La niña de Rajoy

"ME LO DIJO CON EL TIEMPO SUFICIENTE" Soraya Sáenz de Santamaría no quiso desvelar cuándo le propuso Rajoy ser la nueva portavoz del partido en el Congreso pero si aclaró que fue en una conversación cara a cara, no telefónica, y "con el tiempo suficiente". La primera persona a la que ella llamó después fue a su marido, porque es a quien "más va a cambiar la vida" mi trabajo. EFE

CON sólo 36 años, Soraya Sáenz de Santamaría es desde ayer una de las actrices principales de la película de la próxima legislatura, estatus que ha alcanzado en un mundo de veteranos y hábiles negociadores gracias a su capacidad de trabajo y a la lealtad a su gran valedor, Mariano Rajoy.

Cuando tras el 9-M le preguntaban qué haría en el partido, ella siempre contestaba: "Lo que decida Mariano. Lo que quiera el jefe".

Nacida en Valladolid en junio de 1971, Sáenz de Santamaría trabajó como asesora de Rajoy, "el jefe", cuando era vicepresidente del Gobierno y cuando, más tarde, entre los años 2003 y 2004, fue secretario general del PP.

Era un cometido de despacho, lejos de los focos, de ordenador y enormes pilas de documentos, lejos de la atención de los medios. Un trabajo callado, que es lo que más le gusta a Soraya.

Congresista en 2004

Con sigilo entró en el Congreso, en sustitución de Rodrigo Rato, quien en 2004 fue nombrado director del Fondo Monetario Internacional. Ella tenía 32 años.

Esta legislatura, debido a su designación en el PP como secretaria de Política Autonómica, fue la del salto al primer plano, la del protagonismo absoluto, y sin que ella lo quisiera, siempre por las circunstancias que otros motivaban.

Las circunstancias fueron la reforma de los estatutos de autonomía que impulsó entonces el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

Sáenz de Santamaría es licenciada en Derecho por la Universidad de Valladolid, en donde obtuvo el premio Fin de Carrera. Poco después se convirtió en abogada del Estado y en profesora asociada de derecho administrativo en la Universidad Carlos III.

Con este bagaje, Sáenz de Santamaría se presentó ante los negociadores del nuevo Estatuto de Cataluña en un escenario adverso porque el PP se había escorado de las negociaciones desde el primer momento. Pero se hizo un nombre y pronto acabó con las suspicacias. Joan Ridao (ERC), en sus antípodas políticas, habla maravillas de ella, al igual que Ramón Jáuregui, el próximo secretario general del grupo socialista en el Congreso.

Tiene carácter, le molesta el machismo, si algo la incordia, levanta la voz pero siempre con educación. Más bien baja de estatura, hace gala de un sonrisa en las conversaciones compatible con la seriedad al negociar.

Estatutos y negociaciones

Tras el de Cataluña, y antes el de la Comunidad Valenciana, vinieron los nuevos estatutos de Andalucía, Baleares, Aragón y Castilla y León, y en todas las negociaciones estuvo presente Sáenz de Santamaría.

Tras las reuniones hablaba con los periodistas y no perdía la sonrisa ni el tiempo para soltar algún chascarrillo sobre la paciencia de su marido, Iván Rosa, abogado del Estado, con el que está casado hace poco más de un año.

Ya entonces añoraba los tiempos del despacho, del trabajo en silencio, pero sabía que difícilmente podría volver a ellos. Por su capacidad de trabajo, fue premiada "diputada revelación" en 2005 por los periodistas parlamentarios.