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Camino de Santiago desde Sevilla | Etapa 28 de la Vía de la Plata (Camino Sanabrés): Puebla de Sanabria-Lubián

El final de la etapa es en Lubián, una localidad situada en plena tierra de lobos.

El final de la etapa es en Lubián, una localidad situada en plena tierra de lobos. / Emilio J. de los Santos

El Camino Sanabrés afronta en esta jornada su primera subida de importancia. El puerto de montaña del Padornelo, con sus 1.381 metros de altura, protagoniza con su subida y su bajada el trazado. Si bien, no es un ascenso excesivamente fuerte, salvo algún repecho en su tramo final. Puede que a más de uno le resulte peor el descenso por eso que dicen de que "las subidas, cansan; bajadas, rompen". En total, el acumulado positivo es de unos 600 metros, mientras que el negativo es unos 500.

Fuente con cabezas de lobo en Lubián. Fuente con cabezas de lobo en Lubián.

Fuente con cabezas de lobo en Lubián. / Emilio J. de los Santos

 

La etapa es larga (unos 30 km) y sigue un recorrido muy vertebrado por la N-525. Pese a ello, las vistas y el paisaje irán mejorando a cada paso, internándome en una zona cada vez más salvaje y bella. Los tramos finales impresionan por su densa naturaleza y la meta en Lubián es espectacular, un lugar rodeado de montes y bosques por todos lados.

Tendremos que vadear en varias ocasiones, sobre todo si vamos por la variante del bosque tras Requejo. Tendremos que vadear en varias ocasiones, sobre todo si vamos por la variante del bosque tras Requejo.

Tendremos que vadear en varias ocasiones, sobre todo si vamos por la variante del bosque tras Requejo. / Emilio J. de los Santos

El punto de inicio lo ubicamos en el puente sobre el río Tera, de cara al casco histórico de Puebla de Sanabria. Al pasarlo, doblamos a la derecha y rodeamos por la avenida de Galicia el cerro donde se asienta la zona medieval de la localidad. La calle cruza el río Castro y avanza junto a unas casas. Antes de desembocar en la carretera nacional, las señales nos sacan del asfalto por la izquierda.

En los próximos 9 kilómetros, el sendero irá pasando de la orilla del mencionado río Castro al arcén de la N-525. Regresaremos al asfalto dos veces antes de desviarnos a la derecha por un bosque que nos aproxima a la aldea de Terroso. Accedemos a sus casas tras pasar frente a la bonita iglesia de Santiago Apóstol y unas instalaciones deportivas.

Monumento de las Botas Peregrinas, a la salida de Requejo. Monumento de las Botas Peregrinas, a la salida de Requejo.

Monumento de las Botas Peregrinas, a la salida de Requejo.

Abandonamos la población por una pista hacia la derecha para superar la A-52 por un puente. El sendero avanza por una zona con mucha vegetación unos 400 metros antes de desviarse a la izquierda. Otro paso elevado sobrepasa la autovía y nos deja ya en Requejo, en la calle Manonga concretamente, que atraviesa la carretera general antes de aproximarse al ayuntamiento. Hasta aquí llevamos 12 kilómetros recorridos. La siguiente localidad la tenemos a 10 kilómetros, justo en lo alto del puerto de montaña. Por tanto, aprovechando que este pueblo tiene todos los servicios, podemos descansar o desayunar antes de seguir avanzando.

El sendero tiene algunos tramos complicados al coincidir con varios arroyos. Si llueve, irán con bastante agua. El sendero tiene algunos tramos complicados al coincidir con varios arroyos. Si llueve, irán con bastante agua.

El sendero tiene algunos tramos complicados al coincidir con varios arroyos. Si llueve, irán con bastante agua. / Emilio J. de los Santos

Toca decidir ahora qué camino tomar. Se sube al Padornelo de dos formas: por el bosque o por la carretera. El primero es más bonito aunque también más abrupto. Este sendero cayó en desuso en 2012 por las obras del AVE, pero poco a poco se está volviendo a usar. Se interna en el bosque de Tejedelo subiendo el curso del río Requejo. El avance por aquí es algo más complicado y no es recomendable si llueve porque vadea varios arroyos. La otra forma es por el arcén de la carretera nacional durante 7 kilómetros. Lógicamente, siempre que se va por arcén, nos asaltará el aburrimiento, aunque por suerte el tráfico en este tramo es muy escaso y el ascenso es más suave que por el otro recorrido.

En este cruce, junto al cementerio de Requejo, tenemos que decidir si seguir de frente por el bosque o a la derecha por la carretera. En este cruce, junto al cementerio de Requejo, tenemos que decidir si seguir de frente por el bosque o a la derecha por la carretera.

En este cruce, junto al cementerio de Requejo, tenemos que decidir si seguir de frente por el bosque o a la derecha por la carretera.

Desde el ayuntamiento, seguimos por la calle Carrera, pasamos ante el monumento de las Botas Peregrinas y dejamos atrás las casas hasta dar con un nuevo cruce con el cementerio local a la izquierda. Si queremos ir por el bosque, avanzamos de frente. El trazado nos colocará en una arboleda densa que, ascendiendo, irá siguiendo el curso del agua hasta plantarse en el pie del viaducto del AVE. Tras una pista por hormigón, comienza otro tramo de tierra que se aproxima a una casa abandonada. A la derecha se llega al vado del río Requejo. No hay puente, por lo que hay que recurrir a las piedras con mucho cuidado. Zigzagueando, se asciende hasta una pradera. El recorrido no estará muy definido: hay que subir un poco más hasta una cruz que marca el alto.

Puerto del Padornelo visto desde la carretera. Puerto del Padornelo visto desde la carretera.

Puerto del Padornelo visto desde la carretera. / Emilio J. de los Santos

Si optamos por la carretera todo es mucho más sencillo. En la intersección del cementerio a la salida de Requejo, giramos a la derecha para ascender al asfalto de la nacional. Como se ha indicado, son 7 kilómetros de ascenso, pero avanzaremos con pisadas más seguras y sin cansarnos en exceso. En cierto momento, veremos señales que nos proponen bajar de la carretera principal a otra vía más antigua en un nivel inferior y con un firme más deteriorado. Por aquí, nos iremos colocando poco a poco por debajo de N-525 y la A-52. Acabaremos pasando entre las columnas de los viaductos que se adentran en la montaña por los túneles. Nosotros, por nuestro senda, describimos una curva en un ángulo cerrado por la falda del monte hasta alcanzar una subida de cemento muy pronunciada. Al acabarla ya Estaremos en el Alto de Padornelo.

Tendremos que pasar bajo las columnas de los viaductos. Tendremos que pasar bajo las columnas de los viaductos.

Tendremos que pasar bajo las columnas de los viaductos. / Emilio J. de los Santos

Una vez arriba, nos unimos a la otra variante, que llega por la izquierda. Bajamos un poco hasta el arcén de la carretera nacional, rumbo al pueblo de Padornelo, que veremos con claridad en las proximidades. Si queremos ver la iglesia de Santa María de la Asunción, tomamos el primer ramal que sale a la izquierda y seguimos la calle de la Iglesia. Más arriba volvemos a conectar con la general en un área de servicio. Justo aquí comienza a notarse ya el descenso. 

El pueblo de Padornelo, con la iglesia de Santa María de la Asunción. El pueblo de Padornelo, con la iglesia de Santa María de la Asunción.

El pueblo de Padornelo, con la iglesia de Santa María de la Asunción. / Emilio J. de los Santos

Tras dos kilómetros, tomamos la carretera secundaria ZA-106 que sale a la derecha. Iremos poco rato por ella. A escasa distancia, dejamos el asfalto por un sendero que baja a la izquierda. El tramo hasta la aldea de Aciberos es de gran belleza, con partes en las que la senda llega a transitar sobre el cauce de un arroyo. Sólo nos sacará de esta naturaleza salvaje el viaducto de la alta velocidad, que corta todo el paraje de un hachazo. Por fortuna nos perturbará poco, ya que pronto volvemos a penetrar en la arboleda. Un par de serpenteos más y se vadea el río Pedro. Estamos a punto de entrar en Lubián. En total, hay unos 4 km entre esta localidad y el pueblo anterior.

Aproximación a Lubián. Aproximación a Lubián.

Aproximación a Lubián. / Emilio J. de los Santos

El final de esta etapa es un lugar muy pintoresco. Situado en plena tierra de lobos, se ubica un valle rodeado por las verdes sierras Segundera y Gamoneda. Todo desprende un encanto especial y hasta se puede decir que resulta misterioso. Lubián es un municipio fronterizo: entre Zamora y Orense al oeste, entre España y Portugal al sur. Muestra de esto es que sus habitantes hablan castellano y gallego. Uno de los puntos de interés aquí es el Cortello dos Lobos, una antigua trampa empleada para acorralar y cazar a estos animales situada a escasa distancia de la población. Es tal la importancia que tienen estos depredadores para el pueblo que el gentilicio aquí es lubianés o lobo.

Iglesia de San Mamés de Lubián. Iglesia de San Mamés de Lubián.

Iglesia de San Mamés de Lubián. / Emilio J. de los Santos

Galicia, al fin, está a tiro de piedra, pasando las montañas que tenemos al oeste. En la próxima etapa entraremos ya en sus dominios, aunque antes habrá que superar el precioso puerto de La Canda. 

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