"La juventud es un estado cercano a la muerte porque después no hay nada". Aseveraciones como ésta hacen avanzar un texto que habla de un grupo de jóvenes perdidos, sin referentes. Ocurre en Viena, en 1923. Recién salidos de una guerra mundial y con los ojos puestos en otra. En un ambiente de experimentación, de conocimiento, de drogas, de sexo, de baile.

La muerte es la única salida a esta etapa de la vida. O al menos, la única digna que se apunta en el drama más conocido de Ferdinand Bruckner (Sofía, 1981-Berlín, 1958), que lanzó el guante en los años 20. Andrés Lima lo ha recogido ahora, inmersos en una crisis especialmente cruel con los jóvenes.

Sobre las tablas cuenta la historia de un grupo que responde a la grisura de su tiempo con éxtasis y sentimiento extremo. ¿Qué puede aplicarse de entonces a la situación de ahora? En esta entrevista, Andrés Lima -director de éxitos teatrales como 'Marat/Sade', 'Urtain' o 'Argelino' con la compañía Animalario- analiza la situación de los jóvenes, recuerda su propia entrada en el mundo adulto y confiesa nuevos proyectos.

"La juventud es un periodo puro en cualquier época. Es justo el paso a la conciencia, cuando los estudiantes empiezan a darse cuenta de lo que van a tener que sacrificar para conseguir un papel en la sociedad. Pero en la Europa de entreguerras fue mucho más bestia que ahora. Estaban metidos en una depresión total y su respuesta fue muy brillante, con el futurismo, el dadaísmo, todas las vanguardias, el psicoanálisis... Precisamente por ser tan radical es un buen periodo del que aprender", afirma.

Y en su caso, ¿aburguesarse o morir? "Yo no me voy a suicidar porque ya me aburguesé -afirma- pero creo que la premisa es cierta porque aburguesarse supone acabar con la única etapa de la vida en la que las pasiones son verdaderas. Después se empieza a pactar con el diablo".