión.

Consumo de sustancias.

Dificultad para conciliar el sueño o descansar bien.

5 consejos para gestionar la frustración

1. Observá: Tratá de observarte a ti mismo, lo que sucede y tomá un respiro antes de reaccionar a una situación.

2. Meditá: Realizá respiraciones profundas durante el día para relajarte y relajar tus músculos.

3. Realizá actividades que te den placer y aumenten las hormonas de la felicidad.

4. Ejercitate: Para que tu comunicación verbal y no verbal sean asertivas y positivas.

5. Buscá apoyo profesional: Si nada funciona, es mejor buscar apoyo en una persona especializada, para mejorar las habilidades comunicacionales, descubrir cuáles son las creencias limitantes y mejorar la autoestima.

(El Comercio - GDA)

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