Image: Malevich, el liberador del arte

Image: Malevich, el liberador del arte

Arte

Malevich, el liberador del arte

La Tate Modern de Londres acoge la primera retrospectiva del suprematista ruso en los últimos 30 años

16 julio, 2014 02:00

Shroud of Christ de 1908

El mundo del arte dio un giro cuando los suprematistas rusos hicieron acto de presencia. Cuadrado blanco sobre fondo blanco fue el minimalismo estético llevado al extremo. La ausencia de color de los cuadros dando paso a una investigación de la geometría abría las puertas de la abstracción. A un mundo material, a la supremacía del sentimiento, a la importancia de la forma. Una obra arriesgada en su momento y tras varios años de realizar este tipo de obras su autor volvió al arte figurativo. Desde este jueves, la Tate Modern de Londres acoge, por primera vez en el Reino Unido, la primera retrospectiva del artista ruso Kazimir Malevich (Kiev, 1879 - Leningrado 1935) realizada en los últimos treinta años.

Tan influyente como radical, el artista proyectaba una larga sombra sobre la historia del arte moderno. Esta muestra reúne obras de diferentes colecciones rusas, estadounidenses y europeas y, a través de ellas, se cuenta la historia de los ideales revolucionarios de un Malevich que vivió algunos de los episodios más complicados de la historia del siglo XX. Cumplió la mayoría de edad en la Rusia zarista y vivió de cerca la Primera Guerra Mundial y la Revolución de Octubre, periodos que se muestran en su arte.

A Malevich le gustaba el campo, de modo que comienza a recoger en sus pinturas los paisajes y campesinos que ve a su alrededor. Así, se inicia en una pintura realista representando la naturaleza de una manera objetiva evolucionando, poco a poco, hacia el Impresionismo. Es cuando comienza a centrarse en la descomposición y en el plano pictórico que se puede observar en el cuadro Muchacha con flor del año 1903. Su pintura se va desarrollando como dictan las corrientes artísticas. El Fauvismo y el Expresionismo hacen acto de presencia en sus obras hasta que advierte que hay una nueva forma de creación: formas densas y sólidas construyendo sus obras pictóricas basadas en el volumen. Pasa por pinturas de carácter cubista y futurista hasta que en el año 1915 nace el Suprematismo, la corriente que le dará el éxito y por la que será conocido.


Dynamic Suprematism de 1915-16. A la derecha Suprematism de 1915

La palabra 'suprematismo' proviene de 'supremus', que significa 'supremo'. Se advierte aquí la intención que tenía el pintor de liberar la pintura y conducirla hacia la libertad del espacio. Trabajó durante un tiempo en secreto hasta que algunas obras suprematistas aparecieron en la exposición futurista 0.10: La última exposición futurista en el año 1915. Es entonces cuando se ve por primera vez Cuadrado negro, exhibida en una esquina de la sala, el lugar privilegiado donde se cuelgan los iconos en la cultura rusa. Esta pieza reniega del arte tradicional abogando por el sentimiento puro. Se pensó el cuadro como el inicio de una nueva corriente, como la muerte del arte tradicional que abre la puerta a una nueva tradición pictórica. En el mismo se resume el pensamiento occidental.

La muestra auna todas estas pinturas, esculturas y dibujos que ofrecen una visión completa de su carrera como artista, una exposición del arte más avanzado. Sus primeros experimentos como pintor le llevaron al camino del suprematismo, un lenguaje visual audaz de formas geométricas abstractas y de colores crudos que culmina en Cuadrado negro. Esta obra, que podría configurarse como una de esas que definen la modernidad, se mantuvo en secreto durante meses y se ocultó nuevamente durante medio siglo tras la muerte del pintor.

El Suprematismo se sitúa al nivel de los readymade de Marcel Duchamp, marcando un cambio de juego y de reglas del mundo del arte del siglo XX. A día de hoy, aún sigue inspirando y, sobre todo, confundiendo a los espectadores. Además, con el repaso a las primeras pinturas de paisajes rusos, de trabajadores agrícolas y su evolución hacia el suprematismo, la exposición se configura como un viaje al interior del artista, llegando al abandono temporal de la pintura para inmiscuirse en la enseñanza y en la escritura que culminan con una polémica vuelta a la pintura figurativa posterior. Así, todas las obras más representativas del vanguardista se reúnen en la Tate Modern hasta el próximo 26 de octubre, una exposición organizada por la pinacoteca en colaboración con el Museo Stedelijk de Ámsterdam y el Salón de arte y exposiciones de la República Federal de Alemania de la ciudad de Bonn.

De modo que el arte llevado al extremo que cultivó Kazimir Malevich llega a Londres para dejar perplejos a sus asistentes. Más aún sabiendo que en el funeral del pintor Cuadrado negro sobre fondo blanco le acompañaba. Se convertía así en la vida y la muerte, el ying y el yang, la oscuridad y la luz. Todo lo antagónico. Una pieza que muestra sobriedad y quietud. Uno de esos cuadros que hacen pensar, recapacitar. Permite una lectura diferente a cada ojo. Para él, el inicio y el final. El todo y la nada.