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No se relaje con la covid-19, aunque esté joven y “alentado”

  • Las medidas básicas de prevención son usar bien el tapabocas y favorecer las interacciones breves y al aire libre. Foto: Edwin Bustamante
    Las medidas básicas de prevención son usar bien el tapabocas y favorecer las interacciones breves y al aire libre. Foto: Edwin Bustamante
  • Interactuar a una mayor distancia, en espacios abiertos y con el tapabocas bien puesto son medidas de prevención que se deben aplicar con igual rigurosidad sin importar la edad. Foto: Edwin Bustamante.
    Interactuar a una mayor distancia, en espacios abiertos y con el tapabocas bien puesto son medidas de prevención que se deben aplicar con igual rigurosidad sin importar la edad. Foto: Edwin Bustamante.
09 de febrero de 2021
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Tener la sensación de que por ser un adulto joven y sin ninguna enfermedad de base se puede salir bien librado de la covid-19 es solo eso, una percepción. La ciencia, hasta el momento, no ha encontrado suficiente evidencia para afirmar que los adultos menores de 60 años no pueden llegar a enfermarse gravemente por el nuevo coronavirus.

Una encuesta publicada por Unicef en junio del año pasado dice que un tercio de los jóvenes (no cita edades exactas) de América Latina y el Caribe cree que no está en riesgo frente al virus. Le preguntaron a 10.500 personas de 31 países de la región vía mensaje de texto. Y hay varios datos que motivan ese pensamiento.

En Colombia, por ejemplo, de los 2.104.506 casos confirmados que reportó el Instituto Nacional de Salud (INS) hasta el 1 de febrero de este año, 456.280 son de personas entre los 20 y 29 años, 483.950 tienen entre 30 y 39 años y 343.844 corresponden a casos entre los 40 y 49 años. Estos son los grupos de edad que más confirmados tienen. Los casos sumados de personas de 50 a 89 años es de 614.635.

A pesar de que los adultos menores de 50 conforman el grueso de confirmados en el país, son los que menos fallecen. En el caso de los 20 a 29 años se registran 545 muertes, de 30 a 39 años hay 1.346 fallecimientos y en el grupo de 40 a 49 hay 2.978. Los datos del INS muestran que a medida que aumenta la edad se registran más decesos y de los 20 a los 49 años está el mayor número de personas recuperadas. Aunque estos datos parecen alentadores, no hay que confiarse. Mire las razones.

¿Y qué es un adulto joven?

Según el Ministerio de Salud, la juventud va de los 18 a los 26 años y la adultez de los 27 hasta los 59. Después de los 60 años se llaman adultos mayores. Más allá de su clasificación, que puede variar según el desarrollo de cada persona, “las más jóvenes sí tienen una mayor reserva corporal fisiológica para responder al virus, por eso es probable que sean la mayor cantidad de recuperados”, explica el internista y epidemiólogo Juan Camilo Díaz Coronado, jefe del programa de Medicina Interna de la Universidad CES.

Esa reserva, explica Díaz, hace referencia a la capacidad de los órganos del cuerpo y el sistema inmunológico de responder mejor. “La edad determina la vulnerabilidad a cualquier tipo de infección, cuando hablamos de enfermedad en general a los jóvenes les tiende a ir mejor porque sus órganos, como el corazón, los pulmones, los riñones, pueden responder antes una exigencia”.

Sin embargo, hay unos factores propios y unas formas individuales en las que cada sistema responde al virus. El especialista agrega: “Se ha encontrado que hay unas fases en las que da la enfermedad y la persona tiene síntomas leves o la respuesta no es tan agresiva. Pero puede pasar que haya una liberación de proteínas que combaten la infección de forma exagerada, y por eso se producen daños. El sistema inmunológico empieza a dañar estructuras en órganos vitales. No tenemos ningún tipo de herramienta para predecir cómo va a ser la respuesta de cada individuo”. Es decir, sin importar la edad, una persona puede enfermar gravemente.

Esa, la posibilidad de tener un cuadro grave incluso sin tener comorbilidades ni ninguna herramienta para predecirlo, es la principal razón para cuidarse del virus con la misma precaución de los demás grupos etarios.

Interactuar a una mayor distancia, en espacios abiertos y con el tapabocas bien puesto son medidas de prevención que se deben aplicar con igual rigurosidad sin importar la edad. Foto: Edwin Bustamante.
Interactuar a una mayor distancia, en espacios abiertos y con el tapabocas bien puesto son medidas de prevención que se deben aplicar con igual rigurosidad sin importar la edad. Foto: Edwin Bustamante.

Además, un informe publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el pasado diciembre muestra que “los adultos jóvenes y de edad media en América Latina y el Caribe tienen una mayor probabilidad de morir o enfermar gravemente de Covid-19 que sus pares en regiones más desarrolladas, incluso cuando los riesgos para otros grupos de edad son más similares”.

Los hallazgos del estudio muestran que los jóvenes de esta región tienen mayor probabilidad de tener enfermedades de base y vivir en “entornos urbanos más densamente poblados”. A eso se suma el acceso limitado a hospitales, Unidades de Cuidado Intensivo (UCI), el hacinamiento residencial y la informalidad laboral, que causa una mayor exposición al virus en algunos países.

“La edad puede no ser un indicador suficiente del riesgo de mortalidad por covid-19 que enfrenta una persona. También debemos prestar especial atención a otros factores como las condiciones preexistentes, las condiciones de la vivienda y el acceso a la atención médica, para proteger vidas a medida que avanzamos hacia una recuperación económica muy necesaria”, declaró Juan Pablo Chauvin, economista del BID, para la nota de prensa del estudio.

Entonces, qué hago

La infectóloga María Angélica Maya, asesora de la Secretaría de Salud de la Gobernación de Antioquia en el manejo del nuevo coronavirus, indica que, de acuerdo con los datos recopilados hasta el momento, hay ciertos factores que influyen para aumentar la probabilidad de que un adulto se enferme gravemente por covid-19.

Lo primero es la edad: “Si tengo entre 18 y 40 hay una probabilidad, pero si tengo de 40 a 60 años esa probabilidad aumenta, y si tengo más de 70 aumenta”. Otro detalle que hay que sumar para ver qué tanto riesgo tiene son las comorbilidades o enfermedades de base.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades Infecciosas y la Organización Mundial de la Salud ya tienen unas afecciones identificadas (Haga clic al enlace para ver el listado). Sin embargo, “hemos notado que en la población adulta hay un factor de riesgo común para que la enfermedad se complique y es la obesidad o el sobrepeso”, complementa la infectóloga, que ha estado cerca de los casos en Antioquia.

Otra razón para tener la misma precaución es la aparición de nuevas variantes del virus, como la detectada en diciembre en Reino Unido. Gabriela Zambrano, magíster en infectología y docente investigadora, señala que apenas se están conociendo los efectos que estas puedan tener a nivel clínico y epidemiológico. “Nos podríamos llevar sorpresas de cuadros clínicos en pacientes más jóvenes, puede que enfermen de forma más grave. Por eso, el llamado es a la prevención, no se deben fiar absolutamente de nada, no sabemos si los cuadros clínicos podrán variar de acuerdo a la aparición de nuevas variantes”, explica la investigadora.

Aunque puede que su cuerpo sí esté más fuerte, no hay manera de predecir cómo reaccionará al virus. No se relaje con el autocuidado, así este joven y “alentado”, como es el dicho.

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