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La adolescencia es un período muy importante en la vida, ya que está lleno de cambios que contribuyen a convertir a un niño en un adulto. Puede ser un momento desafiante y con problemas difíciles de gestionar, especialmente para los padres y otros familiares cercanos.
Cuándo empieza y termina la adolescencia
La OMS (Organización Mundial de la Salud) explica que la adolescencia es "la fase de la vida que va de la niñez a la edad adulta" y que cubre desde los 10 años hasta los 19 años. Además, calcula que en la actualidad hay 1.200 millones de adolescentes, cifra que representa la sexta parte de la población mundial.
Las etapas de la adolescencia
Según Unicef, se pueden distinguir tres etapas dentro de la adolescencia:
- Adolescencia temprana: desde los 10 hasta los 13 años. Es la época del inicio de la pubertad, en la que las hormonas provocan cambios físicos en un joven. Su estatura aumenta en poco tiempo porque da el estirón, su voz cambia, nace vello en zonas como el pubis y las axilas, se incrementa su sudoración y empieza a sufrir acné.
- Adolescencia media: entre los 14 y los 16 años. En esta fase empiezan a notarse cambios a nivel psicológico y en la construcción de su identidad. El adolescente busca la independencia de sus padres y presta atención a cómo se ve y a cómo quiere que le vean.
- Adolescencia tardía: a partir de los 17 años. Aunque la OMS indica que la adolescencia acaba a los 19 años, Unicef señala que esta tercera etapa puede extenderse hasta los 21. El joven empieza a sentirse más cómodo con su físico, busca la aceptación, define su identidad y se preocupa por el futuro. Además, ya no valora tanto los grupos grandes a la hora de relacionarse, sino los más pequeños.
¿Cuál es la etapa más difícil de la adolescencia?
SEPEAP (Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria) indica que la etapa más difícil es la adolescencia media, entre los 14 y los 16 años. "Es la época de máximo conflicto con los padres, ya que tienen afán de contradicción". Los jóvenes se vuelven más independientes en esta fase, desarrollan su personalidad e intereses propios. Aunque se separan de la familia y dan mayor importancia a los amigos, sus progenitores siguen siendo figuras muy importantes.
Cómo mejorar la comunicación con tus hijos adolescentes
La psicóloga Patricia Ramírez da en el siguiente vídeo una serie de consejos y claves para resolver problemas de comunicación y gestionar situaciones difíciles entre padres e hijos adolescentes:
- Comparte tus problemas e intereses para que ellos también lo hagan: procura que siempre haya una comunicación bidireccional con tus hijos. No puedes solo demandar información sobre sus estudios y responsabilidades, sino que también tienes que saber lo que les interesa y hablar de esos temas. También debes pedir consejo y hacerlos partícipes de tu vida, para demostrar que su opinión es importante para ti.
- Evita los juicios de valor: la experta pone como ejemplo el comentario de un hijo diciendo que alguien de su edad ha empezado a fumar. "A ti ni se te ocurra" podría ser la frase que usa un padre para reaccionar, pero es mejor preguntarte al adolescente qué le parece este hecho, si alguna vez se le ha ocurrido... La clave es mantener la comunicación y generar un clima de confianza.
- Pregunta si quieren consejos: la psicóloga recomienda dar menos consejos a los hijos y optar por consultarles si los quieren. Con una pregunta como "¿quieres saber qué haría yo?" despertarás su interés. Además, es una mejor forma de transmitir algo que decir "tienes que hacer esto".
- Favorece su espacio íntimo: la experta habla sobre los padres que tratan de controlar dónde están sus hijos enviándoles mensajes de WhatsApp y llamándolos cuando están con sus amigos. Ella lo tacha de equivocación e indica que los jóvenes deben tener su espacio íntimo sin interrupciones. Sus progenitores tienen que aguantar la ansiedad que implica no tener el control sobre una situación.
- Admite tus errores: los padres no son perfectos. Tienes que reconocer tus equivocaciones delante de tus hijos y pedir perdón cuando procede. De esta manera, empatizarás mucho más con ellos.
- Fomenta su autonomía: ten cuidado con la sobreprotección e intenta que tus hijos vayan adquiriendo independencia. "Tenemos que dejar que el niño sufra las consecuencias de no responsabilizarse de sus cosas", indica Ramírez. Así aprenderá a lidiar mejor con emociones como la frustración y el miedo.