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Pesca

El pez grande se come al chico

Cuando Roberto Cotelo Yanguas, lerinés de 50 años, sacó la trucha de 3,2 kilos del río Ega, descubrió en su boca una madrilla intacta. “La pillé recién almorzada”, comenta este pescador

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El pez grande se come al chico
Actualizado el 28/04/2021 a las 06:00
Fue un dos por uno. Cuando Roberto Cotelo Yanguas, lerinés de 50 años, logró sacar la trucha del río Ega y se dispuso a quitarle el anzuelo se encontró en la boca una madrilla entera. “La pillé recién almorzada pero aún tenía más hambre”, comenta este veterano pescador. El ejemplar pescado en Lerín pesó 3,2 kilos y medía unos 70 centímetros. Cotelo explica que es poco frecuente encontrar truchas de este tamaño en este tramo del Ega en Lerín. “Las truchas son territoriales. Lo más probable es que sea del coto de Arínzano, que está 20 kilómetros aguas arriba, y que haya llegado arrastrada con alguna riada”, comenta.
Roberto Cotelo, natural y residente en Lerín, madrugó el pasado sábado para llevar a su mujer al trabajo y después aprovechó para dedicar unas horas a su mayor afición. “Me quedé en el pueblo, en una poza en un meandro”. A las 9.40 horas lanzó el anzuelo con un vinilo de pez artificial como señuelo y notó el tirón.
La trucha dio un buen coletazo. Me costó cinco o seis minutos sacarla del agua, sacando y recogiendo carrete para cansarla. Estaba solo y no tenía sacadera -la red con mango-. Así que tuve que arrimarme a la orilla y agarrarla con cuidado. Fue complicado y agotador”, comenta este lerinés. Una vez fuera del agua es cuando comprobó que la voraz trucha se acababa de comer una madrilla que no había terminado de digerir. “Nunca había visto algo así”, expresa.
Roberto Cotelo suele desplazarse con su hermano a otras provincias, como Huesca y León, para practicar esta afición que bien conoce desde crío. “Vamos bien equipados, con neopreno para entrar en el agua”. Debido al cierre perimetral, esta temporada debe conformarse con los ríos navarros y las limitaciones que marca la normativa foral. “Es lo que toca”, afirma. En 2018 ya pescó una trucha de más de cuatro kilos en el coto del río Aragón. “Pero aquí en Lerín lo es más habitual pescar barbos que truchas y menos de este calibre”, comenta este pescador. Aclara que la trucha pescada ni es arcoiris -especie invasora que hay que sacrificar- ni es autóctona. “Lo más probable es que sea de repoblación del coto intensivo de Arínzano”, opina. En este tramo sí que ocasionalmente se pescan truchas de más de tres kilos. Precisamente, que el ejemplar se haya adaptado a este tramo ciprinícola habla muy bien de la calidad del agua.
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