SU INCIDENCIA EN LA PATAGONIA

El alambrado en el campo argentino

Por Antonio Torrejón

ROBO TRANQUERAConcluidos en 1879 los enfrentamientos con los pueblos que con cruce de cordillera poblaron los valles cordilleranos conducidos desde la época de Rosas especialmente por el araucano Cacique Cafulcura, dio seguridad a los pobladores de la campaña bonaerense y sureña constantemente amenazados por los malones. El alambrado, avanzando en, el desierto, permitió conquistar nuevas tierras para la agricultura y la ganadería. Convirtiéndose, pues, este elemento en un importante factor del progreso rural argentino. Impuesto en Inglaterra desde 1830, poco más o menos, según información de la casa Rodgers Bert y Cía., de Liverpool -que vendió a Richard Black Newton el primer alambre introducido en nuestro país-, tal sistema de cercar los campos no llegó a tener solidez ni ofreció seguridad hasta la invención del alambre de púa, ocurrida en los Estados Unidos en 1874. En la Argentina se exhibió por primera vez en 1878, aunque tan sólo comenzó a difundirse muy entrada la década siguiente.

Ordenar majadas

La historia de Mr. Newton -que en 1845 trajo el alambre de Inglaterra es ya muy conocida. No así la de don Francisco Halbach, que hacia 1855 fue el primero en alambrar una estancia en todo su perímetro, dando proyección al cercado de los campos con alambre. Mas esta historia ni quita ni pone nada; cada pionero tiene en esta historia su reconocimiento cuanto hizo, pero se desea, como que es justicia, sacar de la sombra del olvido al cónsul Halbach, cuya obra exaltó Sarmiento, y don Eduardo Olivera -el fundador de la Sociedad Rural Argentina, que puso de relieve en una carta publicada en el Diario “La Nación” (Buenos Aires) del 6 de febrero de 1908- las figuras que aquí se mencionan.
Con el alambre se inicio la historia del perfeccionamiento de los rodeos, ya que ordenar las majadas a partir de la integración de carneros, o toros, en los momentos adecuados, de separar por edades y razas, esas producciones, permitieron encontrar tipologías, que en el tiempo, le dieron perfiles definidos a los productos de exportación, entre otros casos.

El vasco Olazabal

En la última década del Siglo XIX, el vasco Félix Olazabal que salió de la
Estancia Santamarina de Tandil, con alrededor de 1.000 ovejas, para arribar y poblar el paraje de las Pirámides en la Peninsula Valdes, relataba de la cantidad de criollos que encontró en su camino bonaerense y patagónico a raíz de la “fiebre del alambre” que el observo en su largo recorrido de arreador.
Las ventas de las tierras, caso Península Valdés (Patagonia) en 1906, dio orígenes a precisas mensuras, que se parcelaron con los primeros alambrados, ingresándose al uso en gran medida, -sostenible- en el tiempo.
En el Siglo XX, todo el país, quedó alambrado, con nombre y apellido sobre la mayor parte de sus espacios productivos.

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