El Heraldo
Opinión

Descrestar, santo-san, encopetado

Lo que preguntan por ahí

De mi hijo, alguien dijo: “Por su sapiencia, ese joven me descrestó”. Entendí, pero ¿por qué decir ‘descrestó’? Boricua, Gurabo, PR

El verbo ‘descrestar’ alude al corte de la cresta de un gallo fino antes de disponerlo para pelear. El Diccionario de la lengua española acoge la palabra como engañar o estafar a una persona, de manera que termine perjudicada. Más allá, el Diccionario de americanismos dice que, tal como la usamos en Colombia, ‘descrestar’ se refiere a un hecho, situación o persona que generan asombro o impresión favorable: “Por su sapiencia, ese joven me descrestó”, “El Junior me descresta por su juego exquisito” (hoy, esto solo es un ejemplo). En otras palabras, ‘descrestar’ es lo mismo que ‘quitarse el sombrero’ (o la cresta) ante alguien que realiza grandes obras benéficas o es un gobernante recto o un deportista inmenso… Según el último diccionario mentado, en Bolivia es “doblegar la altivez y el orgullo de alguien”.

¿Por qué se dice santo Domingo y santo Tomás y no san Domingo y san Tomás? Elí Ll., B/quilla

Los términos ‘san’ y ‘santo’ son antenombres y, como tales, se escriben con inicial minúscula: san Joaquín, santo Toribio; lo mismo ocurre con ‘señora, don, fray, sor’: señora Ana, don José, fray Juan, sor Beatriz. Cuando se trata de una mujer, la palabra ‘santa’ nunca se apocopa, es decir, nunca se le suprimen sonidos o letras al final: ‘santa Lucía’. Excepto cuando se trata de Tomás, Toribio, Domingo y alguno que otro ejemplo más, en el caso de hombres es al contrario: ‘san Antonio’. Ahora bien, si dijéramos san Tomás o san Toribio sería como si dijéramos santo Más o santo Ribio. Y decimos santo Domingo porque, en principio, Domingo no era el nombre de una persona (antropónimo), sino el séptimo día de la semana, en latín el dies Dominĭcus o el día del Señor o, mejor, el día santo del Señor, esto es, el santo Domingo.

Origen y uso de ‘encopetado’. Roberto Silvera, B/quilla

‘Encopetado’ es quien tiene un copete o mechón de pelo, que, por lo general, se asocia a un copo de lana. Por estar ese copo en la cabeza, al decir, por ejemplo, “Los celos de mi mujer me tienen hasta el copete” se entiende que esa conducta ha llegado a su límite extremo. Y si decimos “En el partido contra Brasil el estadio estará hasta el copete” se entiende que ese día el estadio estará repleto. ‘Encopetado’ también se relaciona con arrogancia: “Sus palabras lo revelan demasiado presumido y encopetado”; y con alcurnia o alto linaje: “Proviene de una familia encopetada”.

edavila437@gmail.com

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