A nadie le gusta la mentira y todos, en alguna ocasión, hemos hecho uso de ella para salir de un apuro. Pero, ¿qué ocurre cuando alguien no puede parar de mentir y se convierte en adicción? A este trastorno psicológico se le denomina mitomanía y “la persona que lo padece miente a menudo sobre todo lo relacionado con su vida para obtener la atención deseada”, señala Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos. A priori puede parecer que todos tenemos un poco de mitomanía, puesto que en algún momento hemos hecho uso de la mentira (has visto la serie de Netflix 'Mentiras'?).

El problema viene cuando usamos la mentira como una herramienta para afrontar la realidad. "La tomamos como si fuera un recurso más para salvaguardar nuestra estima y relacionarnos en diferentes situaciones”, apunta Palomares. No obstante, esta actitud suele producir malestar en las personas del entorno y en quien padece esta necesidad de mentir.

Laura Palomares nos descubre las claves para identificar a un mitómano o mentiroso compulsivo.

1. Son narcisistas

Los mitómanos o mentirosos compulsivos suelen alardear de sí mismos cuando cuentan algún suceso y lo hacen eludiendo su responsabilidad frente a esas situaciones. El narcisismo, en realidad es una tapadera que esconde sus inseguridades. Mucho cuidado con las personas tóxicas de este tipo.

2. Tienen una autoestima baja

Estas personas usan la mentira para conseguir admiración y atención de su entorno. No obstante, detrás de esas mentiras se esconde alguien con heridas emocionales e inseguridades, que no ha sabido gestionar esas circunstancias.

3. Utilizan mentiras recurrentes

Una de las principales características de estas personas, es que la mentira no es algo puntual para conseguir algo, sino que usan la mentira para relacionarse. Si conoces a alguien al que has pillado varias veces en una mentira, ya sabes que puedes estar ante un mitómano.

4. Son grandilocuentes

En sus historias, su discurso suele ser muy emocionante y exagerado, para generar expectación y admiración. El problema es que como cuentan tantos detalles, es fácil que tengan lagunas y cosas que no cuadren.

5. Carecen de objetivos

La principal pista que te puede ayudar a distinguir a un mitómano de una persona mentirosa, es que esta última miente para conseguir o evitar algo. El mitómano por el contrario, miente porque es su forma de relacionarse con el mundo. Tiene una necesidad de admiración. Además, el mitómano se cree sus propias mentiras, y con ellas construye su mundo paralelo. Esto no tiene nada que ver con las mentiras piadosas que todos podemos decir de vez en cuando.

6. Tienen mucha fantasía

Es normal que en la infancia tengamos nuestro mundo de fantasía. Imaginamos e inventamos cosas para aprender y desarrollarnos. Sin embargo, el mitómano prefiere quedarse en ese mundo inventado, en lugar de aceptar su propia realidad. El mitómano fabula alrededor de su vida y lo que le acontece, para sentir que es valioso. Es importante que las personas de su entorno no la culpen de sus mentiras, ya que lo que hay detrás es un dolor emocional muy grande que no pueden sostener, y la mentira es la única forma que han encontrado para manejarlo.

7. Cuentan con un alto poder de seducción

Estas personas usan la seducción para contar historias. Su forma de relacionarse con los demás es desde el humor y el ‘tonteo’, ya que esto les ayuda a sentirse atractivas frente al otro. Es como si estuvieran interpretando un papel para mantener el interés a través de detalles muy exagerados y emocionantes. Te los puedes encontrar también en las redes sociales y aplicaciones de dating, y son habituales del gosthing.

8. No les gusta la confrontación

Si a un mitómano le enfrentas con la realidad, puede reaccionar de forma agresiva o, por lo contrario, evitar la confrontación negando que ha mentido. Tratará de buscar maneras para compensar la mentira. Esto se debe a que al ser su mundo, si tú lo destruyes ya no saben qué hacer.

Como recalca Laura Palomares, si eres una persona cercana a un mitómano “intenta ser sutil al decirle las cosas y animarle a que vaya a un profesional con el fin de que pueda trabajar en esas mentiras y que vaya descubriendo otras maneras menos dolorosas de sostener su sufrimiento”.