Teoría de la disuasión para prevenir el mal comportamiento en la guerra fría… e incentivarlo en las guarderías

En los años 60´s y a lo largo de la guerra fría, del argot de la estrategia militar surgió un concepto muyusado por ambos bandos, la teoría de la disuasión, o deterrence thoery. Este concepto fue originalmente plasmado por Thomas Schelling, quien aseguraba que la estrategia militar “moderna” no era únicamente el arte de la estrategia en combate, sino que dependía en igual manera del arte de la coacción, intimidación y disuasión.

En los años 60´s y a lo largo de la guerra fría, del argot de la estrategia militar surgió un concepto muyusado por ambos bandos, la teoría de la disuasión, o deterrence thoery. Este concepto fue originalmente plasmado por Thomas Schelling, quien aseguraba que la estrategia militar “moderna” no era únicamente el arte de la estrategia en combate, sino que dependía en igual manera del arte de la coacción, intimidación y disuasión. 

 

La teoría de la disuasión supone que la probabilidad de comportarse de cierta manera puede ser reducida si hay una amenaza deaplicar un castigo considerablemente mayor para dicho comportamiento. En este contexto, la destrucción mundial que podría generar una guerra nuclear disuadió a las dos súper-potencias, EUA y USSR, de comenzar lo que parecía una inminente batalla, en especial durante las tensiones de Berlín en ‘61 y Cuba en ’62.

Ahora, ¿Qué tiene que ver la teoría de la disuasión con el cambio de comportamiento en las guarderías?

La teoría de la disuasión supone que la probabilidad de comportarse de cierta manera puede ser reducida si hay una amenaza deaplicar un castigo considerablemente mayor para dicho comportamiento. En este contexto, la destrucción mundial que podría generar una guerra nuclear disuadió a las dos súper-potencias, EUA y USSR, de comenzar lo que parecía una inminente batalla, en especial durante las tensiones de Berlín en ‘61 y Cuba en ’62.

Ahora, ¿Qué tiene que ver la teoría de la disuasión con el cambio de comportamiento en las guarderías?

Gneezy y Rustichini (2000) decidieron investigar el efecto que una multa podría tener sobre los retardos que tenían los padres para recoger a sus hijos en las guarderías de Haifa (Israel). Para el estudio se tomaron en cuenta 10 guarderías de las mismas características, en la misma zona geográfica de la ciudad y se dividieron aleatoriamente en 2 grupos, uno de control (4 guarderías) y uno que serviría como el grupo experimental(6 guarderías). El estudio constó de tres etapas:

1)       Observación – Se observó la cantidad de retrasos durante las primas 4 semanas sin aplicar ningún tipo de multa o sanción.

2)       Aplicación de Multa – A partir de la semana 5 se notificó a los padres la aplicación de una multa de 10 Shéquels (2 USD) ante cualquier retraso de más de 10 minutos.

3)       Retiro de Multa – A partir de la semana 17 se retiró la multa por retraso y se observó el comportamiento por las siguientes 4 semanas.
 
Tomando en cuenta la teoría de la disuasión, estudios previos de psicología sobre castigo y comportamiento, y el hecho de que el retraso de los padres es 100% identificable y fácilmente castigable, se esperaría que los retrasos bajaran ante la presencia de una multa o castigo, y que el comportamiento de retrasos volvería a aparecer una vez retirada la multa. Sin embargo, los resultados del estudio mostraron algo distinto:
 

La columna vertical muestra la cantidad de retardos de los padres; la línea azul representa el grupo de prueba, mientras que la roja el grupo de control; las líneas naranjas en la semana 5 y la semana 17 representan la entrada a cada una de las 3 diferentes etapas del estudio.

Contrario a lo esperado, ante la existencia de una multa 100% verificable y aplicable, los padres incrementaron casi al doble sus retrasos, incumpliendo el contrato implícito que existe entre ellos y la guardería de dar servicio de las 8 a.m. a las 4 p.m. ¿Por qué sucedió esto?

En este caso en específico, los padres dejaron de ver la multa como castigo y comenzaron a verla como el precio de un servicio “extra”. Hay dos factores claves en este cambio de percepción: la multa era relativamente pequeña (0.1% del valor de la colegiatura mensual) y la certidumbre de que esta sería aplicada. Estos factores generaban un contexto en el que  el acto de “buena fe” de los empleados de la guardería para extender su horario de trabajo se convertía en un deber ante los ojos de los padres impuntuales. Es decir, la multa pasaba de ser un castigo a ser un precio que justificaba socialmente a los padres por sus retrasos, puesto que ellos estaban pagando un precio que la guardería consideraba “justo” por el tiempo de cuidado “extra”.

Este es un claro ejemplo de cómo las multas y castigos pueden resultar contraproducentes si no son planeadas y estudiadas de forma apropiada. A veces la forma de comportarse frente a una situación depende de la certeza o incerteza de la consecuencia, como la multa de la guardería o como pasarse un semáforo en rojo (tal vez te multen o tal vez no). Cuando hay una consecuencia certera, el comportamiento y percepción hacia la misma puede cambiar, en ocasiones convirtiéndola en algo “rutinario” y “normal” que la gente está dispuesta a pagar. El hecho de que un castigo resulte contrario a lo esperado puede representar una oportunidad, en el caso de la guardería, un servicio de cuidado “extra” con un pago de verdad “extra”.

Emiliano DíazComentario