Image: Aburguesarse o morir

Image: Aburguesarse o morir

Teatro

Aburguesarse o morir

Andrés Lima dirige El mal de la juventud, de Ferdinand Bruckner, en La Abadía

8 octubre, 2010 02:00

Un ensayo de El mal de la juventud

El mal de la juventud es un retrato vívido de los jóvenes de la Viena de los años 20 y de las ideas dominantes de aquella década. Andrés Lima la ha dirigido para La Abadía y la estrena el próximo jueves.

El mal de la juventud es una obra bastante habitual en el repertorio que suelen montar los estudiantes de las escuelas de Arte Dramático. Las razones las esgrime Andrés Lima con rapidez: "Es lógico, además de ser una obra muy bien escrita, exige un reparto de jóvenes actrices, y como estudio psicológico de los personajes es de gran calado, permite indagar y jugar con ellos". El director la ensaya estos días en La Abadía, a petición del teatro, pero no con sus actores de Animalario, sino con un elenco que ha seleccionado tras un exhaustivo casting por el que han desfilado unos setenta intérpretes. Marta Aledo, Irene Escolar, Sandra Ferrús y Amanda Recacha, Iván Hermes, Aitor Merino y Jesús Barranco han sido los elegidos.

No es casual que el título de la obra remita al famoso ensayo de Freud El malestar en la cultura. Sus autores tienen mucho en común, además de su origen judío y de haber compartido los días y la corriente de ideas que los recorrían. Incluso tras el éxito de su estreno en la Viena de 1926, se llegó a decir que el texto era obra de un médico psicoanalista, ya que Bruckner era el seudónimo de Theodor Tagger.

Ciudad de ismos.
El mal de la juventud viene a ser una exposición vívida de la Viena de los años 20 y de la juventud que la puebla, donde el psicoanálisis, la liberación sexual, las drogas, el cabaret, el jazz y el charlestón ambientan la vida de unos jóvenes estudiantes de Medicina: "La Viena de entonces es una ciudad a la que llegan todos los ismos -expresionismo, futurismo, dadaísmo-, es pura convulsión artística, es locura, diversión e ilusión. Todo esto ocurre antes de que la ciudad sea anexionada por la Alemania nazi para supuestamente corregir este caos con su nuevo orden que, en realidad, les llevará por un nuevo caos", explica Lima.

Estos jóvenes estudiantes, ávidos de comportarse con la radicalidad que exige su edad, llevan el nihilismo al primer plano, como explica gráficamente Lima, "entonan el No Future mucho antes que los Sex Pistols". Y es su espíritu suicida lo que les distinguiría de la juventud de nuestros días, apunta Lima: "La juventud siempre es radical, creo que es el último escalón que le queda al ser humano en su vida para vivirla de forma intensa. Pero Bruckner nos ofrece, sin embargo, una visión fatalista de ella, y realista: o nos suicidamos o nos aburguesamos, las dos son maneras de estar muerto, viene a decir".

Traducida por Miguel Sáenz, Lima ha sido fiel al texto y también a la época: "He respetado el ambiente y he construido una habitación de 1923 que actúa como una jaula en la que hago actuar, cantar y bailar a los actores". Se ha rodeado de Valentín Álvarez y Pedro Yagüe (luces), Beatriz San Juan (escenografía) y Miguel Malla (música).

Ferdinand Bruckner (Sofía, 1891 - Berlín, 1958) es el seudónimo que camufla el origen judío de Theodor Tagger, escritor y director austríaco del periodo de entreguerras, autor también de Isabel de Inglaterra. Huyendo de los nazis, en 1933 se instaló en París y viajó más tarde a Estados Unidos, donde trabajó en Paramount. En los años 50 volvió a Alemania, aunque ya le resultó difícil conectar con las nuevas generaciones.