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La alegría de dos 'aguachinadas'

Aunque Veska Angelova llegó a San Adrián hace 23 años, Saioa Vázquez la bautizó como ‘aguachinada’ -como conocen los vecinos a los nacidos en la localidad- en cuanto la conoció. Comparten, además de su afición al running, una bonita amistad.

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La alegría de dos 'aguachinadas' en San Adrián
Actualizado el 30/05/2019 a las 11:40
La risa de Veska acapara todas las miradas de la plaza Fructuoso Muerza de San Adrián. Mientras, la sonrisa de Saioa le hace eco. “Destinadas a ser amigas”, las unió una San Silvestre hace ya cuatro años, y desde entonces contagian su alegría allí donde calzan las zapatillas. Veska Angelova, nacida en Bulgaria hace 44 años y vecina de San Adrián desde hace 23. Saioa Vázquez, ‘aguachinada’ -así se conoce en San Adrián a los nacidos en la localidad- de 40 y madre de Paz y de Julian, de 14 y 10 años. Sentadas en la terraza del bar The Place, ambas estallan en carcajadas al escuchar a los vecinos de la mesa de al lado: “¿En qué estáis metidas ahora?”.
“Nosotras somos así”, se excusan tras las risotadas y el alboroto que han despertado.

Saioa: Me encanta Veska, ¿cómo no la he conocido antes?
Veska: Me lo paso bomba con ella, he aprendido a divertirme más.
Mientras relatan cómo se conocieron, muestran con sus gestos el cariño y la admiración que ambas se profesan. “Empezamos a hablar en un bar, en plan divertido”, dice Veska. “Sí, aunque nos conocíamos del pueblo, es verdad que nunca antes habíamos charlado”, termina Saioa. Veska llevaba entonces en San Adrián 19 años, y sus círculos empezaban a mezclarse. Ambas buscaban una San Silvestre con la que acabar el año, y hallaron en ese bar mucho más que una compañera de carreras.
23 AÑOS EN SAN ADRIÁN
Lo que más ha cambiado de la Veska de hace 20 años y la de ahora son sus conocidos. Ahora, casada con un adrianés desde hace 10, explica que los inicios no fueron tan sencillos. Quería volver a casa y a su entorno, y echaba de menos a sus amigos.
V: Empecé a trabajar, y primero me relacioné con mis compañeros y con los búlgaros. Me acuerdo que aquí -por San Adrián- no había apenas búlgaros, e íbamos a otros pueblos porque no conocíamos a nadie. Aunque otras compañeras tenían más problemas para relacionarse que yo.
S: Igual era por su carácter.
V: No, era gente maja. Quizá no sabían hablar bien y siempre estaban más apartadas.
S: Pero tú te apañabas bien con el castellano, ¡qué máquina!
V: -Ríe-. Y ahora, claro, conozco a mucha gente. Es como si coges a cualquier persona del pueblo y le preguntas cómo se siente en San Adrián, para mí es lo mismo. Vivo aquí, esta es mi casa, mi pueblo, he pasado aquí más tiempo que en mi país.
S: Adoptada, ‘aguachinada’.
UNA CONVIVENCIA SENCILLA
Pese a que Veska practica la religión ortodoxa, declara sentir las tradiciones del municipio navarro como propias. Aunque eso no significa que haya olvidado las búlgaras. De hecho, celebró dos bodas: una en San Adrián “por lo civil” y otra en Bulgaria en una iglesia ortodoxa. Su carácter, dice, ayuda. Hace suya cualquier celebración. “Participo en la organización de la Cabalgata de Reyes, en el Belén viviente.... Por ejemplo, cuando me adherí a la cofradía de San Isidro estuve con mucha gente con la que hasta entonces no había hablado, y varios me dijeron: Jo, no te conocía, ¡pero qué maja eres!”.
Lo mismo ocurre con la fiesta del Rocío, organizada cada año por la Casa de Andalucía de San Adrián. Como si se tratase de una andaluza más, Veska disfruta del festejo y comparte bailes y risas con cualquiera que participe. Porque, tal y como revela después, mucha gente que no es andaluza se une.
V: La gente va porque le encanta vestirse de flamenca, como a mí.
S: Los andaluces son un buen ejemplo de convivencia, porque han traído aquí sus fiestas y están muy integrados. Hace años hubo mucha inmigración; me acuerdo de que cuando era pequeña a las vecinas andaluzas de mi abuela les gustaba encalar -pintar de blanco- la cocina, y a mí me hacía una gracia que para qué. Son costumbres que han traído aquí y oye, ahí está la convivencia.
“Nosotras también somos un buen ejemplo de convivencia”, afirma Saioa entre risas. “En un pueblo de casi 7000 habitantes, es imposible conocer a todo el mundo, pero sí respetar y tolerar sus costumbres, aunque sean diferentes. Y por supuesto, si alguien está en apuros le voy a ayudar en lo que pueda”, continúa.
Veska es de la misma opinión. Añade que, desde su punto de vista, tiene más que ver con el carácter de la persona y lo abierta que esté a conocer gente. “Si eres cerrado o frío y no hablas mucho, tienes más problemas para relacionarte”, valora.
S: Cuando viniste a San Adrián, ¿ya lo hacías con la intención de quedarte?
V: No, a los dos meses quería volverme, pero fue solo al principio, lejos de tu familia, amigos…
S: Sí, de tu rutina.
V: Claro. Ahora cuando voy a Bulgaria a pasar 10 días o dos semanas, los primeros días se me pasan rápido porque veo a todo el mundo, pero luego necesito volver a mi vida normal.
S: Estas hecha a la vida aquí. ¿Y tienes amigas que vinieron contigo y se hayan vuelto?
V: Si, unas cuantas familias.
S: Es que muchas veces sales de casa por necesidad o por probar suerte, pero sin la intención de quedarte a vivir fuera, y entonces el hecho de integrarte o conocer gente no te preocupa tanto.
V: Pero empiezas a tener tu trabajo, tus cosas… Supongo que cuando me casé ya vi claro lo de quedarme aquí, pero es verdad que muchos años antes ya era una idea que rondaba por mi cabeza. Luego llegó el amor, la chispa… Y sobre todo es que ya me siento más de aquí.
Veska Angelova
Me llamo Veska Angelova Mihaleva. Nací en Bulgaria hace 44 años y soy vecina de San Adrián desde hace 23. Me gusta la literatura romántica y ahora estoy leyendo ‘La proposición del señor Baker’, de Andrea Adrich. Y siento pasión por el running.
 
Saioa Vázquez
Me llamo Saioa Vázquez Gil de Gómez, tengo 40 años y soy vecina de San Adrián. Soy madre de dos hijos, Paz, de 14 años y Julián, de 10. Me encanta salir a correr, sobre todo con Veska, y practico yoga. Ahora estoy leyendo un libro sobre crecimiento personal muy interesante.
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