A última hora de la tarde de este lunes Toledo era una sartén. Pese a los 41 grados que irradiaba el asfalto, Santiago Abascal congregó a 1.500 de los suyos a las puertas de una ciudad talismán para Vox, ya que es una de las grandes alcaldías en las que el partido logró entrar el pasado 28 de mayo a través de una alianza con el Partido Popular que ahora Abascal trata de replicar en el plano nacional.
De hecho, a apenas cuatro días para cerrar la campaña, una semana después de que Alberto Núñez Feijóo pusiera sobre la mesa a Pedro Sánchez un pacto para que gobierne la lista más votada y horas después de que ampliara su oferta a cinco pactos de Estado, Abascal invitó a los electores populares que no se sientan representados con esta aproximación al PSOE a que escojan el próximo domingo la papeleta de Vox.
"Estamos dispuestos a hacer todo lo posible para derrotar a aquellos que no están dispuestos al cambio, que quieren el inmovilismo. Estamos dispuestos a representar a toda esa gente que está tan perpleja como nosotros", lanzó Abascal en dirección al votante popular. "Estamos dispuestos a representarles" porque, dijo, en Vox tampoco entienden la insistencia del PP con el PSOE día tras día.
Es más, Abascal tildó a Feijóo de "masoquista" por seguir apostando por esta vía cuando desde la izquierda, incluido el PSOE, se está usando la polémica foto del líder popular con Marcial Dorado como arma de desgaste. "El PSOE le recuerda una foto con mala intención y él le ofrece más pactos", lamentó Abascal.
La posición de Vox frente a los ofrecimientos del PP a Sánchez será una de las claves que marcarán el debate a tres convocado el miércoles en RTVE en el que Feijóo será la principal ausencia. Abascal aprovechará su falta para reivindicarse como la auténtica alternativa que, lejos de la mano tendida a los socialismos, planta cara y promete derogar todas y cada una de las políticas ejecutadas por el sanchismo a lo largo de la legislatura.
El presidente de Vox prevé con esto dar la vuelta a las encuestas en el tramo final de la campaña, tras dos semanas de bajada en unos sondeos de los que no termina de fiarse, por lo que celebró que este lunes fuera el último día que por ley pudieran publicarse.
"Hoy se ha terminado la tortura de las encuestas, la presión de los periódicos, de los poderosos, de los partidos Todas quieren confundirnos y dirigirnos. Hablamos de lo que ellos quieren", opinó Abascal, confiante en que en la recta final de la campaña, aprovechando los actos multitudinarios y en especial el debate electoral del miércoles por la noche, pueda reconducir la dinámica y, como en el 28-M, convertir a Vox en una formación ineludible para el resto de actores políticos.
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