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El último viaje del 'monstruo del Mar Caspio': el mítico Ekranoplan se va al museo
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Las locuras de la Guerra Fría

El último viaje del 'monstruo del Mar Caspio': el mítico Ekranoplan se va al museo

El solitario MD-160 LUN se convertirá en una atracción turística tras más de 40 años dando tumbos como un invento megalómano e ingenioso, pero con nula utilidad

Foto: El Lun abandonado en Kaspiysk (Igor113)
El Lun abandonado en Kaspiysk (Igor113)

Fue apodado, con razón, el 'Monstruo del Mar Caspio'. Una enorme nave, a mitad de camino entre el barco y el avión. Uno más de tantos proyectos militares megalómanos de la extinta Unión Soviética que, tras gastar enormes recursos, quedaron en nada. Quizás muchos no lo recuerden, pero causó sensación en el ámbito militar en plena Guerra Fría y sin duda se trata de uno de los ingenios construidos por el hombre más curiosos, más extravagantes y menos útiles. El MD-160 Lun, tras años de abandono, ha recorrido su último camino hacia el lugar que desde hace años le había correspondido: el museo.

Esta misma semana el Ministerio de Defensa ruso anunció que este invento había sido remolcado el pasado 31 de julio desde su base de Kaspiysk, donde llevaba casi abandonado décadas hasta el puerto de Derbent, realizando su último viaje como miembro, aunque en reserva, de sus fuerzas armadas. El viaje tuvo una duración de 14 horas en las que navegaron por unos 100 kilómetros en la parte occidental del mar que le dio el nombre, el Caspio. Un último paseo que no hace olvidar la historia de este avión.

Foto: Dos B-52H volando sobre el Báltico. (USAF)

Para conocerla bien, debemos volver a los años 60, con la Unión Soviética en pleno apogeo y enfrentada a muerte con su gran enemigo, los Estados Unidos. En aquellos años de descarada carrera armamentística se desarrollaron muchísimos ingenios militares, muchos de ellos llamados a cambiar el curso de la historia, pero pocos (casi ninguno) llegaron a tener trascendencia real. Cualquier idea u ocurrencia era investigada y materializada en un prototipo para comprobar, la mayoría de las veces, que no servía para nada y quedar abandonada. En Estados Unidos esto ocurría a menudo, pero en la URSS se gastaron ingentes recursos en investigar armas de dudosa utilidad y el ekranoplano fue una de ellas.

La teoría del ekranoplano

El 'ekranoplan' o 'ekranoplano' es un vehículo similar a un avión que vuela a muy baja altura, casi rozando el suelo. Para entender qué era (o es) un ekranoplano hay que recurrir a la aerodinámica. Pronto, los estudiosos de esa rama de la física, descubrieron que cuando un avión volaba a muy baja altura se producía un interesante efecto que se denominó 'efecto suelo'. Los ekranoplanos fueron investigados y desarrollados fundamentalmente por la Unión Soviética, de ahí que el propio nombre derive de la denominación en ruso del citado “efecto suelo”: ecranniy effect (экранный эффект).

Cuando el avión vuela separado del suelo, las capas de aire pasan a través de las alas y, debido al perfil de las mismas, las capas que pasan por encima se comprimen, mientras que las que lo hacen por abajo se expanden. Esta compresión de las capas superiores (por el principio de Bernouilli) crea una depresión sobre la parte superior del ala, que genera la fuerza que hace que el ala sustente y que el avión vuele. Pero cuando el avión vuela muy bajo, casi rozando el suelo, se provoca un efecto contrario. El aire queda 'encajado' entre la superficie de las alas y el suelo y esto provoca una sobrepresión, que genera una fuerza sobre la parte inferior del ala y una sustentación. Este efecto desaparece en cuanto el avión gana unos metros de altura y se separa aún más del suelo.

El ekranoplan presentaba muchas peculiaridades si lo comparamos con un avión. En primer lugar ambos vuelan, pero el ekranoplan solo puede hacerlo unos metros por encima del terreno. Por ello, el diseño de sus alas era muy peculiar, muy poca envergadura y prácticamente cuadradas para producir ese flujo de aire hacia el intradós del ala (parte de abajo) que generara la deseada sobrepresión.

Fue el ingeniero ruso Rostislav Alexeiev quien investigó el efecto suelo y sus posibles aplicaciones militares. Sus primeros ensayos le indicaron que era viable construir un gran vehículo que se desplazara aprovechando este efecto. Imaginó un enorme 'barco volador' atiborrado de armas y, dicen, que convenció nada menos que al líder soviético Nikita Jrushchov. Con su visto bueno los fondos llegaron sin problemas y se inició la historia del “Monstruo del Mar Caspio”.

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Imagen arti?stica del Lun disparando sus misiles

Desarrollo militar

El primer prototipo de ekranoplano de grandes dimensiones fue el KM (Korabl Maket), en ruso: Корабль-макет, literalmente “Prototipo de Buque". Era enorme, con más de 90 metros de largo y 37 de envergadura. Se construyó en 1966 y se mantuvo operativo hasta 1980, cuando quedó destruido tras un accidente. Mientras, realizó numerosos vuelos de prueba a una altura de entre 5 y 10 metros sobre el Mar Caspio. Tenía un peso máximo al despegue de casi 550 toneladas y se propulsaba con 10 reactores (8 en un ala “canard” y 2 en la cola), alcanzando la sorprendente velocidad de 500 km/h, aunque nunca estuvo armado.

Fue descubierto por los norteamericanos en 1967 en su base de Kaspiysk, fotografiado por un satélite espía y causando una conmoción entre los analistas. Éstos no entendían cómo una aeronave tan grande, con apariencia de hidroavión pero de muy extraña concepción, se encontrara en el Caspio, un mar cerrado. Fue, entonces, bautizado como “el Monstruo del Mar Caspio”.

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Ekranoplan KM

Con la experiencia acumulada con el KM, se comenzó en 1975 la construcción de lo que iba a ser el diseño definitivo para su fabricación en serie. Se le denominó MD-160 Lun, nombre en ruso de una especie de pequeño halcón, curioso para una nave de 73 m de largo, 44 de envergadura y 286 toneladas en vacío. El Lun tenía muchas similitudes con el KM pero su planta alar, fruto de la experiencia, era mucho más evolucionada mientras que la del KM era cuadrada, con su cuerda (línea recta imaginaria que une el borde de ataque con el borde de fuga) constante.

La cuerda, que viene a definir la anchura del ala, nunca es constante en los aviones actuales y tiende a ser menor en los extremos de las alas. Otras diferencias se encontraban en el estabilizador de cola, horizontal en el Lun y con un pronunciado diedro (en forma de V) en el KM.

El Lun disponía, a modo de enormes flaps, de un borde de fuga de sus alas dirigido hacia abajo, para forzar el flujo de aire e incrementar la presión del efecto suelo. Estaba propulsado por 8 turbofan Kuznetsov NK-87 de 28.600 libras de empuje cada uno. Por comparación, cada motor de uno de los F-18 españoles da 11.000 libras de empuje sin postcombustión. Estos motores estaban situados alineados sobre un ala 'canard' (en la parte delantera) y orientados de tal manera que su chorro de gases incidía sobre las alas, forzando un soplado de aire que incrementaba el efecto sustentador.

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Cabina de pilotos del Lun, casi igual a la de cualquier avio?n de entonces (Igor113)

A caballo entre el barco y el avión, la Marina soviética y después la Marina rusa, pusieron el Lun operativo como unidad naval, aunque siempre fue operado por pilotos y personal de la Fuerza Aérea. Con semejante capacidad de carga, 137 toneladas, se armó como si fuera un buque de superficie y se le dotó de seis misiles antibuque P-270 Moskit, SS-N-22 Sunburn en código OTAN. Este misil es un arma de gran tamaño con casi 10 metros de largo y 4.500 kg de peso. Propulsado por un motor estatorreactor, dispone de alas plegables y un enorme alcance de hasta 250 km, siendo en realidad un poderoso misil de crucero antibuque, cuya velocidad puede llegar a Mach 3 a gran altura.

Para hacernos una idea, los actuales buques rusos de la clase “Bora”, con 1.500 toneladas de desplazamiento, disponen de 8 misiles Moskit, tan solo dos más que el Lun. También se le dotó de todos los sensores y sistemas propios de un buque, como el radar de búsqueda Puluchas, que se situaron agrupados en el empenaje vertical de cola. Por último, fruto del momento, se equipó al Lun con dos torretas de armas defensivas, cada una con dos cañones de 23 mm y manejadas por artilleros, una en cola y otra sobre la cabina y bajo los dos primeros lanzadores de misiles. Entre unas cosas y otras la tripulación era de 15 hombres, que gozaban de un gran espacio interior con cocina y zona de descanso incluidas.

¿Por qué un ekranoplano?

El ekranoplano pretendía tener las ventajas del barco y del avión. Su mayor ventaja es que era capaz de "correr" o volar mucho más rápido que un barco, no tanto como un avión, pero llevando más carga que éste y con menos gasto de carburante. También era capaz de volar no solo sobre el mar, sino sobre superficies heladas o sobre planicies sin obstáculos, motivo que propició el interés de la URSS. Por último, tenía la ventaja de que, al volar tan bajo, no iba a ser detectado por los radares navales, pudiendo atacar con gran rapidez gracias a su alta velocidad.

El problema, sin embargo, estaba en que su operatividad era limitada, al carecer de la autonomía del barco y de la libertad de movimientos del avión, motivos por los que solo se usó en el Mar Caspio. Además, su diseño era muy complejo. La forma del casco era crítica y debía ser muy estable longitudinalmente. El despegue resultaba muy difícil.

En primer lugar se debía conseguir una alta velocidad para dar el pequeño salto que le situara a una altura eficaz para el efecto suelo, para lo que necesitaba una potencia adicional a la vez que dicha carrera sobre el mar y a velocidades de más de 200 km/h, era cualquier cosa menos agradable, sobre todo si había olas. Pero lo peor era que el pilotaje resultaba muy delicado, motivo principal por el que su desarrollo fue abandonado y hoy en día tan solo persisten pequeños modelos de aerodeslizadores o ekranoplanos.

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El MD-160 Lun en vuelo sobre el Mar Caspio

Con su velocidad de vuelo (500 km/h) no era posible salvar con facilidad los obstáculos que se pudiera encontrar, por lo que tampoco era operativo si había mala mar con olas grandes. Prueba de su dificultad es que el KM se estrelló por un error de pilotaje cuando, ante una ráfaga de viento que desestabilizó el aparato, el piloto reaccionó instintivamente como lo hubiera hecho en un avión, ganando altura, pero de inmediato perdió la sustentación del efecto suelo y se precipitó al agua.

El solitario Lun, porque nunca se inició la prevista fabricación en serie, se mantuvo operativo hasta 1990. A partir de ahí quedó olvidado en su base de Kaspiysk, hasta que el 31 de julio de 2020 fue trasladado, remolcado sobre el agua, hacia Derbent (Dagestan) donde será una importante atracción de un futuro “parque patriótico”. El KM fue en realidad el “Monstruo del Mar Caspio”, pero el Lun heredó el apodo y siempre se ha hablado de él en esos términos. Dentro de un tiempo se podrá admirar este asombroso ingenio militar de tan escasa utilidad.

Fue apodado, con razón, el 'Monstruo del Mar Caspio'. Una enorme nave, a mitad de camino entre el barco y el avión. Uno más de tantos proyectos militares megalómanos de la extinta Unión Soviética que, tras gastar enormes recursos, quedaron en nada. Quizás muchos no lo recuerden, pero causó sensación en el ámbito militar en plena Guerra Fría y sin duda se trata de uno de los ingenios construidos por el hombre más curiosos, más extravagantes y menos útiles. El MD-160 Lun, tras años de abandono, ha recorrido su último camino hacia el lugar que desde hace años le había correspondido: el museo.

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