Cajas fuertes: cuánto cuesta ‘acorazar’ sus bienes más preciados durante las vacaciones

Con la temporada vacacional ya en marcha, muchos hogares pueden plantearse qué hacer con sus bienes más preciados. Es entonces cuando recuerdan que las entidades financieras ofrecen cajas fuertes para sus clientes en sus propias oficinas.Aunque no existe una contabilidad precisa del número de cajas de seguridad en circulación en España, las últimas cifras aportadas por fuentes del sector hablan de más de 15.000 en circulación. Su precio medio al cabo del año oscila entre los 150 y 500 euros por hacerse con un espacio en el que el cliente puede guardar sus pertenencias sin tener que rendir cuentas con nadie.

Las entidades son muy reticentes a dar información sobre estos servicios, dadas sus políticas de seguridad. Todas ellas ofrecen estas cajas, aunque no es ni mucho menos un negocio rentable. De hecho, tal y como reconocen desde todas las entidades consultadas, las comisiones que se obtienen por estos alquileres no consiguen compensar el coste de mantener el espacio que requieren las cajas, a pesar de que en verano las demandas de estos servicios se triplican.

Así, la política que sigue por la mayoría de firmas bancarias es que en cada provincia sólo una sucursal cuente con estas infraestructuras (en las ciudades más grandes, como es lógico, este número aumenta). Esta decisión se justifica en los estrictos requisitos que debe cumplir la entidad que aloje estas instalaciones. Tal y como apuntan fuentes de Banco Sabadell, que una oficina tenga cajas depende de si tiene sótano, instalaciones colindantes o cuenta con una superficie mínima.

¿Y cuánto cuesta alquilar una caja de seguridad? Hay distintas variables que condicionan el precio final, además del hecho de que cada entidad aplica sus propias tarifas. Lo primero es el espacio contratado. A grandes rasgos hay cuatro dimensiones estándar: de 11 x 29 x 46,16 x 29 x 46,22 x 29 x 46 y 33 x 29 x 46 centímetros cúbicos, con costes que se sitúan, de media, en 100, 150, 200 y 300 euros, respectivamente.

A estas cuantías, que responden al alquiler del espacio físico de la caja, hay que sumar otras comisiones que aplican los bancos. Las más habituales, aunque no todas las entidades las aplican por igual, son fianza (recuperable al final del contrato) y apertura de la caja (cuando el cliente desee abrirla, siempre custodiado por personal del banco). A ello hay que sumar los costes en los que se puede incurrir por asegurar su contenido. Habitualmente, los bancos cuentan con un seguro estándar que cubre hasta 6.000 euros mensuales. No obstante, si el cliente lo considera, puede contratar mayores coberturas.

En términos concretos, el cliente que desee contratar una caja de seguridad en BBVA tendrá que abonar 15 euros mensuales (por un mínimo de un año), al que se le suma un variable de 14 euros en función de los decímetros cúbicos por su volumen. La apertura de la caja ascenderá a seis euros por visita, si bien desde la entidad insisten en que todas estas tasas son variables en función de cada cliente.

Es improbable pero no descabellado. No sería la primera vez que se produce un atraco en las mismas entrañas acorazadas de la entidad de turno. Para estos casos, la responsabilidad de las entidades se limita a prestar los servicios de alquiler de sus infraestructuras. Es el seguro el que cubre el contenido de las cajas y, en caso de sustracción, es el que responde ante el cliente.

Los compromisos de las entidades financieras se limitan a asegurar la idoneidad del recinto y la integridad de las cajas, por lo que debe prestar servicios continuados de custodia. En caso de robo, sólo si los peritos determinan una negligencia en estos sentidos el banco tendría que responder. Para lo demás las entidades siempre recomiendan a sus clientes acogerse al seguro básico o contratar una cobertura adicional, en función de lo que estimen que vale su caja.