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Viernes 09/ 04/ 2010 Actualizado 05:20h.
Edición España
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09 ABR 2010 17:20
Nadia Benyahya._España es un país lleno de grandes músicos, sin embargo, esta vasta cantera de artistas pasa inadvertida para todos nosotros, y se ven obligados a abandonar su país para conseguir su sueño y que reconozcan su talento.
Resulta evidente que el problema no reside en la calidad de su trabajo; una vez cruzan el charco el arte del producto nacional es acogido con entusiasmo. Paco de Lucía es sólo un ejemplo de diamantes que sólo tuvieron brillo para nosotros cuando otros supieron verlo. Grandes músicos bien cualificados, con extensas carreras musicales, amplia formación, ideas, aptitudes, y dotes excepcionales, ven cómo sus obras, elaboradas con mimo y precisión, cuidadas hasta que cada nota y cada compás bailen formando la pieza perfecta, se ven condenadas al silencio, aplastadas por la música prefabricada y estándar.
'Cantantes' que dedican más horas al gimnasio que a aprender a afinar, 'canciones' compuestas únicamente por un par de acordes repetidos hasta la saciedad que resultan pegadizas para un público con los sentidos aletargados, y unos medios de comunicación que se limitan a cubrir la vida privada de estos 'artistas' a falta de méritos profesionales dignos de mención, componen el panorama musical nacional.
La radio y la televisión aprovecharon el camino libre para alienar sin contemplaciones, vía radiofórmula (40 principales) o a través de programas adolescentes de superventas (Tocata, Música Si…), y adocenar el gusto general de la audiencia. Esta situación lleva a nuestros artistas a tener que arriesgar su propio dinero en producir su música, a doblar esfuerzos para conseguir una mínima mención en los medios, a trabajar en tiendas musicales o dando clases para poder continuar luchando por su sueño…Mientras adolescentes con una bonita sonrisa, que no saben distinguir entre un 'Do' y un 'Fa', se ven ensalzados a la categoría de 'artistas' o 'estrellas del pop'.
Es un hecho que los fans son una pieza fundamental, son ellos quienes dan o quitan, quienes ensalzan o destruyen, pero la falta de criterio y de rigor ha convertido al necio en librepensador, y ha dejado en manos de aficionados (fans) y sus filias y fobias, los criterios con los que afrontar un concierto, un nuevo disco o una entrevista.
Los medios han acostumbrado al público a un pop fácil, condenando otros muchos estilos musicales sin contemplación. En marzo del año pasado se celebraba la XIII edición de los premios de la música, y entre las categorías existentes encontramos pop, flamenco, electrónica…¿Y el Heavy Metal?¿y el rock?¿y el reggae? Desechados. Invisibles. Teniendo en cuenta que vivimos en un mundo en el que si algo no aparece en los medios no existe. ¿Condenamos a grandes músicos al silencio?
Sin ir más lejos, este año Miley Cyrus, ‘Hanna Montana’, actuará en el Rock in Río de Madrid...un festival al que la gente acude para disfrutar de buen rock, porque este festival se llama Rock in Rio. La organización debería ser mas coherente y no primar ventas a calidad.
Contamos con un público que definitivamente ha caído en los estereotipos que la globalización ha uniformado a través de la radio fórmula o de los concursos televisivos que han usado la música como un elemento más para configurar el mal gusto general de la audiencia.
Parece que la única salida que encuentran algunos es aprender inglés y abandonar su tierra en busca de reconocimiento. Muchos lo consiguen, algunos se quedan, y unos pocos vuelven, viendo con asombro cómo los que antes les cerraban las puertas, ahora les reciben con los brazos abiertos. ¿Se han convertido en grandes profesionales en tan sólo unos meses? , lo dudo. Tan sólo han sido valorados por oídos ajenos. ¿Es necesario que nos digan que nuestros músicos tienen talento para saber reconocerlo? ¿Dónde ha quedado nuestro criterio y riqueza musical?
En un país donde la envidia y la ignorancia campan a sus anchas, parece no quedar lugar para el arte.
Anónimo
12.abr.2010 | 12:18
#10 Primero fue aumentar el poder adquisitivo de la gente. Después dirigir ese poder a consumir cosas que antes no necesitaba. Antiguamente era totalmente aceptable que a alguien no le gustara la música. Hoy en día, la música es como el balompié. Pero sobre todo, los niños desde muy jóvenes son mercado musical. Su opinión cuenta y manipula audiencias y decide en favor de uno u otro músico... Además vivimos en una dictadura de la opinión pública que cree que puede opinar bajo la fórmula ¿para gustos los colores. Pero la opinión requiere información, mucho desinformado opina libremente, pero sin libertad de opinión. Porque una opinión libre requiere de criterio.
Anónimo
12.abr.2010 | 13:22
El mundo de la musica al fin y al cabo es un negocio donde las empresas buscan maximizar beneficios al minimo coste. Para sorpresa de estas los programas tipo OT son el negocio redondo porque apenas requieren inversion y los beneficios que obtienen son brutales (la misma historia con GH, la isla de los famosos etc...). La pregunta es, si nosotros estuvieramos dirigiendo estas empresas...... no hariamos lo mismo?, la respuesta es SI porque es su trabajo.
Anónimo
12.abr.2010 | 14:10
Bueno, también está Internet, cualquiera puede grabarse un video y colgarlo y tener una difusión (alguien en la otra parte del planeta, al minuto) que antes no había.
Las "empresas" de la música (40, OT, etc...) son empresas privada y por lo tanto con ánimo de lucro, y ponen en tus orejas lo que que paga quiere que pongan.
No nos llevemos las manos a la cabeza, nos venden coches, colonias, sonrisas y música. Pero creo que para un novel es mucho más fácil empezar ahora que antes, cuando grababan una maqueta y tocaba ir puerta por puerta cual vendedor de alfombras.
Hay mercado alternativo, hay boca-oreja y conciertos en salas minúsculas.
Hay grupos/solistas de CaraB
Y hay que tener tiempo para descubrir esas pequeñas joyitas, en el fondo, muy en el fondo, detras de la superficie y alejados del escaparte.
Anónimo
12.abr.2010 | 15:15
Es que España NO VALORA los genios, cuando son españoles; tanto en la música como en la ciencia, han de irse al extranjero para que se les reconozca el mérito. Después, mucho alarde de que son españoles, cuando, por muchas y lógicas razones, han adquirido la nacionalidad del país que les apoyó.
Anónimo
13.abr.2010 | 08:56
Muy de acuerdo con el artículo, pero no entiendo porque en el blog de Madrid.
Anónimo
01.may.2010 | 14:57
Sinceramente creo que la concepción de talento tanto en España como en el mundo entero está bastante distorsionada ya que se rige por patrones que se alejan de todo concepto intelectual; pienso que es muy cierto lo que dices acerca del Pop, pero no se trata de ser injustos y de sólo ver lo que parece estar más extendido, porque lo mismo ocurre y se encuentra en el mundo del Rock y del Heavy. Millones de niños y niñas que cogen una guitarra eléctrica diciendo que son como Pachelbel, que se saben el Canon y que pueden tocar Nothing Else Matters. Dices que muchos cantantes curten su cuerpo antes que sus conocimientos sobre música, muy cierto, pero también ocurre lo mismo dentro del Heavy, del Rock etc... no seamos hipócritas ni utilicemos la demagogia, dentro de estos mundos también existen fans y personas que cuidan su estética; jóvenes que siguen tendencias y que además son populistas, sin darse cuenta de que forman parte de esa globalización de la que hablas.
Anónimo
01.may.2010 | 14:58
Creo que cuando algo se hace popular tanto sea esta u otra música, el público la mancilla y hace héroes e himnos de ello. Estoy de acuerdo con que Paco de Lucía es grande, y fue el gran olvidado hasta que por fin los ojos se nos fijaron en sus manos y su música, pero sinceramente, tanto Rock, como Pop, como Heavy metal como lo que sea, es lo mismo. Parece ser el Rock una respuesta al Pop como si hubiera personas con extremo talento que no se ocupan de su físico y su estética....por favor existe más parafernalia en Mago de Oz que en Amaral, en Saratoga que David Bisbal, ¿o ahora me vas a decir que Txus o Leo no son metrosexuales que siguen una estética?
Realismo es lo que falta, por eso tanta falta de reconocimiento a lo que de verdad es importante.
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