Tal día como hoy del año 992, hace 1.031 años, en Castellciutat (una fortaleza a las afueras de la Seu d'Urgell) moría Borrell II, conde independiente de Barcelona, de Urgell, de Girona y de Osona. Borrell II había recibido el gobierno de estos dominios de su padre, el conde Suniario I, durante la época carolingia, o de dependencia de la monarquía carolingia primero (785-843) y francesa después (843-987). Pero ya lo transmitiría a su hijo y sucesor Ramon Borrell sin esta relación de dependencia.

El año 987, con la muerte de Luis V de Francia (el último monarca de la estirpe carolingia) y la entronización de Hugo Capeto (primer rey de la dinastía Capeto), Borrell se había negado a renovar el pacto de vasallaje (el reconocimiento de la autoridad real) que, históricamente, habían suscrito todos sus antecesores con los soberanos carolingios o franceses desde el 785. De esta manera se convertía, de facto, en el primer conde independiente del territorio de la futura Catalunya.

Para explicar aquel hecho, la historiografía catalana ha puesto el foco en un episodio histórico de gran importancia que había sucedido, tan solo, dos años antes (985). El general andalusí Almanzor, en una de las diversas campañas de devastación contra los pequeños estados cristianos del norte de la Península, había saqueado y destruido parte del condado y de la ciudad de Barcelona. Borrell había pedido, insistentemente, al rey refuerzos militares para detener aquel ataque, pero nunca había obtenido respuesta.

Los daños infligidos por el ejército andalusí (destrucción de pueblos y de cosechas, muerte o cautiverio de miles de personas) causaron un gran impacto en aquella sociedad de los condados del extremo meridional del reino de Francia. Y el poder de aquella sociedad (conde, vizcondes, alcaldes, barones) decidieron romper la relación de dependencia con respecto a la monarquía francesa por el incumplimiento de la obligación de ayuda que el rey tenía en relación con sus condes subordinados.

Pero había otra causa tanto o más importante que esta, que tuvo mucho peso en aquella decisión. La casa condal de Barcelona-Urgell, que los historiadores modernos denominan Bellónidas, era una rama menor de la familia imperial carolingia desde que el año 877, el conde Wifredo el Velloso se había casado con Guinidilda, bisnieta del emperador Carlomagno. Y, históricamente, había tenido una muy buena relación con sus parientes mayores de Aquisgrán.

La desaparición del último rey carolingio y su sustitución por un miembro de otra rama menor de la familia imperial, fue otro motivo de peso en aquella decisión. En aquel contexto histórico, las relaciones del poder estaban fundamentadas en vínculos familiares, inspirados en la ancestral cultura tribal de los pueblos germánicos. Por lo tanto, la desaparición del vínculo familiar entre los gobernantes de Barcelona y de Aquisgrán también jugó un papel decisivo en la formación de aquella primera independencia.