Una de las imágenes que han inspirado Afanador.

Una de las imágenes que han inspirado Afanador.

Escenarios

'Afanador', el flamenco y ecléctico homenaje del Ballet Nacional de España al fotógrafo colombiano

Marcos Morau coreografía un montaje basado en la obra del artista Ruven Afanador que se presenta ahora en el Teatro de la Maestranza de Sevilla y en febrero en el Teatro Real de Madrid.

1 diciembre, 2023 02:00

El fotógrafo Ruven Afanador (Bucaramanga, Colombia, 1959), inspira la pieza con la que el Ballet Nacional de España (BNE) irrumpe con una imagen muy distinta a la habitual. Su director, Rubén Olmo, se acercó al coreógrafo Marcos Morau (Onteniente, 1982), fundador de La Veronal y Premio Nacional de Danza, disparando lejos y alto para este proyecto que se estrena los días 1 y 2 de diciembre en el Teatro de la Maestranza de Sevilla y que podrá verse de nuevo el próximo febrero en el Teatro Real de Madrid.

Del paso de Afanador por la Bienal de Flamenco de Sevilla en 2008 surgieron los libros Mil besos y Ángel gitano, protagonizados por la mujer y el hombre flamencos, respectivamente. Rubén Olmo participó en aquellas sesiones fotográficas, ya históricas, por lo que la idea de Morau en centrarse en el trabajo de Afanador para este encargo fue recibida con entusiasmo por el BNE y el propio fotógrafo. Morau, formado en teatro, fotografía y movimiento, lejos de los estudios académicos al uso como bailarín, rompe los códigos habituales de las compañías de danza.

Su mirada ecléctica hace de sus creaciones algo nuevo para el público y un reto para los artistas. “En el arte todo está interconectado. Se nutre de lo opuesto, lo diferente, lo extraño, lo desconocido”, señala Morau a El Cultural. “Los que tenemos fascinación por la fotografía actual sabemos que Ruven Afanador no ‘hace’ fotos: las construye, las escenifica. Va más allá y atraviesa la delgada frontera que separa las artes en nuestro tiempo”.

“Cámaras, espejos, tocadores, cables, flashes... se funden con personajes extraños”, Marcos Morau

Para Morau, su obra ofrece “el mundo del flamenco a través de una lente deformante que parte del sueño, del deseo, de la memoria. Si los elementos de la tradición son tranquilizadores por definición, ¿qué ocurriría si se volvieran extraños e irreconocibles? Esta sería una de las preguntas motoras de este proyecto y, seguramente, la que Afanador se haría al acercarse a este mundo”. Un trabajo que, con dramaturgia de Roberto Fratini, teatraliza una sesión fotográfica: “Cámaras, difusores, focos, espejos, tocadores, cables, cámaras, flashes... se funden y entremezclan con una retahíla de personajes extraños extraídos de los libros de Afanador”, añade.

El blanco y negro predomina tanto en el vestuario de Silvia Delagneau como en la iluminación de Bernat Jansà sobre escenografía de Max Glaenzel y audiovisuales de Marc Salicrú. La unión de música en vivo por los artistas del BNE con la grabada que firma Juan Cristóbal Saavedra, juega con el desequilibrio entre la tradición flamenca y las nuevas creaciones electrónicas.

Habrá castañuelas, mantones y batas de cola en escena, pero mostrados bajo el prisma creativo de Morau, que ha contado con el apoyo de Lorena Nogal, Shay Partush, Jon López y Miguel Ángel Corbacho en la sala de ensayo. “Como creador me he enfrentado a la ópera, el circo, el teatro, el ballet... detenerme ahora a analizar y redescubrir el flamenco supone abrir un nuevo campo creativo dentro de mi imaginario, iniciativa que abrazo y celebro”, concluye Morau. Después le espera la coreografía de la 5 Sinfonía de Mahler para el Staatsballett de Berlín, donde se estrena como Artista Residente y una creación para el Nederlands Dans Theater. 

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