Alteridad

Alteridad: La definición de alteridad es la capacidad de poder trascender la propia visión del mundo. Y ver a los demás seres humanos desde diferentes perspectivas comenzando por el conocimiento y reconocimiento de su dignidad intrínseca.

Concepto

alteridad

Entendemos la alteridad como el principio filosófico de "alternar" o cambiar la propia perspectiva por la del "otro", considerando y teniendo en cuenta el punto de vista, la concepción del mundo, los intereses, la ideología del otro; y no dando por supuesto que la "de uno" es la única posible.

Qué es alteridad y un ejemplo

Cuando un hombre y una mujer con distintas creencias religiosas quieren unirse en matrimonio es necesario que exista alteridad para comprender las diferencias que hay entre los dos.

Por el contrario en caso de que ésta no exista, tener una relación armoniosa es muy difícil, ya que sus dos tipos de creencias se contraponen y no se da un punto para el entendimiento.

También aplica entre dos países que tienen culturas distintas y con la alteridad pueden tener una relación armónica, puesto que respetarán las creencias, leyes y cultura del otro.

Pero en el caso de que ésta no existiera se daría la situación de que el país más fuerte dominara al otro imponiendo sus creencias, como ha sido el caso de muchos países conquistados, por ejemplo con la conquista de América

Importancia de la aplicación de la alteridad

Primero que todo la alteridad es un valor muy importante en la vida de una persona, puesto que este término se aplica al descubrimiento que el “yo” hace del “otro”, lo que hace surgir una amplia gama de imágenes del "otro", del “nosotros”, así como visiones del “yo”. Tales imágenes, más allá de múltiples diferencias, coinciden todas en ser representaciones más o menos inventadas de gentes antes insospechadas, radicalmente diferentes, que viven en mundos distintos dentro del mismo planeta.

El hombre percibe su finitud, entre otras cosas, porque depende del encuentro con lo otro, con lo que no es él. El yo en cuanto yo se topa con su vaciedad o falta de contenido.

La alteridad es un valor esencial que nos enseña a participar de la globalidad, de la extensa complejidad y riqueza del ser humano. Participando de este concepto, el hombre se desubica de su eje principal, de su “ego” para adentrarse en el mundo del “alter”, en el mundo del otro. Este proceso requiere de generosidad hacia uno mismo y hacia los demás, demanda adentrarse en el mundo y perspectiva del otro para entender su verdadera situación.

La búsqueda del sentido de la vida, la necesidad de trascenderse para lograrlo, nos lleva a una entrega incondicional con el mundo exterior y a un compromiso con nuestras propias capacidades y potencialidades. Para ello, contaremos con diferentes valores que nos motiven, bien, intelectuales o materiales, o bien, los valores trascendentes, aquellos que van más allá de nosotros mismos buscando el bien de los demás y que serán esenciales para que alcancemos una verdadera y sólida autorrealización, para que verdaderamente descubramos el significado y sentido de nuestra existencia.

Alteridad y educación

Focalizando más el concepto de alteridad en la educación es necesario profundizar más en su interrelación, cómo a partir de la alteridad en la educación podemos combatir las desigualdades y trabajar como bien proponía Paulo Freire desde las diferencias. Educación nacida de una pedagogía de la emancipación partiendo de la alteridad y las particulares de cada persona.

El ideal de educación universal parece la utopía a alcanzar en nuestra sociedad siempre y cuando el modelo propuesto nazca desde las diferencias, se constituya desde la legitimación y reconocimiento de todas las identidades, no siendo así se incurre en el error de prácticas sociales excluyentes eliminando las diferencias e imponiendo un modelo “normalizado” desintegrador, donde todos los alumnos y alumnas deben alcanzar las mismas expectativas esperadas. Debemos partir de las diferencias evitando las relaciones asimétricas y la homogeneización, estamos en una sociedad donde las diferencias se asocian al déficit, a la desviación de la norma, estigmatizando y etiquetando a los sujetos.

Si nos seguimos centrando en las diferencias es porque realmente existe un grupo dominante que define un modelo único y determina las reglas del juego, resignándose a la existencia del otro pero exponiéndolo a una situación de desigualdad e inferioridad, excluyéndolo y apartándolo En el espacio educativo se puede resumir de la siguiente manera: “En la institución educativa las diferencias se inscriben en relaciones de poder y saber, instalando la clasificación de los estudiantes y ejerciendo mayor control y regulación de la alteridad a través de la predicción de trayectorias escolares vinculadas con el fracaso escolar, atribuido a causas propias y naturales (Kaplan, 1997 citado en Fernández, 2008: 344).

Y no solo eso, no únicamente se excluye sino se fomentan actitudes que retroalimentan esta situación a través de la competitividad, la rivalidad y la individualidad entre el grupo de iguales.

Pensar en una pedagogía de las diferencias implica una visión de la educación desde su carácter político y ético, como Paulo Freire apuntaba desde su papel transformador. El aprender a ser y el transmitir empieza desde la relación dialógica, desde la reflexión sobre las relaciones con el mundo y la inserción crítica en él; el verdadero papel del educador/a tiene que nacer desde la intervención docente solidaria. Ser un guía y acompañante que incite a la interrogación, proveedor de criterios para la opción pero nunca desde la imposición, tomando la causa del otro - educando - como propia y poder colocarse en su lugar.

El educador/a debe brindar su apoyo para transformar la dependencia hacia el proceso de reflexión y la acción autónoma, fomentar la capacidad de diálogo y reflexión crítica para que el otro pueda definir y sostener decisiones responsables.

La educación es el lugar de la relación, del encuentro con el otro. Por encima de contenido y otras historias, es su razón de ser. Necesitamos una educación que se nutra de la experiencia y de la alteridad, que nos permita vivir el encuentro con el otro desde la vivencia, desde el sentir, desde la sensibilidad, desde las posibilidades de ser cada uno y cada una, en verdadera democracia y libertad.

Aspectos sobre la alteridad

En el campo de la filosofía, la alteridad se presenta como una voluntad de entendimiento. Esto quiere decir que la alteridad propicia y fomenta una relación, un diálogo pacífico y amistoso con el otro. Cuando existe la voluntad de alteridad podemos emprender una integración armónica basada en el respeto por el otro.

Fuentes