Imagina que esas postales de pueblo mediterráneo -como Altea- con casas encaladas y balcones floreados que buscamos verano tras verano estuvieran en las faldas de Sierra Nevada. Es una buena forma de hacernos una primera idea de lo que supone la Alpujarra, un baluarte natural de pueblos blancos rodeados de naturaleza (de hecho, es uno de los secretos de España para unas vacaciones de naturaleza idílicas) que se extiende por Granada y Almería. Su situación, tan insólita como privilegiada en lo defensivo, ha hecho que la Alpujarra granadina –la que hoy nos ocupa– se articule a distintas alturas. Y es que si algo caracteriza a sus pueblos es el desnivel que manda en estas calles empedradas (y algún que otro puesto entre los pueblos más bonitos de España). Es la opción ideal, además, para las escapadas antiestrés con casas y hoteles rurales, pues la zona ofrece una atmósfera ideal para desconectar y recargar pilas.

Ha sido inspiración de muchos y precisamente por eso tiene tantas versiones. Están las historias de la senda granadina (GR-7) que une Trevélez con Lanjarón, la Alpujarra que inspiró a Lorca o la que enamoró a Saramago. Puestos a hacer memoria, tampoco podemos olvidar la que plasmó Gerald Brenen en su obra ‘Al Sur de Granada’, con el corazón puesto en Yegen.

A pesar de siglos de batallas y conquistas, lo que hoy vemos son las huellas de Al Andalus, recuerdo de una Alpujarra que sirvió como refugio de moriscos y escenario de sublevaciones hasta que se gestó su expulsión definitiva. Solo aquí pasaremos de las paredes más blancas a las jarapas más coloridas bajo la sombra de los imponentes Veleta y Mulhacén.

Lanjarón, un bonito comienzo

castillo de lanjarón en la alpujarra, granada
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Castillo ’de los moros’ en Lanjarón.

Si quieres poner un poco de órden, sigue las señales hasta la puerta de la Alpujarra. Así se conoce Lanjarón, nuestra entrada a esta comarca ubicada a 45 minutos de Granada. Aquí hay dos imprescindibles: sus manantiales de aguas medicinales que alcanzan la perfección en el Balneario de Lanjarón –aunque modernizado, por este clásico ha pasado hasta la mismísima Virginia Woolf– y el 'castillo de los moros', una fortaleza del siglo XVI levantada sobre restos árabes a las afueras del pueblo, desde donde se obtienen unas envidiables vistas de las crestas y valles que nos rodean. Tras esto, resguárdate bajo los ‘tinaos’ del Hondillo, su barrio más auténtico. Será el agua, será el clima o las frases de Lorca que adornan sus fuentes, lo cierto es que algo estarán haciendo bien si la OMS apuntó que es uno de los lugares más longevos del planeta.

Seguimos avanzando, sin abandonar la serpenteante carretera que nos ha traído hasta aquí, cuando vemos despuntar las dos torres simétricas de la iglesia de Nuestra Señora de la Expectación de Órgiva, que fue levantada sobre los cimientos de una mezquita. Si seguimos ascendiendo, la fórmula de las calles encaladas se repite en Cañar.

calle típica en la alpujarra granadina, andalucía
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Balcón floreado en la Alpujarra granadina.

Las brujas de Soportújar

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Lo que sin duda merece un alto es Soportújar. Si nada más poner un pie aquí sentimos un fuerte poder de atracción podremos alegar que es cosa de magia. Y es que a Soportújar se le conoce como el pueblo de las brujas. Por sus calles –blancas, por supuesto– nos escoltarán historias de aquelarres, meigas y leyendas, empezando por el misticismo de la Cueva del Ojo de la Bruja, hasta la cabeza de la bruja Baba Yaga de más de tres metros que nos recibe a la entrada del pueblo. Aprende a encontrarle el encanto al perfil de bruja fea porque custodian plazas, fuentes, miradores y demás lugares inesperados. ¡Ah! Prepárate también para confrontar dragones y arañas colosales. Todo vale en este decorado de ciencia ficción.

De miradores también andan sobrados y eso lo comprobamos en el Mirador del embrujo, en pleno centro, o al asomarnos por la Era de los Aquelarres. La Alpujarra de ‘tinaos’ y callejuelas también está presente. En esto dicen ser los primeros y puede que tengan razón. Habrá que acercarse a la calle Zanjilla para comprobar si es la más estrecha de España.

Probablemente te sorprenda tanto como las cabezas de bruja, pero a menos de 10 kilómetros de Soportújar descansa el centro de meditación budista O Sel Ling. Ubicado a 1.600 metros de altura, no culpes a estos tiempos de moderneo ni a la globalización, pues lleva aquí desde principios de los años 80 ofreciendo retiros para que alcancemos esa ansiada paz e introspección que tanto se echa en falta.

Barranco de Poqueira: Pampaneira, Bubión y Capileira

Como siempre, lo bueno se hace esperar. Los kilómetros dejan de pesar cuando nos acercamos al Conjunto Histórico artístico que forman este trío de ases situado en el barranco de Poqueira y que ha sabido mantener el acento bereber en su arquitectura, a pesar del desafío que siempre supone el paso tiempo.

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Coloridas jarapas en Pampaneira.

Estamos en Pampaneira y rápidamente vemos cómo todo lo aprendido adquiere un nuevo grado de refinamiento. Plazas y subidas de un blanco impoluto que sólo ven cómo se rompe el cromatismo con las coloridas jarapas que cuelgan de fachadas y barandillas, funcionando como un imán para los más curiosos. Este tejido, tosco y vistoso a la par, elaborado en telares tradicionales es otra de las herencias moriscas de la zona que no agota la fórmula de su éxito gracias a la popularidad que han alcanzado sus mantas y alfombras.

En lo monumental hay que destacar la iglesia parroquial de la Santa Cruz del siglo XVI, que conserva su artesonado mudéjar en el interior. La encontrarás en la Plaza de la libertad, el corazón de Pampaneira. Por lo demás, solo te queda perderte entre las calles y casas escalonadas que unen barrio bajo y barrio alto para disfrutar de las vistas al exterior desde el Paseo García Lorca.

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Flores y cuestas en Pampaneira.


Seguimos ascendiendo por la ladera del Veleta cuando nos topamos con un Bubión de calles blancas. Aquí hay que destacar el Museo Casa Alpujarreña, una visita guiada por la vida y las costumbres de quienes habitaban estas tierras hace décadas. También en Bubión encontramos el mayor exponente de jarapas de la zona, el taller Hilacar, que surgió hace algo más de treinta años con la vocación de recuperar este arte de transformar trapos viejos y material usado en joyas de artesanía. Podrás saborearlo en tu propia piel si te apuntas a uno de sus cursos exprés –ojo, también tienen tienda online– para elaborar una pieza desde cero.

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Jarapas tradicionales de las Alpujarras.

Capileira es el último pueblo del trío turístico del barranco de Poquiera y el más cercano a las cumbres de Sierra Nevada. Esto da altura para que sus miradores sean todavía más especiales. Además de la iglesia de Nuestra Señora de la Cabeza, no faltaran las flores y los 'tinaos' como complemento a una arquitectura tradicional donde los 'terraos' o techos planos de pizarra son igualmente una de sus señas de identidad.

capileira, la alpujarra, granada
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Calle típica con artesanía en el pueblo de Capileira.

Trevélez: aquí se toca el cielo

Antes de llegar, nos detendremos en el Mirador de Trevélez para inmortalizar las casitas blancas desde su mejor ángulo. A 1.476 metros sobre el nivel del mar, puede presumir de ser el pueblo más alto de la Alpujarra y uno de los más elevados de España. Por eso se dice que aquí se toca el cielo. Al cielo nos llevará también el jamón de Trevélez, una delicia que se curte con el clima, así que tocará visitar los secaderos como si de un ritual culinario se tratara. Además de buen comer, este municipio ejerce de trampolín a Sierra Nevada con infinitos senderos cortos y de gran recorrido. Qué decir de sus calles, si a lo largo y ancho de sus tres barrios nos toparemos con joyas como la ermita de San Antonio. Lo mejor será dejar de imaginar y marcar en el calendario cuándo saldamos nuestra cuenta con el rincón blanco de Granada. Sin duda alguna, se trata de uno de los mejores destinos románticos y bonitos para viajar en pareja en territorio nacional. Aunque, verdaderamente, puedes viajar con cualquiera, ya sea en familia o con amigos.

Así que ya sabes, tu próximo viaje por tierras granadinas no puede basarse únicamente en la Alhambra (aunque, sí, es un imprescindible y uno de los monumentos más famosos y bonitos de España) y en los restaurantes de moda de Granada, sino que debe pasar, asimismo, por la Alpujarra y sus pueblecitos blancos. ¿Otras recomendaciones para tus vacaciones? Más pueblos blancos, como Vejer de la Frontera, uno de los mejores pueblos de Cádiz, Cabo de Gata o, si prefieres salir de territorio nacional, prueba a descubrir las mejores playas de Portugal para ir en verano.