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Lujo y poderío

La Reina Sofía, exultante con joyones, un valentino y su marido en Jordania

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La Reina se mostró radiante y feliz en su círculo de royals durante la boda jordana, para la que se puso sus mejores galas. Don Juan Carlos, a su lado en silla de ruedas, la hizo rejuvenecer

Doña Sofía, con aderezo de rubís regalo de Stavros Niarchos.
Doña Sofía, con aderezo de rubís regalo de Stavros Niarchos.GTRES

El fin de semana pasado se publicó la foto más temida por el Rey Juan Carlos: una imagen suya en silla de ruedas en la última boda real de Jordania. La estampa retrataba lo que todos ya de alguna forma intuíamos: el emérito, por buena salud que tenga, no deja de ser un señor de 85 años y es normal que tenga problemas de movilidad después de las intervenciones traumatológicas a las que ha sido intervenido a lo largo de su vida sumadas a los achaques de su edad. Sin embargo, para muchos, lo que realmente resultó sorprendente de esta cita repleta de royals, grandes fortunas y rancios abolengos fue la actitud triunfal de la Reina Sofía durante toda la convocatoria. Vídeos emitidos de los fastos nupciales muestran a nuestra Reina Madre feliz en su círculo monárquico de la Vieja Europa, moviéndose como un gamo, relajada, ágil, sonriente, guapa, luciendo sus mejores galas.

Reina Sofía, con broche de zafiros regalo de Franco.
Reina Sofía, con broche de zafiros regalo de Franco.GTRES

La consorte griega ha superado, con el paso del tiempo, los disgustos que le ha dado su marido, sus idas y venidas con amantes, pero sobre todo la trascendencia de las mismas en los medios, y en especial los escándalos por su fortuna opaca y sus malas compañías. Ahora, por su actitud, Sofía parece estar en paz con el padre de sus hijos y lo contempla como un ancianito que necesita asistencia al que, aunque no cuida ya que él vive en Emiratos y ella en España, aún le tiene gran cariño. Ella jamás dejará de ser su más autorizada acompañante a este tipo de convocatorias tan importantes para ella en las que se le da prestancia y lugar que ella y muchos consideran merece en la historia de España.

Dicho esto, Doña Sofía ha puesto toda la carne en el asador en su viaje a Amán para asistir a la boda del príncipe Hussein y Rajwa Al-Saif. Dado que don Felipe y doña Letizia no pudieron acudir por problemas de agenda, nuestra Reina se sabía protagonista y se ha esforzado y mucho en ejercer de representantes de la casa real española con orgullo, coincidiendo con los reyes de los Países Bajos, los príncipes de Dinamarca o los príncipes de Gales, entre otros.

Para la ceremonia Katb Al Kitab, la firma del contrato matrimonial, celebrada en el Palacio Zahran, Doña Sofía recuperó un vestido que cuelga de su armario desde hace casi 20 años, un alta costura de Valentino que se puso en el 60 cumpleaños del rey Gustavo de Suecia, en 2006. Coincidió en el tono, rosa empolvado, con Kate de Inglaterra, que llevaba un Elie Saab de similar caída. Nuestra Reina defendió exquisitamente su look, consistente en una falda a tres alturas con cuerpo de manga francesa y hombreras marcadas, a destacar el drapeado metalizado en la cintura y una capa de tul divina que se movía con gracia mientras ella caminaba.

Sofía escogió zafiros para elevar el conjunto. "Los pendientes y el collar forman un medio aderezo sobre el cual sabemos muy poco. Su Majestad lo ha llevado con bastante frecuencia y Reina Letizia ha lucido los pendientes en tres ocasiones. El diseño de estas alhajas recuerda a los impresionantes trabajos de carpintería que decoran las cúpulas de los salones de los antiguos palacios árabes", se lee en la cuenta de instagram especializada Spanish Royal Jewels.

"La Reina también se puso un broche que no le veíamos en público desde 1999. Una pieza que representa un cometa, donde observamos un zafiro cabujón rodeado por un marco de diamantes con una cola de hilos dorados puntuada por brillantes y corales. Está firmada por Pierre Sterlé y fue un regalo de Franco con motivo del nacimiento del Príncipe Felipe en 1968. Sospecho que el broche va a juego con el brazalete de la mano derecha, una pieza rígida y abierta de oro amarillo con otro de oro blanco cuajado con diamantes y rematado por dos zafiros cabujón. En su muñeca izquierda se ven dos brazaletes, uno de ellos representa flores y hojas y pertenece a la línea Camellia de la joyería Van Cleef and Arpels".

Horas después de esta ceremonia, los invitados marcharon al palacio de Al Husseiniya para disfrutar de espectáculo y baquete. Doña Sofía volvió a tirar de fondo de armario y se puso un discreto modelo gris con cuerpo de encaje bordado que hizo de tapiz de uno de sus aderezos más señeros compuesto de rubíes. Dicen en Spanish Royal Jewels: " Esta pieza fue un regalo de boda a Doña Sofía por parte del magnate Stavros Niarchos. La Reina Victoria Eugenia describió este regalo en una carta a su prima la Infanta Beatriz: 'C'est beau la fortune!'. Realizado por Van Cleef & Arpels, este collar de dos vueltas consta de 37 medallones de rubíes de Birmania. Una pieza versátil, ya que cada elemento se puede quitar y combinar. Doña Sofía ha adaptado los varios medallones creando chokers, collares, sautoirs, sortijas, pulseras y diademas. Esta vez lució una parte del collar original adaptada a modo diadema, un medallón adaptado como sortija y los demás como doble collar. Lucía los pendientes a juego, un brazalete de rubíes y diamantes que fue un regalo por el nacimiento de la Infanta Cristina y una pulsera que perteneció a la Reina Ena.

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