Opinión | retiro lo escrito

Los tres únicos problemas

Con carácter preventivo se advierte, alborozadamente, que un nacionalista presidiendo las Cortes sería un síntoma de una democracia que desborda salud integradora y plurinacional

El hemiciclo del Congreso de los Diputados.

El hemiciclo del Congreso de los Diputados. / EFE

No, no es posible mantener el decoro institucional y la decencia política si se persigue que los votos de un partido independentista que desprecia el orden constitucional terminen apoyando la investidura de Pedro Sánchez. No es posible y punto. Otra cosa es que con una desvergüenza absolutamente prodigiosa se encuentren palanganeros ya preparados para contarnos justo lo contrario de lo que está ocurriendo, y si esto no es una actualización de los mecanismos de las fake news que baje Trump y lo vea. Si, por ejemplo, en el combate por el control de la Mesa del Congreso de los Diputados alguna fuerza nacionalista –el PNV– habla de que el precio podría ser un peneuvista como presidente de la Cámara Baja, de inmediato y con carácter preventivo se advierte, alborozadamente, que un nacionalista presidiendo las Cortes sería un síntoma de una democracia que desborda salud integradora y plurinacional. Es una versión monstruosamente tragicómica de transformar una necesidad prostibularia en una virtud higienizante. De veras, impresiona. En realidad, y muy pocos días después de las elecciones, el PSOE ya tiene su modelo: un presidente del Congreso psocialista, un vicepresidente de Sumar, otro de ERC, un secretario del PSOE y otro del PNV. El partido más votado que vaya al infierno. Por supuesto, el PP hará exactamente lo mismo en el Senado.

La noticia central, sin embargo, llegó ayer, con el anuncio de que la Fiscalía recurrirá la inadmisión del recurso que Carles Puigdemont y de Toni Comín presentaron al Tribunal Constitucional con el objetivo de que sea anulada la orden de detención dictada contra ambos por Pablo Larena, magistrado del Tribunal Supremo. El argumento del Ministerio Público se basa en que la solicitud no es lo suficientemente urgente como para ser debatida y decidida por la Sala de Vacaciones del Constitucional. De inmediato los escribanos progresistas te cuentan que, claro, la Sala de Vacaciones está controlada por los jueces conservadores, una gentualla maligna que solo obedece órdenes del generalísimo Franco a través de la ouija. Con su recurso, la Fiscalía –ustedes saben de quién depende, como nos sigue recordando Sánchez en Youtube– consigue que el debate se abra de nuevo en el pleno del TC, ya con la mayoría progresista que tutela paternalmente Cándido Pombo- Pumpido. ¿A que el pleno deliberará en la primera semana de septiembre? Igual podemos ver en la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados al señor Puigdemont viendo cómo su partido, Junts per Cataluña, respalda la designación de Sánchez. Les apuesto cualquier cosa que podremos leer hasta docena y media de columnas describiendo ese momento como un triunfo de la democracia española, madura, dialogante, progresista, volcada al futuro y decidida a cerrar viejas heridas y abrir las que haga falta para evitar que un gobierno de la derecha extrema y la extrema derecha nos haga retroceder a los tiempos y el estilo de calzoncillos del conde de Romanones.

Ocurrirá.

Porque también se ha instalado en nuestro imaginario de andar por casa que todo va bien. Crece el PIB, sigue bajando el desempleo, la inflación no es cataclismática, los fondos europeos se están invirtiendo estupendamente. Por tanto se puede jugar a la más sórdida política del poder, al oportunismo más falaz y miserable, a la improvisación más artera e irresponsable, que no pasará nada realmente grave, nada atroz, nada irreversible. Es sorprendente que todavía te puedas encontrar con gente que ignora que España sufre únicamente tres problemas: el calor, el Partido Popular y Vox. Pedro Sánchez está a punto de solucionar los dos últimos y creo que debe proporcionarse un margen de confianza para que Yolanda Díaz acabe con el primero y pronto podemos llevar rebequitas, oh parias de la tierra, sudorosa y patética legión.

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